Una Fe que Florece en el Desierto, una fiesta de Amor y Sacrificio.

Con un corazón lleno de inmensa fe, esperanza y amor, más de 20.000 peregrinos de Perú y el norte de Chile, llegaron hasta la montaña santa, al Santuario pre cordillerano de Livilcar de Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas,
Patrona de la Diócesis de San Marcos de Arica. Lo hicieron luego de unas cuatro horas de camino a pié, guiados sólo por una huella entre quebradas y desierto, y con la enorme esperanza de contemplar la imágen de María grabada en una peña.

Arrodillados en la presencia de la "Palomita Blanca", dar gracias por los dones concedidos, suplicar una gracia ante las angustias de la vida, sentirse acogidos y escuchados por la Madre de Dios, y presentarle sus hijos pequeños o recién nacidos, invocar su bendición, y reconciliarse con el Señor.

Es una fiesta religiosa que se remonta al siglo XVI, y en donde la intensa piedad popular se manifiesta en modo singular en las 22 sociedades de Bailes Religiosos, que mediante el canto, la danza y al son de las bandas de bronce anuncian y dan un conmovedor testimonio de fe.

La urgencia y belleza de la transmisión de la fe, el año de la Misión Joven, el cuidado y promoción de las tradiciones religiosas, y el rol de la Santísima Virgen en la historia de la Salvación y como camino para llegar a Jesús y vivir el Evangelio, fueron los anuncios que durante la fiesta hizo Monseñor Héctor Vargas.

Fuente: Comunicaciones Arica
ARICA, 10-10-2012