La Liturgia de Viernes Santo fue presidida por Mons. Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso en la Iglesia Catedral. La Liturgia nos presenta la cruz para que la veneremos y la lectura de la Pasión para hacer memoria de los últimos momentos de la vida terrena de Jesús.

Concluida la oración universal, se realizó la Adoración de la Cruz. Para ese momento, Mons. Pedro Ossandón ingresó por la nave central de la Iglesia Catedral con la cruz en alto. Luego, los fieles presentes se acercaron a la Cruz y la besaron. Durante la Liturgia, se efectuó la Colecta por los Lugares Santos. Con la Santa Comunión terminó esta celebración.

Vía Crucis

El Viernes Santo finalizó con el Vía Crucis encabezado por Mons. Pedro Ossandón en la Iglesia Catedral de Valparaíso. Con cada una de las estaciones recordamos los últimos momentos de la vida de Jesús, desde que fue condenado a muerte hasta su sepultura.

Al finalizar el Vía Crucis, Mons. Ossandón reflexionó sobre nuestra Madre la Virgen Santísima. “Ella es nuestra madre, porque es la madre de Cristo. Madre Santísima ayúdanos a seguir a Jesús. Tú lo recibiste en tus brazos cuando el niño nació pobre, humilde en el pesebre de Belén. Tú ya conociste el misterio de la pasión de Cristo. Conociste la vida y las esperanzas, el sufrimiento de los migrantes. Acompañaste a tu niño Jesús en la peregrinación a Jerusalén y cuando ya regresaban te diste cuenta con San José que el niño se había perdido, qué dolor, es un anticipo que te va preparando a la pasión y muerte de tu hijo Jesús. Cómo corriste con San José, qué desesperación no saber dónde está, qué le habrá pasado a tu hijo. Qué alegría cuando junto con San José descubrieron a Jesús en el Templo mostrando la sabiduría de Dios”.

“Lo acompañaste en el inicio de su ministerio, de su servicio evangelizador, supiste el nombre de cada uno de los apóstoles que tu hijo fue llamando, con cuánta prudencia y respeto acompañaste a Jesús, te maravillaste cómo realizó su primer milagro. Lo acompañaste en su ministerio evangelizador, fuiste testigo de cómo Cristo iba siendo seguido. Al mismo tiempo fuiste conociendo las noticias de la persecución injusta contra tu hijo, fuiste dándote cuenta de las negaciones de sus amigos, la traición de Judas y el juicio injusto que llevó a la cruz a tu hijo. Te mantuviste firme al pie de la cruz, nunca perdiste la fe. Tú creíste, tú confiaste en Dios fiel en esa fragilidad extrema. Cuando todo parecía perdido, tú te mantuviste firme en la roca sólida, la fe en Jesucristo y en Dios nuestro Padre, llena de la fuerza y de los dones del Espíritu de Jesús, tu hijo muy amado. Tú eres Santísima Madre la que mejor nos puede ayudar a conocer, amar, seguir a Cristo. Por eso acudimos siempre a ti, tú nunca nos dejas solos”.

“Queremos contigo abrazar a Cristo muerto en la cruz, queremos aprender de ti a asumir todas nuestras cruces. Nos enseñas a abrazar a Cristo en el pesebre, acompañar a Jesús conociendo sus enseñanzas. Tú nos enseñas a conocer, a superar y recibir la fortaleza de Dios. También queremos estar en tus brazos, cuando más frágiles estamos Cristo nos toma, cuando más dolorosas son nuestras heridas Cristo las sufre por nosotros. El amor de María por su hijo muerto en la cruz lo recibimos con generosidad. También te vamos a acompañar en el día de la Resurrección, contigo recibiremos el don del Espíritu Santo porque también serás la madre de la Iglesia”.

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Fuente: Comunicaciones de Valparaíso
Valparaíso, 20-04-2019