Un nuevo sacerdote y dos diáconos en tránsito para la Iglesia

Un nuevo sacerdote y dos diáconos en tránsito para la Iglesia

El viernes 19 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la Diócesis de Villarrica recibió con gran alegría el don de un nuevo sacerdote y dos diáconos en tránsito al sacerdocio.

 
Lunes 22 de Junio de 2020
Ver Galería
Mons. Francisco Javier Stegmeier, Obispo diocesano, ordenó Sacerdote del Señor a Roberto Félix Mera Suazo (27 años), quien escogió como lema sacerdotal «Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).

Nuestro Obispo ordenó también Diácono en tránsito al sacerdocio a Reginaldo do Santos (38 años), quien escogió como lema «Hagan todo lo que Jesús les diga» (Jn 2,5); y a Sebastián Eduardo Molina Carrasco (32 años), cuyo lema es «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» (Hb 10,9).



La fecha de las ordenaciones se escogió por su profunda significación: la Solemnidad del Sagrado Corazón es la fiesta patronal de la diócesis y de la parroquia catedral, además de celebrarse la Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los Sacerdotes.

La celebración se llevó a cabo en la Catedral de Villarrica, bajo las medidas de prevención establecidas por el Ministerio de Salud – Código Sanitario y Dl 2763 – y las Disposiciones litúrgicas con ocasión del COVID-19 Villarrica en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid19.

Las dimensiones de la catedral permitieron el distanciamiento social establecido por la normativa sanitaria, por lo que pudieron estar presentes algunos familiares; representantes del clero y de los diáconos; un representante de las parroquias de los ordenados; una representante de la vida religiosa; una encargada de la transmisión; algunos servidores del altar y coro.



Pese al limitado número de asistentes en el templo, los ordenados estuvieron acompañados por miles de personas que se conectaron a la transmisión de la celebración por las redes sociales, desde distintos puntos de Chile y otros países como Brasil, de donde es Reginaldo.

Es así como familiares, amigos, comunidades religiosas y fieles de la diócesis fueron testigos del “sí” generoso que dieron estos hermanos, a quienes expresaron su gratitud y sincero cariño mediante comentarios en las transmisiones de Facebook y YouTube.

«Vengan a mí» para que «vayan a todos»



Con la mirada puesta en cada uno de los ordenandos, Mons. Stegmeier reflexionó sobre el llamado que Jesús hace en el Evangelio de este día, «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11,25-30):

“‘Vengan a mí’. Roberto, Reginaldo y Sebastián vayan siempre al Señor, a la fuente de todo bien. Vayan al corazón del ministerio sacerdotal, que es el mismo Jesús. Él les invita a que le traten como a un amigo, porque Él les ofrece su amistad como nadie lo puede hacer. En el amor del Señor podrán purificar, sanar, elevar todos los amores humanos. El celibato se convertirá en Ustedes no en una carga intolerable, sino que será la expresión del amor de Cristo por todos. Experimentarán que si Él les ama de esta manera, también ustedes podrán amar como Cristo y ofrecer a todos su amor.

‘Vengan a mi’. En sus cansancios y agobios busquen alivio, fortaleza, paz y alegría en el Señor: en la escucha de su Palabra, en la comunión de su Cuerpo y Sangre, en la oración de la Liturgia de las Horas y en la meditación, en la confesión de sus pecados, en María, en la fraternidad sacerdotal, en el consejo de un director espiritual, en la comunión con la Iglesia, expresada en su obispo, en el presbiterio y en la Diócesis.

‘Vengan a mi’. Vayan siempre a Jesús, una y otra vez, especialmente en su presencia eucarística, y verán que se cumplirá la promesa del Señor: «El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed» (Jn 6,35). Saciados del amor de Jesucristo, se suscitará en ustedes la efusividad del amor. El mismo que les dice ‘vengan a mí’, les dice «vayan a todos» (Mt 28,19). La identidad sacerdotal, el volver siempre a su esencia, se expresa en la catolicidad del ministerio, según los propios carismas e irrepetibles características personales de cada ministro.

El amor verdadero, el amor cristiano es siempre universal, es siempre católico. Nunca es exclusivo con nadie. Nunca es excluyente de nadie. ‘Vayan a todos’ porque todos necesitan a Jesucristo. Vayan a todos siempre como sacerdotes. Que todos vean en ustedes, siempre, en todo lugar y circunstancia, al ministro de Cristo. ‘Vayan a todos’, para que todos ‘vengan a mí’. No es otra la misión de la Iglesia y de sus ministros ordenados”.

Gratitud y oración



Mons. Stegmeier aprovechó la ocasión para agradecer a todos los fieles de la diócesis que han acompañado a estos tres hermanos en su camino al sacerdocio, especialmente los de las parroquias donde ellos sirven: Inmaculada Concepción de Loncoche, San Francisco de Padre de las Casas y Sagrado Corazón de Villarrica.

Asimismo, agradeció a las religiosas que han acompañado a estos jóvenes en la oración y en el apostolado activo. A los diáconos, por recibir como nuevos hermanos a Reginaldo y Sebastián. A los sacerdotes, por acoger a Roberto, quien será “como un hermano menor que tendrá que aprender mucho de la experiencia y sabiduría de sus hermanos mayores”.

Gratitud también al Seminario Mayor San Fidel, representado por su Rector, P. Javier Silva, su formador, P. Cristian Rivera y su Director Espiritual, P. Pablo Fernández – Martos. Y a los maestros de ceremonia y a los seminaristas por su dedicación a preparar esta celebración.

El Obispo guardó sus palabras finales para las familias de los ordenados: “Agradezco muy especialmente a sus padres. Ellos han sido los primeros y fundamentales educadores en humanidad y en vida cristiana y eclesial de quienes hoy se ordenan. Ellos son hoy, en gran medida, lo que han recibido de sus padres. Y también el sacramento del orden y su ejercicio ministerial serán vividos con el carácter personal de cada uno, que expresa el aporte de los padres, de la historia familiar, de la experiencia eclesial y de la relación personal con el Señor.

Todo esto, que configura la personalidad de cada uno, está abierto a crecer en madurez cristiana, animados por la caridad, el amor infundido por el Espíritu Santo que suscita la libertad de los hijos de Dios y que en el sacerdote se expresa en el don de sí hasta dar la vida por Cristo y por los demás”.

Al concluir, Mons. Stegmeier pidió a todos orar siempre por Roberto, Reginaldo y Sebastián: “Son jóvenes, experimentan la debilidad de su condición pecadora, de la fuerza de la tentación del demonio y la seducción de la mentalidad mundana. Oren por ellos, por intercesión de la Virgen María, para que sea el amor de Cristo quien les haga ser siempre fieles a su vocación y que «la alegría del Señor sea su fortaleza» (Neh 8,10)”.

Puede leer la homilía completa de Mons. Stegmeier en el siguiente enlace:

Fuente: Comunicaciones Villarrica
Villarrica, 22-06-2020