Transmitir la fe en la era virtual

Transmitir la fe en la era virtual

En estos tiempos en que los medios digitales tienen un gran impacto, principalmente, entre los niños, jóvenes y adolescentes, nuestra participación en la Eucaristía ha debido ser, en estos meses, por medio del mundo virtual, y no siempre puede resultar fácil para ellos participar en la celebración de la Misa, por ello es importante impulsar un crecimiento en valores cristianos acompañándoles y transmitiéndoles la propia experiencia de fe.

 
Miércoles 26 de Agosto de 2020
Transmitir la fe en Jesucristo, aceptarlo como Dios, agradecer el don de la Redención, no es sólo una cuestión de enseñar valores, es y será siempre un más, ya que nos adentramos en el ámbito de lo sobrenatural donde la vivencia de la fe juega un rol fundamental.

Aquí se trata de ver, cómo facilitar, en estos tiempos de crisis, que los niños y adolescentes se sientan atraídos por la persona del Hijo de María y de su padre llamado José, que sientan la inquietud por conocerlo y buscar una relación personal con Él, de tal manera que puedan descubrir a un Dios que existe, que nos quiere, que nos busca, que nos acompaña, porque es amor y nos ama inmensamente. ¿Podremos trasmitir esa verdad de fe en Jesús de Nazaret, el Dios con nosotros, que es capaz de transformar la vida y al cual hoy nos unimos por medio de un rito que seguimos virtualmente?

Siempre la familia juega un rol importante en la formación de la prole. Son los padres y quienes sostienen un hogar, los principales formadores para la vida y cada persona con sus actos refleja la formación recibida en casa. La armonía, la paz, el amor, la fe son la gran riqueza de una familia que se debe cuidar, transmitir y cultivar.

Un papel importante en la enseñanza juegan hoy los medios de comunicación, los niños y jóvenes son muy diestros en las tecnologías de la información y la comunicación, adquiriendo grandes habilidades para el mundo digital y virtual; así las cosas, ¿cómo motivarles en familia para que sean ellos los interesados y técnicos en la primera línea que preparen la transmisión de la Santa Misa online? Es muy necesario hablar de Dios en casa y cuando comienza la transmisión de la Santa Misa, motivar y estimular un ambiente de recogimiento que lleve al encuentro espiritual con el Señor, y esto puede resultar una tarea desafiante para el grupo familiar. Son los padres, el grupo familiar que cree y reza unida, la que debe ser lo más certera posible para transmitir los valores de fe y traspasar a los hijos esa fe que nos legaron los padres y abuelos en épocas que eran muy diferentes. Por más familiarizados que los niños estén con estos medios, si no encuentran sentido a lo que ven, pierden rápidamente el interés una vez que pasa la novedad. El desafío para la familia es interesarse e interesarlos para descubrir a un Dios que a través de un rito que no es mágico, se manifiesta y se realiza amando.

Conforme a la experiencia pastoral recogida en la escucha y animación en la fe en estos días de pandemia que estamos viviendo, creo que para ayudar a las familias y tratar de tener una participación activa y productiva desde un medio virtual al momento de participar en la Santa Misa, sería conveniente, entre muchos otros aspectos, tener presente que lo que se quiere potenciar es la fe, la confianza en el Señor que nos mantiene viva la esperanza y nos llama a cumplir sus preceptos y desea que permanezcamos en la escucha atenta de su Palabra, que deseemos y busquemos ser unos con Él. El rito transmitido por vía virtual, nos ayuda a unirnos con un misterio sobrenatural que siendo Inmenso, se hace pequeño y cercano también. Participar en familia de forma adecuada conlleva crear un ambiente comunitario especial de armonía familiar, de amistad, de silencio y reflexión, y al rezar juntos, se ven fortalecidos los vínculos, pues hay en la celebración de la Misa una llamada permanente a la reflexión y conversión, una alabanza a Dios en su misterio de amor que perdona siempre y acompaña, hay una Palabra esperanzadora de vida plena, hay un misterio de amor que a través del sacramento fortalece desde dentro y hay un servicio de la Iglesia que busca transmitir la Verdad de Dios que debe asimilarse en la propia vida. Comunicarles esto a los niños y jóvenes en la dimensión amorosa, misericordiosa, providente de Dios, mejora la vida diaria de cada uno y los vínculos de solidaridad familiar son solidificados. Pero, es necesaria una motivación seria, previa y permanente de los padres o jefes de hogar y hacerlo de forma inadecuada podría hacer caer en un rito lleno de contenido pero vacío.

Así como el mundo digital estimula la creatividad, el mundo virtual también trata de hacerlo. Cuando se establece un nexo de oración se debe estimular la creatividad para motivar, ver​ juntos, rezar juntos y participar con sus hijos en el rito, fomentará las interacciones, el aprendizaje, estrechará los lazos de familia y fraternidad con los demás; la creatividad de los padres estimulará a sus hijos para preparar ambientes más adecuados, como dejar de lado por un momento las propias conexiones a redes sociales, adornar con flores el lugar, encender un cirio, poner una imagen, etc. La fe estimula y guía para vivir y crecer en comunidad. Pensar, motivar y crear un ambiente adecuado es también rezar buscando la intimidad con Dios que siempre habla al corazón, es ayudar a ser más activos en el compromiso con un ideal comunitario, estimula el sentido de Iglesia, de pueblo de Dios y es una buena forma para mostrarles a los más pequeños, un espíritu cristiano que se preocupa, que se dispone para unirse como familia y desde ahí a través de la oración, unirse a las realidades de los demás que son también parte de la Iglesia. De este modo participando en familia en un momento de quietud, los padres tendrán la oportunidad de compartir sus propias experiencias y perspectivas de la vida con sus hijos, de escuchar sus peticiones, momentos que facilitará conocerse más y dar mejores y más asertivos consejos cuando sea el momento. Un buen consejo no tiene precio, además con Dios en la vida resulta todo más fácil.

Transmitir la fe no es sólo un consejo sino una enseñanza de vida. Aquí se trata no sólo de trasmitir valores sino la fe que da nueva vida, entonces se debe buscar ser un buen ejemplo en virtudes cristianas, como por ejemplo la “paciencia” para responder a cada intervención del niño que pregunta, por qué de tal gesto o palabra que se dice, también frente a los adolescentes surgen dudas y cuestionamientos donde los padres vuelven a ser catequistas porque deben aclarar y explicar. La virtud de la paciencia, de la escucha y atención juega un rol importante y los niños y jóvenes siempre necesitan ser atendidos. Sin un testimonio claro, o ante la indiferencia, o los vicios, o cualquier debilidad, la crítica aparecerá y el rol de padres y formadores no logrará su objetivo. La honestidad, la consideración y la coherencia no deben faltar. No pocas veces la fe implicará vencer el miedo, creer, esperar contra toda esperanza, y ser optimistas ante la crisis, depositar la confianza en el Señor y guardar silencio sobre las propias aprehensiones. Testimoniar la confianza en un Dios Providente, ante el cual se manifiesta el agradecimiento por el trabajo, la salud, la unidad familiar, la Gracia de la Redención y tantas cosas más, es la firme esperanza ante la adversidad. Una vida desesperanzada es una vida sombría, con Dios se camina en la vida con el esplendor de la esperanza y del amor…

Al momento de rezar unidos depositando la confianza en Dios, y frente a una transmisión virtual, una imagen religiosa que esté en casa también puede estimular la fe, más aún si es un antiguo recuerdo de familia, será útil para explicar la presencia de Dios en personas que nos transmitieron la fe y esperaron siempre en Él, esto será un valioso estímulo, recordemos que los niños son visuales y las imágenes ayudan a transmitir más de lo que podemos explicar, y en esto de la vivencia de fe, una imagen puede transmitir más que muchas palabras.

Una forma concreta de manifestar la experiencia de fe, será la sensibilidad que los adultos puedan demostrar frente a las necesidades de las personas que sufren. Las ayudas sociales que la Iglesia realiza y que se difunden por distintos medios virtuales, a los jóvenes les motiva y es allí donde los padres comprometidos en la acción social y sensibles ante las necesidades de la propia familia y de otros, motivará, recordemos que los adolescentes muchas veces son muy críticos y es ese el momento para aclararles la diferencia que existe entre altruismo y vida evangélica: el altruistas no es necesario que tenga fe para ser una buena persona, lo es porque sí quiere serlo, en cambio, el cristiano va al encuentro del hermano que sufre siguiendo el ejemplo de Jesucristo quien se pone de pie y lava los pies a sus discípulos, además la gloria de Dios para un cristiano está en el servicio que se pueda entregar, especialmente, al necesitado. La mejor forma de enseñar y vivir la Eucaristía junto a la familia, es procurar dar un buen ejemplo de vida comprometidos con Cristo, tener sensibilidad, amabilidad, buenos modales, etc., pero por sobre todo el empeño por ser fiel al seguimiento de Jesús. Debido a que los niños son grandes imitadores, la persona adulta que sigue la Misa virtualmente, es la que debe estar más disponible y conectado con lo que se celebra en la Eucaristía, buscando penetrar en el rito que une al misterio de Dios y transforma por la fuerza del amor. Una verdad de fe en Jesucristo siempre invita a trabajar por ser mejor, a la solidaridad, a crecer juntos, comprometerse juntos y reflexionando juntos conseguir una mayor madurez y crecimiento en la fe. La palabra convence pero el ejemplo arrastra y en casa los adultos son quienes modelan la conducta de los más pequeños y es primeramente ante ellos que se debe testimoniar la fe.

A los niños siempre les costará estar atentos a la transmisión virtual, pero, con paciencia, empatía y con una estrategia adecuada como formadores cristianos, buscar siempre la ocasión para transmitir la fuerza de la fe desde la propia vivencia con Dios, seguir adelante con optimismo y confianza, para que así el niño o el adolescente, logre la familiaridad con Dios que es amor, así como lo hicieron la familia de María y José, enseñando a Jesús en Nazaret.

Padre José Miguel San Martín, OFM. Colaborador de la Vicaría Pastoral Para el Servicio de la Niñez.

Revista Nuestra Iglesia, Julio 2020


Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 26-08-2020