Solemne Misa Crismal en la Catedral de Punta Arenas

Solemne Misa Crismal en la Catedral de Punta Arenas

Se pudo realizar en la diócesis de Punta Arenas con un aforo de 75 personas por encontrarse en fase 3 del plan paso a paso.

 
Jueves 01 de Abril de 2021
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Bajo estrictas medidas sanitarias en la Iglesia Catedral de Punta Arenas se pudo desarrollar la Misa Crismal sin la presencia de fieles, el día miércoles 31 de marzo por la tarde. En ella participaron los sacerdotes de la diócesis, las religiosas y los diáconos junto a sus esposas.

El obispo de Punta Arenas se mostró muy contento de poder realizar esta Eucaristía, ya que el año 2020 no se realizó eso si lamentó que se desarrolló sin la presencia de fieles por el aforo limitado. Pero se transmitió por ITV Patagonia y los canales digitales de la diócesis.
El obispo en su homilía señaló: “El año pasado no fue posible encontrarnos para celebrar nuestro “miércoles Santo”, una jornada que vivíamos en retiro y reflexión para profundizar nuestro misterio sacerdotal.

Este año, podemos celebrarlo con las restricciones que nos permiten las normas sanitarias, que ciertamente, no refleja la riqueza del Pueblo de Dios, ya que los grandes ausentes son nuestros hermanos laicos, a quienes dedicamos nuestro servicio sacerdotal.

Este momento de reflexión deseo centrarlo en dos momentos: recordar el sentido del óleo en la Escritura y detenernos en tres elementos que destaca la renovación de las promesas sacerdotales.

1.- El aceite, don de Dios

Hace varios años que no acudía al texto de LEON-DUFOUR, Vocabulario de Teologí¬a Bí¬blica, para buscar el sentido de la palabra aceite, óleo.

Allí, lo primera que aparece, es que el aceite es don de Dios. Como el vino y el trigo, son alimentos esenciales que Dios da a su pueblo. En una tierra rica de olivos, su fruto es dado gratuitamente, por ello que el aceite aparece como una bendición divina. Dios lo ha dado. Su abundancia es signo de salvación y felicidad escatológica.

El aceite, no solo es para el alimento, sino también es un ungüento que perfuma el cuerpo, fortifica los miembros y suaviza las llagas. Finalmente el aceite era utilizado en las lámparas, para dar luz.

El aceite, no se puede ocupar para rendir culto a los dioses. Pues, el culto tiene relación con la fidelidad a la alianza. Para ser fiel a la alianza, no solo se requiere añadir aceite a las oblaciones, sino, observan lo que agrada a Dios: la justicia y el amor.

El derramar aceite sobre la cabeza de alguien significa desearle alegrí¬a y felicidad y darle una prueba de amistad y de honor. La unción a los reyes con óleo, se le llama también “óleo de la alegrí¬a”; este aceite, signo exterior de la elección divina, va acompañado de la irrupción del Espíritu, que toma posesión del elegido.

Este nexo entre la unción y el Espíritu da lugar al simbolismo fundamental del aceite en los sacramentos cristianos, particularmente en la unción de los enfermos mencionada ya en la epí¬stola de Santiago; los santos óleos comunican al cristiano la gracia multiforme del Espíritu Santo, del Espíritu que hace a Jesús el ungido por excelencia el Mesías.

2.- El segundo aspecto, que los invito a reflexionar, se refiere a tres elementos que constituyen nuestra renovación sacerdotal.

• ser fieles administradores o dispensadores de los misterios de Dios;
• desempeñar lealmente el ministerio de la predicación y de la catequesis o enseñanza;
• y tener celo apostólico o caridad pastoral.

En primer lugar, ser buenos “administradores de los misterios de Dios” (1 Cor 4, 1), como afirma San Pablo en los Corintios. Efectivamente, hemos sido constituidos desde el día de nuestra ordenación, como administradores y no como dueños o patrones. Llevamos en nuestras vasijas de barro, el tesoro del Evangelio y la gracia de Dios que derrama a la humanidad. Esto nos recuerda que en nuestro trabajo pastoral, debemos cuidar y respetar el depósito de la fe. También ser respetuoso y cuidar en la administración de los sacramentos las normas litúrgicas que ha establecido la Iglesia.

Nuestros criterios pastorales, pasan y se disciernen en el querer de la Iglesia, no es nuestro modo de pensar y de querer lo que prima, sino lo que desea la Iglesia, en la cual hemos sido constituidos fieles dispensadores del misterio de Dios.

Estimados hermanos sacerdotes, debemos pensar de modo seguido en aquello que se nos ha confiado: nada menos que administrar el tesoro de la salvación. Al celebrar los sacramentos, hacemos presente en el hoy, la redención que obtuvo Jesucristo y que llega a nosotros y por medio nuestro a todos nuestros hermanos. Solo el presidir la Eucaristía, nos coloca en una íntima comunión con el Señor, donde por medio nuestro se hace presente realmente bajo el signo del pan y del vino.

Al ir terminando, deseo agradecer de corazón el testimonio, la entrega y el servicio de cada uno de nuestros sacerdotes, son ellos, quienes con esfuerzo y creatividad han sabido llevar adelante la tarea pastoral de nuestra Iglesia Magallánica en estos duros tiempos de Pandemia. Para ustedes se eleva esta tarde nuestra oración a Dios, pidiendo por cada una de sus intenciones ya trabajos pastorales.

Que la Virgen María, Nuestra Señora del Carmen y Auxilio del pueblo cristiano, sostenga nuestras vidas y nos muestre a su Hijo Jesucristo para que sintamos lo mismo que vivieron los servidores de las bodas de Caná: “Hagan lo que él les diga”(Jn 2, 5).

Al Señor Jesucristo Único Sacerdote, sea el poder, la sabiduría y la gloria, por los Siglos de los Siglos. Amén. Concluyó.

Fuente: Comunicaciones Punta Arenas
Punta Arenas, 01-04-2021