En la Santa Misa, que fue presidida por el Vicario general de la Diócesis de Osorno, padre Cristian Cárdenas Aguilar, se congregó un pequeño grupo de fieles, siempre en estricto resguardo del aforo y las medidas sanitarias exigidas por la autoridad, donde cantaron al Señor de la vida e hicieron su acción de gracias.

Entre la asamblea, una vecina dio gracias a Dios por “los testimonios de vida de tantas personas que han participado en esta parroquia: sacerdotes, religiosas, agentes pastorales, diáconos. Cada uno ha dejado una huella diferente en la vida de los fieles, enseñanzas y capacitaciones para poder entregar la Palabra de Dios y el testimonio de vida en nuestras comunidades”.

“Gracias por esas 11 comunidades que representa nuestra parroquia, que ahora estamos alejadas, solo territorialmente, no espiritualmente, porque estamos unidos en el Señor, cada una rogando a Dios Padre y a San Pedro Apóstol, para que un día volvamos a reunirnos en la Iglesia de manera personal”, añadió.

También el padre Cristian, dio gracias a Dios por “la vida que hemos recibido y la compartimos entre nosotros, por la vida de nuestras familias, y la vida en este sector donde Dios muestra su amor, su grandeza en medio de estos paisajes, que también nos invitan a contemplarlo a Él. Gracias por la fe que hemos recibido, la fe que nos han compartido, esta fe que es un don y que somos invitados a cuidarla y a cultivarla”.

En tanto que durante su homilía el párroco de la Catedral San Mateo Apóstol recordó la celebración de “dos grandes santos de nuestra Iglesia: San Pedro y San Pablo, que se convierten en la columna de fe para nuestras vidas”, y destacó la experiencia de fe de San Pablo, cómo de ser perseguidor de cristianos se convirtió en seguidor de Cristo, y predicó “por los pueblos, y especialmente, a quienes no creían, a quienes no tenían el don de la fe”.

Como en aquel tiempo, dijo el padre, en nuestras comunidades pasa exactamente lo mismo, “hoy estamos aquí porque muchos, antes que nosotros vivieron el don de la fe y nos animaron a que nuestra vida debe también dirigirse a Dios, y frente a eso, cuando hacemos memoria de esta fiesta patronal de San Pedro, especialmente aquí en la comunidad de Rupanco es algo muy especial, él, en su condición de pescador, por los campos de Rupanco, se ha dedicado también a pescar para Cristo a hombres y mujeres que han dado su vida aquí, en la catequesis, en las misiones y en las distintas actividades”.

El apóstol Pedro también tuvo dificultades, aseguró el presbítero; “escuchábamos allí en la primera lectura, (Hech 12, 1-11) que después de haber ejecutado a Santiago, el hermano de Juan, toman detenido a Pedro, ¿y cuál es la intensión de privarlo de su libertad? Que no se siga propagando el Evangelio, Herodes quería impedir que se predicara la Buena Noticia del Señor”.

“Sabemos que a lo largo de la historia han habido otros Herodes, también en este tiempo de pandemia; un virus que nos impide vivir nuestra fe de la manera acostumbrada, pero este momento nos provoca una mayor riqueza, porque después de tanto tiempo podemos encontrarnos en la Eucaristía, entre nosotros y hoy estamos representando a cada una de sus comunidades y queremos darles gracias a Dios por este testimonio de San Pedro, que aun en las dificultades, aun estando encarcelado, fue perseverante en la oración y eso lo liberó”, enfatizó.

Continuó su prédica y señaló que la pandemia limita el asistir de manera presencial a la parroquia, sin embargo, la comunidad de Rupanco, pese a no contar con el templo físico debido al incendio que lo destruyó, ha ido construyendo el templo vivo en la búsqueda perseverante de Jesucristo y siguiendo los pasos de su Santo Patrono y, “al igual que San Pedro Apóstol, aunque esté encadenado sigue proclamando la Buena Noticia porque el Señor lo libera”.

Fuente: Comunicaciones Osorno
Osorno, 30-06-2021