Beatificación Sandra Sabattini: un regalo para la Iglesia

Beatificación Sandra Sabattini: un regalo para la Iglesia

Este domingo 24 de octubre en Rimini será beatificada la hija espiritual de Don Oreste Benzi, la primera "santa prometida". Una vida corta, de quien falleció a los 22 años y no faltó una gran siembra de amor y compromiso por los más frágiles, los indefensos y los que han caído en la red de la drogadicción.

 
Domingo 24 de Octubre de 2021



Sandra Sabattini es Beata. Cardenal Semeraro: "Fue una artista de la caridad"
En Rimini, Italia, en la basílica de la catedral de Santa Colomba, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos presidió la misa de beatificación de Sandra Sabattini, fallecida en 1984 con sólo 22 años. Hija espiritual de Don Oreste Benzi, fundador de la Comunidad Papa Juan XXIII, Sandra dedicó su corta vida a ayudar a discapacitados y drogadictos.

"Nos hemos roto los huesos, pero son personas a las que nunca abandonaré": Sandra Sabattini tenía sólo 13 años cuando le contó a su madre, con estas palabras, la experiencia de servicio a los discapacitados en la Comunidad Papa Juan XXIII. El cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, citó estas mismas palabras, al presidir esta tarde, en Rimini, la misa de beatificación de esta joven, que murió con sólo 22 años, atropellada por un coche que circulaba a gran velocidad.

"Amar es soportar el sufrimiento de los demás", añadió el cardenal en su homilía de la misa, que estuvo repleta de gente, especialmente de jóvenes y también de algunos amigos de la beata. El cardenal también destacó que el "deseo de servir a los pobres" de la nueva beata, no era mera caridad, sino fruto del amor ilimitado de Dios, en cuyo mar "sin fondo y sin orillas" Sandra "sumergió su corazón".

Ejemplo de caridad creativa y concreta
"Sandra fue una auténtica artista", añadió el cardenal Semeraro, porque "aprendió muy bien el lenguaje del amor, con sus colores y su música". Su santidad fue "su apertura a compartir con los más pequeños, poniendo al servicio de Dios toda su joven vida terrenal, hecha de entusiasmo, sencillez y gran fe".

La beata Sabattini "acogía a los necesitados sin juzgarlos porque quería comunicarles el amor del Señor". En este sentido, explica el cardenal, su caridad fue "creativa y concreta", porque "amar a alguien es sentir qué es lo que necesita y acompañarlo en su dolor".

"Cada minuto es una ocasión de amor"
Finalmente, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos concluyó su homilía con los versos de una oración escrita por la propia Sandra el 7 de septiembre de 1982, dos años antes de su muerte: "Señor, haz que cada acción mía esté determinada por el hecho de querer el bien de los jóvenes, cada minuto es una ocasión de amor que hay que aprovechar".

Hubo una gran emoción cuando se pronunció la fórmula en latín que declaraba la beatificación de Sandra: un estruendoso aplauso, que pareció casi interminable, acompañó el momento principal de la ceremonia, que continuó con la procesión de la reliquia de la nueva beata, llevada al altar por el milagroso Stefano Vitali: un cabello guardado por su entonces novio Guido en una cajita de dulces decorada por la propia Sandra.

La vida real es con Dios
Sandra, que nació el 19 de agosto de 1961 en Riccione de una familia católica practicante, había cultivado una relación de amor y amistad con Jesús desde temprana edad, también gracias a su vida en la rectoría de Rimini, en la parroquia de San Girolamo. , a cargo de su tío Don Giuseppe, hermano de su madre. Su fe como un brote comienza a crecer, a alimentarse de la oración y la adoración, para convertirse a su vez en alimento de los hermanos más olvidados. Acompañándola en el viaje que ha emprendido están las hojas en las que escribe notas y pensamientos que se convertirán, tras su muerte, en su mayor legado.

"La vida vivida sin Dios es un pasatiempo, aburrido o divertido, para jugar mientras se espera la muerte"

Necesitamos santos
El encuentro con Don Oreste es el florecimiento de ese capullo. En la Comunidad Juan XXIII se dedicó al servicio de los discapacitados y drogadictos mientras continuaba sus estudios y en la universidad, no sin un largo discernimiento, optó por matricularse en medicina. A los 21 escribe:

Si amo de verdad, ¿cómo se puede soportar que un tercio de la humanidad muera de hambre? ¿Mientras mantengo mi seguridad o mi estabilidad económica? ¡Al hacerlo, seré un buen cristiano, pero no un santo! ¡Hoy hay una inflación de buenos cristianos mientras el mundo necesita santos!

"Esta vida no es mía"
En 1979 Sandra conoce a Guido, se toman de la mano y siguen viviendo la realidad de la Comunidad, sin aislarse pero trasladando la disponibilidad y el amor por los demás al compromiso, tanto que Sandra dice que lo que ella vive para él, ella vive, también para el vecino, “son dos cosas interconectadas, al mismo nivel, aunque con algunas diferencias”. Estaba con Guido y su amigo Elio cuando ocurrió el accidente en Igea Marina, el 29 de abril de 1984, día ocho de Semana Santa. Ella se baja del auto y un auto la atropella a ella y a su amiga, Sandra se encuentra en estado muy grave. Trasladada al hospital Bellaria de Bolonia, muere después de tres días en coma.

El 27 de abril de 1984 en su diario escribió:

“Esta vida no es mía que evoluciona rítmicamente por una respiración regular que no es la mía, amenizada por un día de paz que no es mío. No hay nada que sea tuyo. Sandra, date cuenta!"

Más información sobre la joven beata italiana en: www.sandrasabattini.org

Fuente: Vatican News
Rimini, 24-10-2021
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