El sábado 7 de mayo celebraremos en nuestro país el Día del Catequista. Me acerco a todos ellos con una palabra de saludo y agradecimiento. Damos gracias a Dios por la gran bendición de contar con numerosos catequistas en nuestra Arquidiócesis, quienes procuran vivir su vocación con fidelidad y entrega generosa. De mi parte, les manifiesto palabras de profunda gratitud, al tiempo que los animo a proseguir adelante en su misión, afrontando en el nombre del Señor y en la fortaleza que Él concede, los numerosos desafíos.
En el espíritu del Año de la Misericordia la “Comisión Nacional de Catequesis” ha propuesto para la celebración y vivencia de esta jornada el lema: “Practica la Misericordia con Alegría”. Es un hermoso reto que nos incumbe a todos, procurar en nuestra vida practicar la misericordia, como lo hizo nuestro Maestro, Jesús el Señor, iluminados también por el ejemplo de tantos Santos e igualmente por el testimonio de grandes catequistas, con que ha contado la Iglesia a lo largo de los siglos. El Señor nos bendiga en este empeño.
Sin duda que los catequistas tienen una hermosa misión en el Año de la Misericordia. Entre otros, transmitir a los niños, jóvenes y adultos el espíritu de este tiempo especial de gracia del Señor; conocer profundamente y comunicar a sus comunidades los contenidos de la Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia del Santo Padre Francisco Misericordiae Vultus; atravesar junto a su comunidad la Puerta Santa de la Misericordia más cercana a su parroquia; reflexionar sobre las obras de misericordia corporales y espirituales, invitando a sus comunidades a concretarlas en una práctica entusiasmante para todos. Tienen por delante la hermosa ocasión de favorecer una puesta en práctica de los contenidos del Año de la Misericordia con los hermanos que el Señor ha puesto bajo su especial cuidado, para el crecimiento y maduración en la fe, como también para su vivencia y práctica concreta.
En este día tan significativo en que los catequistas se convocan para agradecer a Dios su vida y vocación, los saluda y bendice.
+ René Rebolledo Salinas
Arzobispo de La Serena
