02¿Qué destacarías de este tiempo de diaconado?
J: La bendición de poder reconocer al Señor en las distintas instancias en que he podido servir como diácono. La alegría y esperanza de los novios que se casan o de los padres que bautizan a sus hijos; la fe de aquellos que se acercan a pedir una bendición; la gratitud de los deudos que han perdido un ser querido; la emoción de adultos mayores o enfermos al recibir la comunión; la perseverancia y el amor al Señor y a la Iglesia de tantos agentes pastorales, y tantas otras experiencias en las que el Señor está presente.

R: El poder conocer y acompañar diferentes comunidades, cada comunidad con su historia y con sus desafíos. Especialmente en las vivencias de situación de dolor donde se hace presente la fe de manera admirable. He podido reconocer comunidades que buscan vivir su fe con todos los desafíos y dificultades que implica. Es admirable su testimonio. También este tiempo me ha permitido conocer mucho más al clero, a los sacerdotes y diáconos de nuestra Iglesia.

A tu juicio, ¿qué desafíos tiene el sacerdote en los tiempos actuales?
J: Dentro de varios desafíos, dos me parecen importantes. El primero es cómo se va conjugando el ministerio sacerdotal en un Iglesia donde cada vez son menos sacerdotes, para no reducir el sacerdocio en solo celebrar los sacramentos. Y el segundo es frente a la sociedad secularizada y laicista, cómo dar razón de nuestra fe y anunciar en esta sociedad la existencia de un Dios misericordioso que se relaciona con nosotros.

R: Un desafío que puedo reconocer es que, desde una identidad sacerdotal fundada en el Señor Jesús, poder acompañar y dialogar con las comunidades cristianas y también en otras realidades de nuestra sociedad.

El tiempo de sinodalidad que hemos vivido en la Iglesia ¿cómo ha venido a reafirmar tu vocación por el sacerdocio?
J: La Iglesia, Pueblo de Dios, la formamos los bautizados. La conciencia bautismal y de ser Pueblo en que todos somos responsables de la Iglesia hace más necesario que nos reconozcamos cada uno con sus dones y carismas que Dios regala. La vocación sacerdotal es para el servicio de los bautizados. La sinodalidad no es que todos seamos iguales y hagamos lo mismo, la sinodalidad es que en nuestra diversidad de carismas y ministerios caminemos juntos.

R: Todo el proceso sinodal me ha hecho ser más consciente de que todos formamos la Iglesia, todos somos el Pueblo de Dios y que juntos discernimos sus llamados. Por tanto, el sacerdocio no se puede entender de forma aislada o privada, sino en servicio a la comunidad y en conjunto escuchar la voz del Espíritu Santo.

¿Qué le pides a la comunidad diocesana ahora que serás ordenado sacerdote de la Iglesia de Talca?
J: Que nos sigan acompañando con la oración como lo han hecho hasta ahora. Que cuenten también con nosotros y que sigamos dando lo mejor de nosotros para construir la Iglesia que Dios quiere.

R: Les agradezco su compañía y oración en todo el proceso formación porque soy hijo y parte de la comunidad diocesana. Así mismo les pido que siempre me tengan presente en sus oraciones y cuento con su compañía. Que cuando me equivoque, me lo digan y me ayuden. Sobre todo, les pido que juntos sigamos al Señor Jesús y anunciemos su Evangelio.

(Entrevista publicada en la edición Nº 495 de COMUNICANDO, agosto de 2022)

Fuente Comunicaciones Talca
Talca, 25-08-2022