Este año la diócesis de San José de Melipilla, ha tenido la alegría y la gracia de recibir las reliquias del Beato Carlo Acutis, a las que se suman ahora las de Santa Margarita María. Estos han sido momentos de muchas bendiciones y de alivio para los creyentes.

Durante la celebración eucarística del pasado 7 de noviembre, el obispo Contreras Villarroel destacó que la religiosa de la congregación de la Visitación, llevó una vida de constante perfección espiritual, quien tuvo una serie de revelaciones místicas, sobre todo referidas a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús.

Haciendo alusión al salmo 32 y los designios del corazón de Dios, el pastor añadió: "Santa Margarita María creyó en esta afirmación del orante salmista. Ella nos dice que debemos conocer el amor de Cristo, que excede todo conocimiento. No se trata de un conocimiento intelectual, sino que, de una experiencia espiritual, vivencial".

Experiencia cimentada en el especial culto al Sagrado Corazón del Señor, por lo que el obispo relevó: "Dice la Santa que desde el divino corazón de Cristo manan sin cesar tres arroyos: el primero es el de la misericordia para con los pecadores; el segundo es el de la caridad con los que tienen necesidades para que encuentren ayuda necesaria para superar las dificultades de la vida. Y del tercer arroyo manan el amor y la luz para los amigos a los que quiere unir consigo para comunicarles su sabiduría y sus preceptos y que la entreguen a los demás para promover la gloria de Dios", agregando que "El corazón no es sólo un órgano que está dentro de nuestro pecho, sino lo que ello representa, lo que la persona es".

Por ello el obispo manifestó que "nuestra Iglesia al celebrar el Sagrado Corazón y en muchas partes de Chile, con la visita de la reliquia de Santa Margarita María, quiere mostrarnos el corazón de Dios que nos ama con amor de Padre y con amor de madre", amor materno que nunca abandona a sus hijos y que no puede faltar.

Don Cristián, también recordó que el Sagrado Corazón de Jesús, se expresa en "el amor a los pobres, en sanar a los leprosos, en perdonar a los pecadores arrepentidos, en dar la vista a los ciegos, en hacer andar a los lisiados". Ese amor misericordioso que permite que quien ve a Jesús ve a Dios, que luego se experimenta en el Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo.

Fuente: Comunicaciones Obispado de Melipilla
Talagante, 10-11-2022