Con una fiesta de comunión, Diócesis de Copiapó clausura su año jubilar

Con una fiesta de comunión, Diócesis de Copiapó clausura su año jubilar

Una verdadera fiesta, llena de colores y de alegría, vivió este sábado 18 de octubre la diócesis de Copiapó, cuando las comunidades se reunieron para celebrar la clausura del año jubilar, por su cincuentenario.

 
Martes 21 de Octubre de 2008
Más de 2.500 personas de todas las parroquias de la región de Atacama, identificadas con distintos colores, llegaron hasta el gimnasio Orlando Guaita para celebrar juntos la culminación de todo un año de actividades relacionadas con los 50 años que cumplió la Diócesis, desde que en 1957 fuera desmembrada de la arquidiócesis de La Serena.

La tarde comenzó con la llegada de las delegaciones de las distintas parroquias, algunas de las cuales tuvieron que viajar más de 4 horas para participar de este encuentro, como la parroquia de Alto del Carmen o de la localidad de El Salado. Alrededor de las 3 de la tarde, la imagen de la Virgen Candelaria llegó al gimnasio escoltada por los bailes religiosos, que la traían desde su Santuario. Esta entronización dio paso luego a la presentación de los alumnos del Liceo San Francisco, con una alegoría acerca de algunos hechos importantes de este cincuentenario.

Después se vivió un momento muy especial, que fue el reconocimiento a cinco personas que han servido en la diócesis a lo largo de su historia. El diácono Raúl Orellana, de Diego de Almagro; el Hermano franciscano Pascual Varela; la Hna. Josefa Vila, directora del Hogar de Niñas Belén; Amneris Contador, secretaria parroquial de Chañaral; y Aline Bruneau, directora del Instituto de Educación Popular IEP, recibieron una bendición apostólica de S. S. Benedicto XVI y la medalla papal, junto con el agradecimiento del Obispo diocesano, Monseñor Gaspar Quintana CMF.
En este momento hizo su entrada al gimnasio quien fue el segundo Obispo de la diócesis, Monseñor Carlos Camus, una figura recordada y muy querida por la gente, que lo recibió con un gran aplauso.

Luego fue el turno del coro del Liceo de Música, que interpretó hermosas piezas musicales, en una impecable presentación que confirmó la calidad de este destacado elenco.

“El primer amor no se olvida”

“Esta fue mi primera diócesis, y el primer amor no se olvida”. Estas fueron las palabras de Monseñor Carlos Camus al momento de entregar su saludo a la comunidad. Él hizo un recuerdo emocionado de sus años como Pastor en tierras atacameñas, entre los años 1968 y 1975. Señaló que ha podido ver muchos cambios desde ese entonces hasta ahora, pero que hay muchas cosas que no han cambiado, como la alegría y la devoción de las personas. Destacó también la numerosa presencia de jóvenes así como de muchas caras conocidas, amigos que hizo cuando estuvo en la región. Agradeció la invitación del actual Obispo, Monseñor Gaspar Quintana cmf., y felicitó calurosamente a los presentes por la celebración de este nuevo aniversario.

“Dios ha hecho grandes cosas en nosotros”

La Eucaristía fue el momento culminante de la tarde. Junto a la totalidad del clero, los diáconos y acólitos, además de la presencia de don Carlos Camus, el Obispo de Copiapó, Monseñor Gaspar Quintana se refirió a esta como una fiesta en la que expresamos que realmente estamos contentos, porque “Dios ha hecho cosas grandes en la vida de nosotros en Atacama”. Señaló que Dios ha conducido la historia en nuestras tierras, pensando en la llegada de los primeros misioneros, en las primeras doctrinas de indios, en la llegada sucesiva, de Santiago, La Serena, de “oleadas de evangelio” que nos ayudan a seguir a Cristo como sus discípulos misioneros. Don Gaspar leyó también el decreto de creación de la diócesis, como un documento salvífico.

Agregó que estos 50 años han sido “hacer correr la Palabra de Dios” por todos los lugares y en todos los corazones de la gente de Atacama. Recordó a los Pastores que han conducido la diócesis. Citando Aparecida, dijo que “la Palabra de Dios a todos nos llama a una conversión personal, en el matrimonio, en la familia, en el trabajo, en la profesión, en todas partes nos llama a un cambio de los corazones, y al mismo tiempo a un cambio pastoral, para un servicio y un ministerio también renovado”.

El Obispo también recalcó que la historia de la salvación en Atacama lleva muchos siglos, y que continúa después de nosotros, ya que a través del Espíritu somos llamados a continuar esta tarea que nos han dejado nuestros hermanos mayores en la fe. La familia, la educación, el cuidado del medio ambiente, los migrantes, la preocupación por los alejados de la Iglesia, son algunas de las tareas mencionadas por el Pastor para el trabajo eclesial en los próximos años. Finalizó sus palabras con una referencia a María Candelaria, para que desde su corazón materno nos ayude a realizar un trabajo fructífero para el reino de Dios.

Una vez terminada la Eucaristía, los bailes religiosos trasladaron la imagen de la Candelaria nuevamente hasta su Santuario, con lo que se puso fin a esta celebración que cerró un año completo dedicado a agradecer a Dios por este cincuentenario.

Fuente: Comunicaciones Copiapó

Fotos:
P. Adam Bartyzol, CMF
Christian Peña

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Copiapó, 21-10-2008