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El Misterio de la Felicidad

Disponible en MUBI y Prime Video.

Tragicomedia argentina que desborda encanto por sus buenos actores e inteligente guion.

Bajo su trama sencilla, y previsible, subyace una premisa de madurez donde todas las cosas, tarde o temprano, se acomodan por sí mismas.

Montaje lúdico de comienzo a fin. Habla sobre el amor, el cambio, y el momento del ajuste de cuentas que todos debemos enfrentar

Argumento y ritmo fluyen ágiles dando todas las “puntadas con hilo”.

El talento y versatilidad de Guillermo Francella ya lo conocemos desde hace tiempo. Pero sus compañeros de actuación (Estévez, Awada y Arenilla) aunque menos populares, nos sorprenden por similar carisma y experticia.

Santiago y Eugenio son amigos desde la infancia. Cuando adultos crearon una empresa de electrodomésticos bastante exitosa. Son socios de negocios, de alma y de vida. Se comportan casi como gemelos. 

Santiago (Gmo. Francella) es soltero pero vividor. Eugenio (Fabián Arenillas) está casado desde hace mucho con Laura (Inés Estévez). Un día, inesperadamente, Eugenio rompe la rutina diaria y se ausenta del trabajo. Nadie sabe de su paradero, ni si le ha ocurrido alguna desgracia. Se lo tragó la tierra.

Con el paso de los días la angustia se apodera del socio y de su mujer. Recurren a un legendario investigador privado, en retiro (Alejandro Awada), de origen afgano. Éste acepta de malas ganas la tarea, pero limitándose a supervisar, desde lejos, la investigación del socio y la esposa. “Hay verdades ocultas y secretos que son verdades”.

Gradualmente Laura tomará el rol de Eugenio en la administración de la empresa, e intentará imponer sus criterios. La búsqueda del perdido los hará frecuentarse e ir revelando secretos tanto de la relación matrimonial, como de las aventuras juveniles de los dos amigos. Pintoresca “intrusión” en las intimidades de personas supuestamente conocidas. 

Como el círculo se va cerrando sin entregar pistas, deciden viajar a un balneario de Brasil donde los muchachos vivieron inolvidables aventuras en el pasado.

El final sorprende poco, pero el viaje a lo largo del camino, con sus contratiempos, es hermoso y divertido.

La sabiduría de la película se nos acerca discreta y con sigilo.

Inteligente y virtuosa dirección de Daniel Burman (El Abrazo Partido - 2004). Logra que los actores se diviertan interpretándola más que los personajes. 

¡UNA SENCILLA HISTORIA DE AMOR LOCO, MUY AMENA, SABIA Y GRACIOSA!