Imposible olvidarse de Harry Potter: un niño huérfano que aprende magia, pero en casa de su tío brujo.
Las novelas de John Bellairs son apasionantes y gatillan la fantasía. Más, para este filme metieron demasiados sucesos del libro. Y quedó recargada, primando los efectos especiales por sobre el encanto y humanidad de sus personajes.
La película carece de la ternura del relato literario original. Aunque contaron con excelentes y adecuados actores – Cate Blanchett, Jack Black, Lorenza Izzo y el pequeño Owen Vaccaro – el guion quedó abultado con tantas peripecias.
Así, los personajes/actores nos impiden acceder a sus matices personales más íntimos. Se limitan a informar por textos sobre quiénes son, de sus historias pasadas, y sólo galopan por la sucesión de fenómenos mágicos.
Tanto director como guionista debieron seleccionar los acontecimientos centrales y las fantasías para dar a sus personajes el reposo que nos permitiera una mayor identificación con ellos.
Tal vez para dar un respiro introducen las secuencias del niño en el colegio y su interacción con otros compañeros. Aunque el título dice “UN reloj de pared”, en realidad son demasiados los relojes y otros elementos estrambóticos en aquel museo de hechiceros.
EXCESO DE PARAFERNALIA EN DESMEDRO DE BUENAS ACTUACIONES Y SIMPATÍA DE LOS PERSONAJES.
FICHA TÉCNICA
Titulo Original: The House with a Clock in its Walls
Distribuidor: Andes Films
Duración: 1,44 hrs.
Genero: Fantasía, comedia familiar
Elenco: Cate Blanchett, Jack Black, Lorenza Izzo, Owen Vaccaro
Director: Eli Roth
Guión: Eric Kripke, John Bellairs (novela)