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Hater

Disponible en Netflix.

Ganadora del Premio Mejor Película Internacional en la reciente edición online del festival de Tribeca, “Hater” presenta una historia difícil de resumir. El joven Tomasz Giemza -Maciej Musiałowski- estudia derecho. Por realizar un plagio es expulsado de la facultad. Acto seguido lo vemos con sus benefactores, el matrimonio Krasucki, Zofia -Danuta Stenka- y Robert -Jacek Koman-, quienes le ayudan con dinero para sus estudios desde pequeño. Sus raíces se remontan a un sector rural en Polonia. Una de las hijas del matrimonio, Gabi -Vanessa Alexander- es su amor no correspondido. El rechazo es implacable. 

La habilidad de Tomasz con la tecnología le permite integrarse a una empresa de Relaciones Públicas. A cargo de Beata Santorska -Agata Suleska-, el equipo de trabajo tiene su foco en las plataformas sociales. Deben influir, a cualquier costo, en favor de sus clientes. Esto involucra manipulación, mentiras, ciberacoso, desprestigio y destrucción. No hay límites, solo el objetivo propuesto. Mejor ni hablar de ética o moral. Tomasz recibe el encargo de encontrar una debilidad en la vida personal o profesional del candidato a alcalde de Varsovia, Paweł Rudnicki -Maciej Stuhr-. El nexo del político con sus progresistas y adinerados benefactores es una provocación más. Las cartas están sobre la mesa y los sucesos posteriores resultan insospechados. 

El director Jan Komasa filma un elaborado guion de Mateusz Pacewicz. La cinta tiene múltiples capas y se vale de diferentes escenarios para configurarlas. El plano personal de Tomasz es el más presente. Hábil con la tecnología y con una personalidad fría, calculadora y racional, el joven se mueve al ser rechazado por Gabi. Las redes sociales y su avatar virtual en un videojuego son una oportunidad. Allí es reconocido, siente que es valioso, es su espacio de confort, un mundo donde él se mueve como pez en el agua. En el plano social, vemos un país dividido por su pasado y su presente. Resurgen grupos extremos y la paz social se ve amenazada. La polarización de la campaña por la alcaldía es reflejo de aquello. Observamos consecuencias. 

El debate público no solo se juega en forma personal o presencial. El papel y relevancia que la película otorga a las redes sociales es ilustrativo. En este plano, en el de la virtualidad, la cinta acierta al mostrar la facilidad de manipulación de las que son objeto dichas redes y su vasta influencia en diversas esferas de la vida, desde lo público, comercial y político hasta la propia individualidad de la persona. La sociedad polaca está en entredicho y en ese plano, en el de las ideas, la película pone en relieve los valores que las sustentan. También la ausencia de valores y por supuesto la casi inexistente presencia de la moral en un frágil tejido social cuyas fisuras se perciben con nitidez sobre el relato. Los quiebres y fracturas son cada vez más visibles. Las acciones superan el diálogo, la cultura de masas arrasa el bien común; no hay discusión, se juzga y se condena. 

“Sala samobójców. Hejter”, su título original, enlaza con el anterior trabajo de Jan Komasa, “Suicide Room” del año 2011. “Hejter” -“Hater”, su título en inglés- significa “odio”. ¡Es estremecedor! La manipulación sicológica de las personas y de la opinión pública es algo actual y cotidiano. El odio inculcado “online” produce consecuencias espantosas. Es impactante saber que tres semanas después de concluir la filmación de esta película, Paweł Adamowicz, político liberal, alcalde de Gdansk y víctima del mencionado odio en Internet, haya sido apuñalado durante un evento de caridad transmitido en vivo el 13 de enero de 2019. Impactante, porque no es una teoría, no es una fantasía, ni tampoco algo propio de una ficción. Es un hecho absolutamente real y concreto. Horroroso. 

“Hater” es oscura e inquietante. Genera un particular suspenso y surgen preguntas. ¿Cuál es la motivación de Tomasz? ¿Qué busca con sus acciones? ¿Dónde están los límites y quién los fija? ¿Nos supera la virtualidad? ¿Cómo enfrentamos el odio exacerbado en las redes sociales? ¿Qué respuesta tiene la sociedad ante estos nuevos paradigmas y desafíos? La película nos cuestiona e interpela, nos impulsa a la reflexión. ¡Recomendable!