No deja de llamar la atención el rechazo de las razones fundadas en la religión – aparecidas en polémicas en los medios de comunicación -- para oponerse a la ley del aborto en trámite: se descalifican por ser de índole religiosa. Por estimarse que son posiciones que no tienen por qué imponerse u obligar a los que no profesan esas religiones.
Algunos polemistas sostienen que su oposición no está fundada en su religión sino en el respeto de los derechos humanos del que está por nacer. Se elude así toda referencia a la trascendencia y se deja flotando en el aire, sin respuesta, el origen de estos.
Los derechos humanos tienen su origen y fundamento en la obra de Dios que es la creación: El nos creó a su imagen y semejanza y de ahí procede la dignidad humana. No se puede prescindir de la referencia al Creador al tratar de temas calóricos.
Hay que recordar que los valores llamados democráticos no son de primera línea y que dependan de valores superiores a cuyo servicio deben estar. Los criterios de mayoría para zanjar problemas en las democracias no son aplicables a los valores. Los valores deben supeditarse a la racionalidad y trascendencia.
Dr. Pedro Naveillan F.
