He seguido hoy en el canal de televisión de la Cámara de Diputados el debate previo a la votación del proyecto de ley sobre el aborto.
Me ha llamado la atención el excesivo apasionamiento, la sobre ideologización y la escasez de argumentos propiamente racionales. Se afirman premisas nacidas de diferentes ideologías pero no se analizan en cuento a su valor, no se justifican, no hay preocupación por su verdad.
Quiero destacar algo que me ha sorprendido y que lleva a muchas dudas. Se ha afirmado por católicos que si bien están en contra de toda forma de aborto, van a votar favorablemente la ley por que se sienten obligados a respetar la posición de quienes son partidarios del mismo, piensan que no pueden imponer sus ideas a otros, que no sería legítimo. No parecen caer en cuenta que así no solo no defienden los valores que dicen sustentar sino que dejan la cancha libre a quienes sustentan valores contrarios e inaceptables para ellos. No piensan tampoco que sus adversarios no tienen el mismo respeto.
Por otro lado caen en el individualismo sin tener en cuenta su res posibilidad social de defender el bien común.
Exagerando, no podemos no condenar las conductas criminales en base a que hay que respetar a los que piensan distinto, que no podemos imponerles nuestros valores de honestidad, justicia y responsabilidad social.
Hay valores que son superiores a nuestros deseos y concepciones. Uno de estos es el respeto a la vida humana que es a todas luces superior a los derechos de la mujer a disponer de su propio cuerpo. No podemos ni debemos disponer de la vida del que está por nacer para satisfacer valores de rango inferior.
Dr. Pedro Naveillan F.
