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Opinión / Cartas al Portal


Apoyo a las palabras del obispo auxiliar de Santiago, Jorge Concha Cayuqueo

Manifestamos nuestro apoyo a las palabras del obispo auxiliar de Santiago, Jorge Concha Cayuqueo, en declaraciones aparecidas en el diario La Tercera y reproducidas en esta página, referidas al conflicto en la Araucanía y el aumento de la violencia.

Del mismo modo, damos nuestro apoyo a las declaraciones de los párrocos y sacerdotes Pedro Pablo Achondo SSCC, de Rio Bueno; Javier Cárdenas SSCC, de La Unión; Juan Fuenzalida SJ, de Tirua; Carlos Bresciani SJ, de Tirua; David Soto SJ, de Tirua; Oscar Gutiérrez, de Alto Biobio; Jaime Riquelme, de Alto Biobio; Fernando Díaz svd, de JUPIC Araucanía; Hernán Llancaleo, Coordinador Pastoral Mapuche de Concepción; y Palmira Alcamán, CC de Vedruna, de Padre Las Casas, que circula en las redes sociales y no ha sido reproducida por ningún medio católico formal.

La violencia del Estado chileno en la Araucanía, el hostigamiento del poder empresarial a las comunidades, la parcialidad de los medios de comunicación, el intolerable silencio de nuestra Iglesia, hace que estas declaraciones sean más destacables y las valoramos como fidedigno testimonio cristiano.

Lamentamos que ningún sacerdote diocesano haya suscrito esta última declaración, fieles al sentido jerárquico, pero alejados del pueblo que debe ser el objeto de su ministerio.

En el comunicado de nuestros obispos de Chile de fecha 08 de abril 2016, al cual adherimos en sus buenas intenciones y en la plegaria a nuestro Señor, en el punto 7 se hace mención a este grave conflicto, pero constatamos lo que queremos ver como ignorancia de la realidad y no como intencionada omisión, nuestros pastores sólo se refieren a los atentados incendiarios de medios productivos y de algunos templos, omitiendo la sistemática violencia que el Estado y los intereses privados ejercen sobre las comunidades mapuches, día a día, cotidianamente.

Hablamos de la violencia por acaparar el agua, (centrales hidroeléctricas); las tierras (forestales) y del mar (pesqueras), que empobrecen y condenan a la desaparición de la cultura mapuche. Hablamos de allanamientos arbitrarios, seguimientos policiales, agresiones que amenazan, atemorizan y siembran el odio entre los niños mapuches, asegurando de este modo una nueva generación dispuesta a defenderse también con violencia, para tener veinte años más de conflicto.

No es muy difícil discernir quién es el pobre, el excluido, el negado, el violentado en este conflicto. Una vez que lo tenemos claro, todos en la Iglesia debemos poner nuestros esfuerzos preferentes en ellos. No es cristiano querer estar bien con Dios y con el Diablo. Tampoco se puede servir a dos amos.

Jose Pérez Barahona