En esta ideología se separa la condición sexual, biológica, anatómica del ser humano del papel sociocultural del mismo, quedando en libertad de vivirlo como quiera, como mujer o como hombre en independencia de todo fundamento o determinación física.
Sus consecuencias son grandes y graves para la familia, el matrimonio, la aceptación de conductas y personas, la educación de los hijos.
En su carta “Amoris laetitia” (Sobre el amor en la familia) el Papa Francisco, en su punto 56, nos hace algunas advertencias sobre las que conviene reflexionar.
Nos dice: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”.......”No hay que ignorar que el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar.”
Añade. “Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad.”.....”lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada.”
Esta ideología del género ha abierto las puertas a las conductas sexuales desviadas, a las uniones de parejas del mismo sexo, al relativismo moral.
A mi entender, es un aspecto más de las posiciones gramscianas para terminar con los valores de la sociedad judeo cristiana.
Dr. Pedro Naveillan F.