El gran teólogo alemán Karl Rahner, uno de los teólogos católicos más importante de la época moderna, reflexionaba sobre la posibilidad de ordenar a mujeres diciendo: "yo soy católico romano y, si la iglesia me dice que no ordena mujeres lo admito, por fidelidad. Pero si me da cinco razones y todas ellas son falsas, ante la exégesis y ante la teología, debo protestar. Pienso que el magisterio que apela a esas razones falsas no cree en lo que dice, o no sabe, o miente o todo junto. Además, la Iglesia es infalible en cuestiones de fe y de costumbres (morales); y el tema de la ordenación de las mujeres no es de fe, ni de costumbres morales, sino de administración".
El famoso Carlo Maria Martini, prestigioso biblista católico, aseguraba, al pedir la revisión del papel de la mujer en la Iglesia, "en la historia de la Iglesia hubo diaconisas y, por lo tanto, podemos pensar en esa posibilidad". "Los grandes historiadores de la Iglesia y los más eximios estudiosos del Nuevo Testamento coinciden en la existencia de las mujeres diáconos”.
En el año 2001, los cardenales Ratzinger, Castrillón y Medina, firmaban un documento que fue aprobado por el Papa Juan Pablo II, y que decía: "No es lícito poner en marcha iniciativas que, de una u otra forma, conduzcan a preparar candidatas al orden diaconal". Cerrado el asunto.
Sin embargo, en el siglo III, en Siria, había diaconisas que colaboraban al sacerdote en el bautismo por inmersión de las mujeres. En el siglo IV se habla del rito de consagración de las diaconisas y se declara que es distinto del de los hombres. Hay muchas otras evidencias de la presencia de diaconisas tanto en la Iglesia occidental como en la oriental.
San Pablo habla de la existencia de diaconisas en los primeros años de la Iglesia. "Les recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la iglesia de Cencreas. Recibanla en el Señor de una manera digna de los santos, y asístanla en cualquier cosa que necesite de ustedes, pues ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo". (Romanos 16:1)
Hoy día, el Papa Francisco abre la puerta al estudio de esta posibilidad. ¿Por qué tantos eminentes cardenales y obispos se intranquilizan? Con la autoridad que tiene, el Papa podría haber resuelto el tema por decreto, pero para ahorrarse problemas con la Curia, que muchos le han estado creando, decidió crear una comisión.
Surgen en Europa, Asia y Norte América, opiniones expresadas en forma pública, apoyando esta posibilidad. En Sudamérica ya existen comunidades reflexionando sobre ello.
Un nuevo signo del Espíritu Santo, ese Espíritu que no censura, sino que guía, consuela y aboga.
José Pérez Barahona
