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Opinión / Cartas al Portal


Cristo Roto

A muchos nos consternaron las dramáticas imágenes del cierre de la marcha estudiantil que culminó con un Cristo robado y roto. La cruz reviste un significado muy profundo para el mundo cristiano, y romper lo más sagrado de uno con alevosía, es hiriente. No cabe duda.

Sin embargo, en 1975, el filósofo John Austin en su obra “Un alegato en Pro de las Excusas” introdujo una distinción semántica con efectos morales muy relevante, a saber, entender no es lo mismo que justificar. Asumiendo tal distinción quisiera rendir dos razones para entender un hecho del todo injustificable.

La cruz es un signo. Es un objeto que representa algo, significa algo, pero, como todo signo, su significado varía en virtud del contexto. Así, por ejemplo, siendo la cruz para el Imperio Romano un signo de perdedores y bajeza, el catolicismo lo asumió dándole otro significado: lo que era el destino de ladrones ahora era un signo de salvación. De ahí que incluso lo llevemos colgado en el pecho. Entonces, ¿Por qué los encapuchados emprendieron contra la Iglesia?

Una respuesta posible es que ese grupo de personas, no sin razón, ven en la cruz ya no un signo de redención del oprimido y olvidado, sino la marca de los que revisten su poder en apariencia de religión. No ven en la Iglesia servicio sino elitismo, y de eso, los católicos debemos hacer un mea culpa. De lo contrario, ¿habrían tenido algún incentivo para ofendernos? Si la Iglesia se despojase de su poder y centrara su experiencia de fe en el marginado, quizás el Cristo hubiese sido sacado para presidir la marcha pacífica.

Otra respuesta posible es que los encapuchados actuaron irracionalmente. Hicieron daño porque vieron la oportunidad de hacerlo. ¿Cómo entender que haya alguien que sólo quiera destruir? Las condiciones sociales de hoy, más que tener grupos vulnerables tiene a personas vulneradas. Perpetuamos inequidades y después los recriminamos por no salir adelante. De quien toda su vida ha escuchado que no sirve para nada, que crece creyendo estudiar en las peores escuelas, que se repite a sí mismo que será siempre un fracasado, que todo lo que hace es malo y que vive en carne propia lo que es ser invisible al mundo, ¿no es esperable que viendo la oportunidad quiera alivianar su resentimiento y llamar la atención? La Programación Neurolingüística puede ayudar a entender mejor esto.

Como se puede apreciar, no es del todo difícil reflexionar en torno al por qué suceden estos hechos que nos duelen, pero es también importante dilucidar cuál es el mensaje que nos están dando. Lo que sí, una cosa es clara, los encapuchados han alardeado su ignorancia al no saber que los templos que han atacado ahora y en mayo pasado, corresponden a quienes dieron una lucha parecida a la suya, pero a rostro descubierto.

Juan Carlos S. Claret Pool