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Opinión / Cartas al Portal


La costilla de Adán

En la historia humana las leyendas tienen muchas veces un origen más bien prosaico en la realidad, y las generaciones posteriores las adornan enaltecen y retocan. En las tradiciones de los pueblos hay muchos ejemplos, y recordaré dos: La Troya de Homero difiere de la antigua Troya descubierta por Schliemann, así también el Rey Arturo y sus caballeros celtas de la mesa redonda, luchando contra los invasores sajones, no tenían castillos esplendorosos como imaginamos hoy día, sino estructuras de piedra, oscuro, fríos y muy poco higiénicos.

Las leyendas del Génesis, hermosas mágicas y poéticas negadas y degradadas a simples mitos o cuentos por el positivismo del siglo XVIII y XIX, van cobrando todo su valor de hechos históricos reales con los grandes avances de la ciencia y la cosmología, acercando la ciencia a la teología; no hay contradicción entre los descubrimientos científicos y arqueológicos.

Hubo un comienzo instantáneo de una potencia inimaginable, el Big-Bang, que el autor sagrado lo describe como el Fiat-Lux. Después, una evolución de la materia en enormes etapas de miles de millones de años que en el Génesis está predicha como "días con sus mañanas y tardes", donde va surgiendo una evolución biológica desde lo más simple y vegetal al desarrollo del mundo animal, un camino ascendente logrando mayor cerebración y conciencia. La Biblia es el único texto religioso que nos dice que hay un comienzo, y que habrá un final cuando los cielos se enrollarán como un pergamino (Isaías 34/4). Yo Soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, dice El Señor.

A medida que los conocimientos astronómicos van progresando, van coincidiendo con los relatos del Génesis. Por ejemplo, sabemos que a los trecientos ochenta mil años del Big-Bang , Dios separó a luz de las tinieblas (como dice el autor sagrado) cuando el Universo tenía un volumen una milésima del volumen actual y la temperatura había descendido a 3.000 K, lo que posibilitó a los iones para capturar los electrones despejándolos del medio, y así los fotones de luz pudieron viajar libremente de modo que lo que era un pantano hirviente se hizo diáfano y transparente. Así mismo, cuando muchos eones después de la tierra primitiva se enfrío lo suficiente, Dios separó el vapor de. agua que la envolvía, en nubes y en mares. Después de la evolución vegetal y animal de la materia~ Dios crea al hombre amasando el barro durante milenios, porque para El un día son como mil años;. Las coincidencias entre el Génesis y el Big-Bang son muchas y las contradicciones ninguna.
Por qué, entonces, no aceptar que Adán, Eva y los primeros Patriarcas son personas reales, escogidas, como lo fueron los Profetas posteriores, San José y la Virgen María. Dios no deja cabos sueltos, y en la economía divina todo está relacionado. Así, leyendas y episodios relatados en los libros sacros serían profecías a cumplirse en distintos futuros. De esta manera el relato de la diferenciación de los sexos fue relatado en forma mágica y encantadora (como "la Costilla de Adán") especie de profecía a develarse hoy día comparando una costilla de los hombres y animales machos con el cromosoma Y que vendría a ser un cromosoma X trunco con uno de sus extremos amputado. Los Adanes de todas las especies vivas ganaríamos la masculinidad a costa de un trozo de cromosoma, y las Evas de todas las especies enriquecerían su patrimonio genético con un par de cromosomas X enteros, recibirían la maternidad, a costa de una leve dependencia del sexo masculino.

Me parece que puede ser perfectamente posible que la leyenda de "la Costilla de Adán" haya sido una profecía a develarse hoy día sobre el ADN de la diferenciación sexual.

Una curiosa asociación cabalística: las costillas se dividen en verdaderas (respiratorias) y falsas las número 12 que no llegan a la línea media delantera y su función es de protección de los riñones. las primeras son 11 a cada lado y las segundas en realidad son medias costillas que sumadas dan un número de 11 y media. Sumando ambos lados da el número 23 y, curiosamente, los cromosomas son 23 pares.

Dr. Héctor Comparini Simonetti