Se ha desvirtuado en exceso el término lucro describiéndolo como un mal que debe ser eliminado en casi todo. Se ha dejado de lado su legítimo valor y su consideración como impulsor del desarrollo.
La economía de la escuela de Chicago tenía como fundamento motivacional una racionalidad basada en las leyes económicas y las ventajas comparativas de maximizar las utilidades.
En los años 70 yo criticaba este enfoque considerándolo simplista y equivocado. Sostenía que los seres humanos no se motivaban principalmente por los incentivos monetarios y que era una ignorancia no considerar en los anális las ciencias sociales, la psicología , los valores, los que rechazaban por no considerarlos científicos.
Hoy día las escuelas económicas han caído en cuenta que esto era un error y están buscando su superación en una visión más amplia.
El enfoque anterior – la sola consideración del valor económico - era un retorno al becerro de oro señalado en la Biblia y que hoy impera en nuestra sociedad.
Se ha producido una crisis valórica generalizada disfrazada como derechos humanos, equidad de género y se promueve el aborto, el matrimonio igualitario, pronto la eutanasia, etc.
Lo que hace falta es volver a y desarrollar un verdadero humanismo, una visión integral del hombre en la que el amor, los valores morales, y religiosos sean lo fundamental.
El lucro siempre tendrá un valor pero secundario, de servicio.
La riqueza no debe ser una meta en sí misma sino que servidora del hombre integral.
La riqueza como meta es la que hace imposible o muy difícil que los hombres se salven.
Dr. Pedro Naveillan F.
