Con motivo del Sínodo de las Iglesias protestantes Valdense y Metodista, que se inició el domingo pasado en Italia, el Papa Francisco les hizo llegar una carta, donde expresa un importante mensaje de unión: Que nuestras diferencias no se impongan sobre la posibilidad de colaborar en la evangelización, el servicio a los pobres, enfermos y migrantes, invitándolos también a una plena comunión.
El Papa les expresa además "un particular recuerdo en la oración" y pide "el don de caminar con sinceridad de corazón hacia la plena comunión para testimoniar en modo eficaz a Cristo a la entera humanidad, yendo siempre hacia el encuentro de los hombres y mujeres de hoy para trasmitir el corazón del Evangelio".
No es la primera vez que se dirige a estas comunidades, en su empeño por ser un Pastor y no un Emperador. En junio de 2015 fue el primer pontífice católico en visitar un templo de esta comunidad cristiana. Allí les pidió perdón por los siglos de persecución de las autoridades católicas en el pasado.
"En nombre de la Iglesia Católica les pido perdón por las actitudes y comportamientos no cristianos, ni siquiera humanos, que en la historia hemos practicado contra ustedes. En nombre del Señor Jesucristo, perdonadnos", dijo.
Celebramos esta misiva, ya que vemos en ella un signo más del obrar del Santo Espíritu, que se ocupa de sembrar la simiente que mañana germinará en la mantención de la fe cristiana en el mundo.
El reto que hoy debe asumir el cristianismo es el mismo que formulara Jesús, salir al mundo a comunicar su mensaje, su nueva buena noticia, formando un solo cuerpo místico, unido a EL. Por ello las palabras expresadas por nuestro Papa, no son palabras de cortesía, sino que encierran un mensaje más trascendente, que tendrá ecos en las futuras generaciones: común unidad de los cristianos.
José Pérez Barahona
