Iglesia.cl - Conferencia Episcopal de Chile

Opinión / Cartas al Portal


Defender los derechoa

Hay algo que llama la atención en el modo de ser chileno. No suelen defender sus legítimos derechos y se dejan fácilmente avasallar.

Es notorio que se clasifican como conflictivos a los que los hacen valer y defienden a todo trance.

Se espera una complacencia y un perfil bajo que sería un mérito.

Es así como se aceptan malos tratos en los servicios, públicos y privados.

Tampoco se protesta cuando se ve maltratar a otros. No hay clara conciencia de la dignidad humana, de la propia dignidad.

Tenemos derechos irrenunciables, inherentes a nuestra condición de persona.

En los últimos tiempos asistimos en nuestro país a la negación de nuestro derecho, y deber, de padres a decidir sobre la educación de nuestros hijos, el que es pasado a llevar por el estado.

Se atenta contra la vida del que está por nacer promoviendo el aborto violando uno de los derechos más básicos del ser humano: el derecho a la vida.

Los cristianos vemos atropellados una serie de derechos por las autoridades que gobiernan Chile y hemos asistido pasivamente a la destrucción de la familia, del matrimonio, de la identidad sexual, de la educación y de la sociedad al amparo de pseudo derechos como ser el de disponer del propio cuerpo por parte de la mujer embarazada para abortar, el de prescindir de los valores espirituales en la educación soto capa del respeto a los valores de los demás que no siempre se precisan ni justifican; la aceptación e incluso promoción de conductas sexuales desviadas justificadas en la no discriminación, tc.

Debemos defender el derecho a la vida, a tener una familia estable y bien constituida, a educar nuestros hijos, a nuestra identidad sexual con sólida base biológica, a profesar nuestros valores, etc.

Se hace necesario que los proclamemos en todo lugar y circunstancia. Jesús nos dice: "¿acaso se trae una lámpara para colocarla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿no es para ponerla sobre el candelero? (Mc 4:21)"
No olvidemos el papel de los profetas en la Biblia: señala que la Ley es para todo tiempo y para todo hombre y que los profetas denuncian todas las faltas contra ella.

Me parece que en los tiempos presentes los cristianos debemos proclamar y defender la ley divina y sus derechos en todas partes y por todos los medios sin temores ni falsas vergüenzas.

Es necesario que expresen sus creencias y valores en todos los ámbitos en que se mueven y participan, que no dejen sus espacios que serán ocupados por otros, contrarios y enemigos de sus valores.
Debemos luchar por nuestros derechos.

Dr. Pedro Naveillan F.