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Opinión / Cartas al Portal


Carta de 4 cardenales acusando al Papa Francisco

En relación a la carta de cuatro cardenales, algunos sacerdotes y teólogos cuestionando al Papa Francisco en su doctrina expuesta en Amoris Laetitia sobre el matrimonio y la familia, y que se ha conocido en diferentes medios de prensa, cabe señalar:

1.- El contenido de Amoris Laetitia ha sido fruto de una profunda consulta a todas las Iglesias particulares y debatido en dos sínodos consecutivos sobre la familia en el Vaticano. Por tanto, las enseñanzas que de ahí brotan son fruto de un acto colegial de toda la iglesia bajo la autoridad del supremo pastor y animada por el Espíritu Santo.

2.- ¿ Por qué habría que tener miedo a un proceso de discernimiento de toda la iglesia en fidelidad al magisterio para resolver con caridad y justicia la situación de aquellos que sufren en su vida concreta una suerte de lejanía o exclusión de la Iglesia? ¿ Acaso Jesús le tuvo miedo al discernimiento y a romper con las estructuras meramente legalistas de su época? ¿ Queremos una iglesia de perfectos e impecables o más bien una que nos acoja como pecadores que somos para dejarnos transformar por la gracia de Dios?

3.- Las enseñanzas de Juan Pablo II y Benedicto XVI siguen vigentes, pues Amoris Laetitia no propone excepciones a las normas morales absolutas. Lo que si plantea es que pueden existir algunos casos donde las atenuantes hagan que un pecado cometido no sea imputable a un sujeto para llegar a considerar su acción como pecado mortal. El discernimiento nos hace adultos y corresponsables en el camino de la fe. Por el contrario, las actitudes y estructuras rígidas matan la fe de los creyentes y alejan al pueblo de Dios de la misma Iglesia, pues la rigidez no es signo de verdad y menos evangélica. La rigidez clericalista es signo de una inmadurez estructural que mata la fe del pueblo creyente. El clericalismo de los 4 cardenales acusadores desconoce el llamado de Dios a la misericordia que triunfa sobre la justicia.

4.- El silencio del Papa al no responder públicamente a la interpelación que le han hecho – saltándose el camino del evangelio de tener un diálogo personal con él en primer lugar- puede ser el camino que ha elegido Francisco – igual que Jesús en el evangelio de la mujer adúltera- citado expresamente en “Misericordia et mísera” para que resuene en la conciencia de los “acusadores” la voz de Dios que mira al corazón del hombre, lo acoge con sus heridas en una Iglesia “hospital de campaña” y lo invita a un proceso de discernimiento adulto y reflexivo en fidelidad al magisterio. Y no le impone una norma abstracta que atenta contra la lex suprema de la Iglesia como enseñaba Juan Pablo II: la “Salus Animarum” (salvación de las almas) como norma fundamental (can 1752 Código de Derecho canónico). El llamado constante del Papa es a superar la rigidez de la ley que no responde al espíritu de Dios. Especialmente cuando esta es promovida por mentes clericalistas que se olvidan de los mandamientos de Dios como ha señalado el Papa Francisco en la misa de Santa Marta el 13 de diciembre 2016 al cumplir 49 años de aniversario de ordenación.

Por amor a Dios, no infantilicemos la fe de los creyentes y no pongamos cargas pesadas que Jesucristo no impone y menos los últimos pontífices en su magisterio y como maestros de la fe. Al contrario, construyamos en comunión al sucesor de Pedro y la enseñanza permanente de la iglesia sin dejarnos atrapar por un legalismo vacío de justicia y misericordia.

P. Fco. Javier Astaburuaga Ossa
Sacerdote