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Opinión / Cartas al Portal


Los católicos y la política

Las decisiones de cada uno influyen positiva o negativamente en todos. Por eso no es indiferente ir o no a votar el próximo domingo 17 de diciembre, ya que el bien común nos interpela a todos y cada uno, pues en definitiva nos afecta a todos. Siendo esta responsabilidad un “servicio inestimable de entrega para la consecución del bien común de la sociedad” al decir del Papa Francisco en su mensaje a los católicos que asumen responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos, reunidos del 1 al 3 de diciembre de 2017 en Bogotá, Colombia. En efecto, enseña el Papa: “La política es ante todo servicio; La referencia fundamental de este servicio, que requiere constancia, empeño e inteligencia, es el bien común, sin el cual los derechos y las más nobles aspiraciones de las personas, de las familias y de los grupos intermedios en general no podrían realizarse cabalmente, porque faltaría el espacio ordenado y civil en los cuales vivir y operar”. Comprendiendo a la luz del Concilio Vaticano II y la Doctrina Social de la Iglesia que el bien común es «el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección» (Gaudium et spes, n. 74).

Al respecto, el Papa Francisco afirma e insiste: “¡Cuánta necesidad estamos teniendo de una «buena y noble política» y de sus protagonistas hoy en América Latina! ¿Acaso no hay que enfrentar problemas y desafíos de gran magnitud? Ante todo, la custodia del don de la vida en todas sus etapas y manifestaciones. América Latina tiene también necesidad de un crecimiento industrial, tecnológico, auto-sostenido y sustentable, junto con políticas que enfrenten el drama de la pobreza y que apunten a la equidad y a la inclusión, porque no es verdadero desarrollo el que deja a multitudes desamparadas y sigue alimentando una escandalosa desigualdad social. No se puede descuidar una educación integral, que comienza en la familia y se desarrolla en una escolarización para todos y de calidad. Hay que fortalecer el tejido familiar y social”. Y concluye en parte de su mensaje: “Es necesario que los laicos católicos no queden indiferentes a la cosa pública, ni replegados dentro de los templos…”.

P. Fco. Javier Astaburuaga Ossa
Sacerdote