La Iglesia como institución ha sido muy cuestionada últimamente debido a los casos de violación que se han dado a conocer en Chile, pero ¿es realmente en todo lo que esta se basa? La respuesta en no.
Claramente es más fácil ver una mancha negra en un pañuelo blanco y quejarse por lo “feo” que se ve. Pero, ¿Qué pasa por el otro lado? Nosotros siendo Iglesia como fraternidad tenemos una gran responsabilidad: comunicar el mensaje de Dios y estar dispuestos al servicio de la comunidad, algo no muy lejano a la realidad, ya que en octubre de 2017 se dio a conocer la última actualización de las obras misioneras donde se muestra que sólo en América hay 1.627 hospitales, 4.731 dispensarios, 48 leproserías, 4.086 casas para ancianos, 2.476 orfanatos, 3.435 jardines infantiles, 5.546 consultas matrimoniales y 1.573 centros educativos.
La Iglesia tiene un rol importante en el bienestar de la comunidad, puesto que todas estas obras misionales pontificias son aumentadas cada año, cubriendo las necesidades básicas de la población pero que nadie (quiere) ve. Sin embargo, en Cracovia el Papa animaba a los jóvenes a “dejar el sofá para hacerse responsable del mundo de hoy” nuestra misión como católicos es no callarnos y dejar que sólo prevalezcan errores de unos pocos *humanos* enfocándonos en lo que muestran como polémico, sino ser un actor y tomar medidas para que contribuyamos a que la Iglesia siga con las obras caritativas que la han distinguido durante siglos, debemos fortalecer esa identidad predicando y ayudando a las personas con el ejemplo.
Isidora Vergara Orrego
Estudiante de enseñanza media
