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Opinión / Cartas al Portal


"Los jóvenes ante la crisis de su iglesia"

Esperando en Dios se encuentre bien, me dirijo a usted para hablarle sobre un tema contingente e importante.

Todos ya sabemos la crisis que está viviendo nuestra iglesia Católica, y no sabemos hacer nada más que criticar y apuntar con el dedo. Pero ¿alguien se ha preguntado cómo podemos ayudar a resolver el problema? ¿Qué debo hacer yo, como católico? De seguro algunos pocos nos hemos hecho estas preguntas, que no son nada fáciles de responder, pero no imposible.

Para empezar, hay que sacarse de la cabeza que la iglesia la componen solo los sacerdotes, obispos y el Papa. La iglesia es más que eso, nosotros somos la iglesia, cada persona que se haga llamar Católica es parte de esta iglesia, por ende, es tarea de todos colaborar en esta crisis.

Hoy me quiero referir a la importante tarea de los jóvenes Católicos, aquellos que mueven la iglesia. Su tarea comienza con aferrarse a su fe. Fue el mismo Jesús que dijo “A pesar de la herida abierta del pecado, yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos”. Ellos deben de transmitir con energía que los acontecimientos ocurridos no son razones para alejarse de Dios, porque el siempre estará con nosotros, sin importar que. Nosotros como iglesia debemos pedir por los involucrados, para que este problema se resuelva de la mejor manera y dejemos que este tiempo sea de conversión.

Los jóvenes deben ser la voz de esta iglesia en crisis, deben de comunicar la verdad de los hechos, y transmitir en sus comunidades lo que está pasando, no debemos callar lo que sucede, no le tengamos miedo al tema, tenemos que dejar atrás la cultura del silencio.

El Papa en su visita al país nos dijo “¿Cuánto sabe el corazón chileno de volver a empezar? ¿De levantarse después de los derrumbes?”, casi como una premonición, ya que lo que debemos hacer es levantarnos de este terrible derrumbe, y Dios nos invita a volver a Galilea, volver a principio.

Todos podemos poner nuestro granito de arena para ayudar, y los jóvenes han de empezar.

Sofía A. Penroz Correa
Estudiante