Querida Iglesia:
Qué alegría que después de tanto tiempo y tantos años, podemos ver en las noticias, en las redes sociales, en nuestros grupos de WhatsApp el nombre de uno de los miembros de la Iglesia, más aún, de un miembro del presbítero, entre comentarios de alegría y agradecimiento; confianza, respeto y reconocimiento.
Como miembro de la Iglesia, se llena mi corazón de alegría, y todo se lo debemos a Dios Padre, que despertó en el corazón de Mariano Puga, el deseo y la vocación de vivir su vida en la entrega al pueblo, la defensa de los derechos humanos, y velar por la justicia y dignidad para los chilenos. ¿No debiera ser un ejemplo para todos los sacerdotes de Chile?
Si queremos volver a llegar a la gente, ya sabemos cómo lograrlo. Debemos vivir el Evangelio de Cristo, tal como lo hizo el Padre Puga, y el resto de las personas podrían reconocer en nosotros y en nuestros sacerdotes, la presencia de Cristo en la Tierra. Verán cómo el evangelio cobra vida en nuestra sociedad.
El Padre Puga fue llamado a su Pascua en el momento preciso según lo que se está viviendo en nuestro país, y no es casualidad, si no una luz y un ejemplo que Dios quiso recordar en Chile, de cómo la Iglesia debe actuar en estos momentos.
Valentina Cancino
