Hoy no es difí cil denigrar la polí tica, “ el arte de gobernar” , y tenemos que reconocer, má s de algú n polí tico contribuye a ello. En tiempos de elecció n y al calor del vaivé n electoral, es cuando se espera un mayor esfuerzo por parte de los polí ticos para revertir esta situació n.
A la base de los acontecimientos que han remecido a la polí tica en los ú ltimos dí as hay una certeza esencial: la polí tica, como acto humano, se funda en valores. No es un negocio, sino un servicio. No responde a cá lculos, sino a proyectos de sentido. No mira el bienestar individual o partidista, sino el bien comú n del paí s y, entre nuestros compatriotas, la atenció n de los má s desfavorecidos. El papa Francisco ha afirmado que “ la polí tica es una de las má s altas expresiones de la caridad” .
Que un polí tico tenga principios y que los haga valer en su funció n pú blica es el mí nimo indispensable de su rol. La coherencia con los principios y valores supone riesgos y costos. ¡ Siempre! El polí tico consecuente no siempre recibe el aplauso de la galerí a. Tampoco lo busca. Otro mí nimo en el servicio pú blico es la disposició n positiva al diá logo, en un clima de amistad cí vica que se funda en que el paí s no le pertenece a unos pocos.
Agosto es el mes de la solidaridad, en que Alberto Hurtado nos muestra un camino de servicio. « Honra» a un polí tico dolerse con el dolor ajeno, estar cerca de los pobres y vulnerados y trabajar activamente por mejores condiciones para ellos. El electorado sabe distinguir bien quié nes está n junto a los que sufren y quié nes solo posan con ellos en campañ a.
Hay decisiones relevantes en la vida de un polí tico: emprender, poner pausa o abandonar un proyecto; aprobar, rechazar o abstenerse en un voto… Cuando ellas se inspiran en sus valores y principios, cuando con conciencia formada procede en consecuencia, el polí tico aspira a ser má xima expresió n de la caridad. Cuando las decisiones son producto de maniobras, calculadoras y subterfugios es bastante probable que la polí tica se transforme en un espectá culo.
Como Alberto Hurtado, trabajemos por un Chile má s justo, que proteja la vida y la dignidad de todas las personas y que expresiones como “ felicidad” , “ amistad cí vica” y “ bien comú n” sea cada vez má s la tó nica de nuestra convivencia social.
+ Santiago Silva Retamales
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile