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Fichas Mes de la Biblia 2016

La iglesia en Chile, cada año y de manera especial, busca motivar el encuentro con la Palabra de Dios en cada rincón de nuestro extenso país.  Es una hermosa práctica que poco a poco ha ido dando frutos tanto por la cercanía con la Sagrada Escritura, Palabra de Dios, como por la práctica en un método para su lectura, comprensión y oración.

El Papa Francisco nos ha invitado en este Año Jubilar a redescubrir la misericordia como la identidad más propia en cuanto hijos e hijas de Dios, para llegar a ser misericordiosos como el Padre, porque –nos dice el Papa–: “la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano.

La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros” (El rostro de la Misericordia, nº 9). Por esta razón este año hemos querido preparar el material de nuestro Mes de la Biblia, siguiendo la indicación del mismo Santo Padre Francisco, proponiendo a ustedes las parábolas del buen samaritano, de la oveja perdida, de la moneda extraviada y la del padre misericordioso como el centro de nuestra Lectio Divina. Porque “en estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón” (El rostro de la Misericordia, nº 9).

Los esquemas de trabajo que siguen son simplemente una ayuda; cada persona y cada comunidad deben servirse de ellos con libertad, sabiendo que el gran conductor en la lectura y vivencia de la Palabra de Dios es el Espíritu Santo.

Dejamos en sus manos este material, conscientes de que “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. Cuanto más nos acerquemos al ideal que Jesús mismo.