Con Eucaristía concluye Año Sacerdotal en Osorno

Con Eucaristía concluye Año Sacerdotal en Osorno

El pasado viernes, festividad del Sagrado Corazón de Jesús, con una eucaristía que presidió el obispo diocesano, Mons. René Rebolledo Salinas, junto a sacerdotes, diáconos permanentes y numerosos fieles, concluyó el “Año Sacerdotal” en Osorno.

Sábado 12 de Junio de 2010
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El Miércoles Santo, 08 de abril de 2009, con la Misa Crismal se dio inicio solemne al “Año Sacerdotal” en la diócesis. Para tal efecto, se bendijo un precioso ícono de San Juan María Vianney, el Cura de Ars, el que peregrinó por las comunidades sacerdotales y parroquias de la diócesis.

El Santo Padre Benedicto XVI fijó como objetivo de este especial año de gracia, que sea para cada uno de los sacerdotes una instancia para renovar “…la aspiración a la perfección espiritual, de la que depende en gran medida la eficacia de su ministerio. Asimismo, esta iniciativa servirá para reforzar en todo el Pueblo de Dios la conciencia del don inmenso que supone el ministerio ordenado para quien lo ha recibido, para toda la Iglesia y para el mundo”.

El Sumo Pontífice mostró además su anhelo respecto a que “… este Año Sacerdotal sea un tiempo de abundantes gracias para todos los sacerdotes, en el que profundicen en su íntima unión con Cristo crucificado y resucitado”.

En la diócesis, la celebración tuvo lugar en el templo parroquial “Sagrado Corazón de Jesús”. En parte de su homilía el obispo diocesano destacó:

“Hermanos sacerdotes: Todas las situaciones, aún las más incomprensibles, no escapan a la guía de nuestra vida, personal y comunitaria, que realiza el Señor. Nuestras alegrías y gozos, nuestras penas y dolores, nuestras preocupaciones, nuestros desganos, nuestras incertidumbres, nuestras debilidades Él las conoce”.

Para luego agregar:

“Nos disponemos, con su bendición y en su nombre, a proseguir el camino de la hermosa vocación que Él, en su misericordia, nos ha regalado.

En particular anhelamos:

- consolar a nuestro pueblo y hablarle al corazón;
- preparar el camino del Señor, anunciando con gozo su palabra y celebrando con unción y gratitud los santos sacramentos;
- buscar no perdernos en las pequeñas cosas. “Subamos” a lo alto donde está Dios y “bajemos” adonde está el hermano; subamos donde está el hermano y bajemos donde está Dios;
- cuidar y cuidar mucho, de hacer nuestro camino de vida en comunión con el obispo, en unión fraterna con los hermanos sacerdotes y bien insertos en la comunidad que se nos ha confiado;
- procurar responder con creatividad a los retos y desafíos del tiempo presente;
- agradecer diariamente al Señor el don inmerecido de nuestra vocación;
- aspirar con sencillez y humildad a ser coherentes con nuestra opción.

¡El Señor, el Pastor de los pastores, el que apacienta su rebaño, el que lo reúne con su brazo, nos lleva a nosotros y a nuestro pueblo en su corazón de Buen Pastor!”.

Fuente: Comunicaciones Osorno
Osorno, 12-06-2010