El clero de Santiago en pleno renovó al mediodía de este Jueves Santo- sus promesas sacerdotales durante la solemne Misa Crismal que presidió el Cardenal Arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz, en la Catedral Metropolitana repleta de fieles.
La Misa Crismal se celebra en todas las catedrales del mundo como un signo de la comunión de los sacerdotes con su obispo. Los presbíteros renuevan sus promesas al Señor de cumplir sus sagrados deberes ministeriales. La Arquidiócesis de Santiago cuenta actualmente con alrededor de 300 sacerdotes diocesanos y 507 pertenecientes a diversas congregaciones religiosas.
La Eucaristía fue concelebrada por los Obispos Auxiliares de Santiago (Mons. Ricardo Ezzati, Mons. Andrés Arteaga y Mons. Cristián Contreras) y los Vicarios Episcopales. También concelebraron algunos obispos eméritos, entre ellos Mons. Sergio Valech.
Durante la Misa Crismal, el Cardenal Errázuriz bendijo los óleos que se emplean en el sacramento de unción de los enfermos; y el crisma (especie de aceite) que se utiliza en la administración de los sacramentos del Bautismo, Confirmación y del orden sacerdotal.
Homilía de Mons. Ezzati
“La renovación de las promesas sacerdotales en el corazón de la liturgia eucarística de este día ponen en cruz la identidad de nuestro ser y de nuestra vocación”, señaló en su homilía monseñor Ricardo Ezzati, Obispo Auxiliar de Santiago, durante la Misa Crismal.
“Toda esta vocación -agregó- puesta al servicio del pueblo del Señor, ese pueblo que el Señor nos ha confiado. Nos confió más profundamente en la conciencia y en la experiencia de pertenecer al único presbiterio diocesano en comunión con nuestro obispo, apacentando, en nombre del Señor, la grey de la que somos pastores”.
Más adelante afirmó que “unidos más estrechamente a Cristo, significa que el sacerdocio no puede construirse y vivirse de cualquier manera. Su único referente permanente y decisivo es Jesús, el Mesías, el Señor, que en el Evangelio de San Lucas se nos presenta como el ungido y el enviado para lleva la Buena Nueva (...) Significa confesar humildemente pero también confiadamente que somos sacerdotes en él, de él, para él, como él”
Por último, Mons. Ezzati llamó a los fieles a orar por sus sacerdotes para que sean fieles a su ministerio y a la misión que el Señor les ha encomendado.
Mensaje del Papa
Con motivo de celebrarse en Jueves Santo el día en que se recuerda la institución del sacerdocio, el Papa Juan Pablo II dirigió un mensaje a todos los sacerdotes del mundo. Al presentar este documento, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, afirmó que la carta del Santo Padre "nos recuerda (a los sacerdotes) la obediencia del amor, la grata obligación de darnos enteramente al pueblo de Dios que se nos ha confiado, una obligación asumida el día de nuestra ordenación sacerdotal, y que se manifiesta de modo ejemplar para todos los fieles en su adhesión al discernimiento de los obispos, imitando a Cristo, que en la Ultima Cena se entregó a la Iglesia. Se trata de una donación de nuestra autonomía, también cuando es legítima, de una donación contra la que se rebela la cultura actual, que pretende la autorrealización de la razón desvinculada de todo límite".
"Una vez más, en este Año de la Eucaristía, el Santo Padre nos introduce con amor en el mysterium Paschae, que es el gran misterio de la fe. (...) Con la suavidad de la fe, el Papa nos invita a custodiar con reverencia las normas litúrgicas que no solo tutelan sino que hacen resplandecer la sacralidad del Rito. Acogeremos sus palabras para custodiar la Eucaristía, en una vela continua y en todos los rincones del mundo y pondremos de rodillas ante el sagrario todas nuestras intenciones", señaló el cardenal Castrillón..
(Texto completo de la Carta del Papa Juan Pablo II en
www.iglesiadesantiago.cl)
Fuente DOP
Santiago, 24-03-2005