En este gran paso, camino al sacerdocio, fue acompañado por sus padres, Don Héctor y la Sra. Ana, además de sus hermanos: Marcelo, Juan Carlos, Evelyn y Karina, quienes junto a sus amigos dieron gracias a Dios por Héctor, por su vocación y su generosa respuesta al llamado del Señor. Notable fue la presencia de los fieles de distintos decanatos que quisieron estar presente en la ceremonia. Héctor actualmente acompaña la Pastoral en la Parroquia y el Colegio de Camelias, también ha colaborado en Parral y San Javier.
Poco a poco el Señor me conquistó
Héctor Ricardo, Diácono en Tránsito, nació el 28 de julio de 1981, en Antofagasta, donde creció junto a sus hermanos. A los 17 años se trasladó hasta Cauquenes, concluyendo allí sus estudios de Enseñanza Media, en el Liceo Politécnico de la Ciudad, egresando de Electricidad. Le gusta de preferencia la música andina, se declara hincha del Colo-Colo, pero siempre pendiente también de cómo va su equipo Club Deportes Antofagasta, es un joven alegre y de muchos amigos.
Infancia y parte de la adolescencia, Héctor y sus hermanos la vivieron en Antofagasta, hasta que en 1998, su papá, Militar, hoy Suboficial en retiro, decidió cambiarse a Cauquenes, su tierra natal. Héctor reconoce que no quería, fue difícil dejar amigos y el mundo que le rodeaba en la pastoral juvenil nortina. Pero, con alegría aclara que fue solo un tiempo, pues rápidamente se incorporó a la P. San Pedro (por el encuentro continental de jóvenes el año 98), y el año 1999 el P. Héctor Villar le invitó a participar en el grupo, llamado “carrete juvenil” y replica: “Esta actividad nos proponía servir a los hermanos más necesitados, el grupo poco a poco fue creciendo y se incorporaron algunas familias, cada sábado por la noche, acompañábamos a los hermanos que vivían en situación de calle, desarrollando este servicio conocí a un Cristo joven, servicial, dispuesto y entregado; pero también al Cristo pobre, relegado y necesitado. Mi interés y atracción por este Cristo ‘Amigo’ fue acrecentado por las misiones, con las Hermanas de la Consolación en los veranos y el trabajo en la pastoral juvenil”.
Así, este joven, intenta profundizar y discernir esta propuesta del Señor para su vida, comienza a tomar más en serio esa inquietud que poco a poco nace en su corazón.
Acepta participar en las jornadas vocacionales, a las que lo invitan el P. Héctor Villar y el P. Juan Pérez, decidiendo ingresar al Seminario San Pablo de Rauquén, en marzo del año 2002, con 20 años de edad, siendo párroco en San Pedro, el Padre Lorenzo.
En este caminar, las palabras de agradecimiento de este joven no se hacen esperar, pues añade: “Al dar este paso, mi gratitud a Dios por llamarme, a Don Carlos Camus por su testimonio, por confiar en mí y apoyarme cuando ingresé al Seminario. A Monseñor Koljatic, quien me ha ayudado mucho con su cercanía y confianza, especialmente en los momentos difíciles, él ha estado presente como pastor acompañándome y cuidando mi vocación. A los sacerdotes que me han aconsejado y a mis hermanos del seminario, agradezco a la pastoral juvenil y al movimiento de cursillos de cristiandad que me ha acompañado y entregado su cariño y alegría. Agradezco también, a todos los que han rezado por las vocaciones, pues han fortalecido la mía”.
Muchas son las personas que te acompañaron en este paso, ¿cuál sería tu mensaje en este momento para ellos? “Les pediría que sigan rezando, para ser fieles y responder con honestidad al llamado que el Señor nos hace, para servir con alegría y generosidad a nuestros hermanos y que recen, sobre todo para que sean muchos los jóvenes que descubran la voluntad de Dios en sus vidas, rezando especialmente para que dentro de sus mismas familias germinen sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes y laicos que sean testigos de la Buena Nueva del Señor”.
Fuente: Comunicaciones Linares
Linares - Chile, 07-12-2010