Carta de adhesión al Pbro. Sr. Raúl Hasbún
Punta de Tralca, 11 de abril de 1973
Sr. Pbro. Raúl Hasbún
Santiago.
Querido Raúl:
Te hemos manifestado ya nuestra adhesión ante los ataques de que has sido víctima en los últimos tiempos. Ha sido la expresión de nuestra amistad y aprecio a un sacerdote, que podrá ser vehemente, pero que ha sido siempre un servidor de la Iglesia, leal y dedicado, en quien tenemos plena confianza.
Si volvemos a escribirte es porque nos ha causado verdadero asombro el artículo publicado en "El Siglo", el domingo 19 de abril, y luego en varios otros diarios, por el poeta Pablo Neruda.
Primero por la acusación que contiene: tu "largo brazo negro" habría "torturado" y "ajusticiado" a "un obrero anónimo" -cuyos nombres y apellidos da por lo demás: Jorge Tomás Henríquez González-, la víctima de los sucesos de Concepción, que habría sido "'asfixiado con espantosa lentitud" por orden tuya, "su verdugo", desde Santiago.
Rara vez en Chile se ha lanzado semejante infamia contra un sacerdote, o contra persona alguna. El Sr. Neruda, que cita tantas frases evangélicas, debería recordar otra más: "No juzguéis, y no seréis juzgados".
Nosotros lamentamos la muerte de un hermano nuestro; esto lo hace toda persona decente. Pero otra cosa es aprovechar un cadáver para acusar de asesino, con incalificable ligereza, a un sacerdote a quien se quiere destruir.
No podemos concebir que un Premio Nobel de Literatura, respetado y admirado por todos los chilenos, y también por nosotros, se rebaje a tal tipo de diatribas.
Cierto es que en el apasionamiento del conflicto ha habido excesos de lenguaje por ambos lados, y no aprobamos cada una de las cosas que se han dicho. Pero tú no has acusado a nadie de "asesino".
En nombre del "aire que ha removido a la Iglesia desde Juan XXIII", de la "serena sabiduría" que se le reconoce a "nuestro Cardenal chileno" y de "la fe de los creyentes", como dice el propio Neruda, recordamos que el fundamento de toda humana convivencia es el respeto al hombre y a la verdad.
"Bienaventurados seréis cuando os maldigan y digan, con mentira, toda suerte de mal contra vosotros, porque es muy grande la recompensa que os aguarda en los cielos" (Mt. 5,11).
No podemos ofrecerte un mejor consuelo.
Por los Obispos de Chile,
CARLOS OVIEDO CAVADA
Obispo Auxiliar de Concepción
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile