En horas del mediodía del pasado sábado arribó a la región de Aysén el representante en Chile de su Santidad Benedicto XVI, Monseñor Aldo Cavalli, con el objeto de compartir y celebrar junto a los fieles de la Iglesia de Aysén, los 50 años de creación del Vicariato Apostólico por el Papa Pio XII en el año 1955.
Coincidentemente, este fin de semana la Iglesia Católica Universal celebró la fiesta de Pentecostés, motivo por el cual se realizaron vigilias para conmemorar y esperar la irrupción del Espíritu Santo. Una de ellas fue la vigilia juvenil, que se realiza año a año en dependencias del Liceo San Felipe Benicio, y en la que participó también el Nuncio Apostólico junto a Monseñor Luis Infanti de la Mora.
En la oportunidad, Monseñor Aldo Cavalli fue recibido con gran alegría y entusiasmo por los cerca de 300 jóvenes que allí se congregaron. En una breve intervención tuvo palabras para recordar la reciente muerte de Juan Pablo II y compararla con la actitud que se debería vivir en la celebración de Pentecostés, señalando “todo el mundo se detuvo al ver morir al Papa Juan Pablo II (...) Nosotros esta noche tenemos que quedarnos casi en silencio. No para el Papa, para el Espíritu Santo. Como el mundo se detuvo delante de la muerte de un gran hombre, Juan Pablo II, tenemos nosotros hoy que detenernos delante del Espíritu Santo para que entre dentro de ti, dentro de mí, y nos haga personas más vivas”, puntualizó.
Continuando con el programa de actividades, Monseñor Aldo Cavalli celebró una Misa Solemne en la Catedral de Coyhaique el domingo a las 11 de la mañana, ocasión en la que instituyó como animadores de liturgia a seis fieles de la Iglesia de Aysén, pertenecientes a las parroquias de Coyhaique y Puerto Aysén; quiénes fueron presentados por el Obispo Infanti.
Según nos explicó Pascual Acuña, uno de los recién instituidos animadores, “dar este paso en forma oficial significa una responsabilidad más, de ser servidor. Yo no le he buscado, Dios me buscó y me indicó el camino. Yo quiero servir en la Iglesia de una u otra forma; así como Dios lo permita y al igual que Samuel decir `Aquí estoy Señor, hágase en mi Tu Voluntad”, concluyó.
Además, durante la Eucaristía se realizó la bendición y el envío a los formadores y jóvenes misioneros, que se están preparando para la Misión Vicarial que se desarrollará en los meses de agosto y septiembre en la región. En este sentido, Evelyn Aguilar dijo estar esperanzada en que “hayan muchos más jóvenes que sigan a Cristo, que se interesen por lo que nosotros les mostramos”, aseveró. Por su parte, Mauricio Villegas recalcó la importancia que tiene esta misión vicarial y el rol central del laico dentro de ella.
Cabe señalar que a cada misionero se le hizo entrega de una cruz de madera y un rosal, el que representaba a una comunidad cristiana del Vicariato. A su vez durante la misa, el párroco de Coyhaique, Padre Aldo Bernardi, hizo entrega oficial al Nuncio Apostólico del Libro de Condolencias por la muerte de Juan Pablo II.
Una vez finalizada la Eucaristía, los misioneros en compañía del Nuncio Apostólico y Monseñor Infanti se dirigieron a la Capilla Madre de Aysén de Alto Baguales, donde se plantaron los rosales como signo. El objetivo de este, según explicó el Obispo de Aysén fue poner bajo la protección de la Virgen María a cada una de las comunidades cristianas que conforman el Vicariato y, a su vez “enfatizar la dimensión misionera que cada comunidad tiene”.
Finalmente, Monseñor Aldo Cavalli manifestó su deseo de que la Iglesia de Aysén siga siendo “una Iglesia viva, viva, viva, como la vi en estos días. Las otras cosas vienen por consecuencia, pero la vivacidad es una cosa interna de la iglesia y esto es fundamental”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Aysén
Coyhaique, 15-05-2005