Encrucijadas de la Vocación

Encrucijadas de la Vocación

Felipe Hernández, miembro de la Comisión de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Valdivia, nos escribe sobre la búsqueda de la vocación, lo que angustía a muchos jóvenes que pronto terminan su Enseñanza Media y tendrán que asumir decisiones trascedentales en su vida.

Jueves 22 de Noviembre de 2012
Soy Joven y hasta ahora me he insistido en el sentido vocacional de la existencia como diálogo divino y humano. Me dicen que si se procura vivir en un diálogo personal, se está en condiciones de discernir la precisa voluntad para cada uno, como resume muy bien la famosa oración que muchos aprendimos de pequeños: "Tuyo soy, para Ti nací, ¿qué quieres de mí?". Así, en la historia de cada persona hay –puede haber– un momento en el que uno descubre: "yo he nacido para esto, para esto he sido llamado a la existencia".

"El descubrimiento de la vocación personal es el momento más importante de toda existencia. Hace que todo cambie sin cambiar nada, de modo semejante a como un paisaje, siendo el mismo, es distinto después de salir el sol que antes, cuando lo bañaba la luna con su luz o le envolvían las tinieblas de la noche. Todo descubrimiento comunica una nueva belleza a las cosas y, como al arrojar nueva luz provoca nuevas sombras, es preludio de otros descubrimientos y de luces nuevas, de más belleza" (F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora)

Recordando pequeños pasos en mi vida joven me ofrezco a predisponerme y hacerme capaz de recibir las sucesivas llamadas, pero esos momentos son los más concretos de mi historia y logro descubrir el sentido de mi pasado y mi futuro; entonces todo adquiere una nueva luz y esperanza, un nuevo sentido: ¡Para esto he nacido yo! Es el momento en el que la libertad del Dios que llama, se encuentra con la libertad del hombre que se dispone, que escucha la llamada al descubrir su verdad. Un encuentro de libertades, hablo del Dios de la Vida.

El Ser Humano no nace con una vocación concreta. Sí puede suceder que desde muy pequeño cuentes con determinadas aptitudes e intereses, especialmente incentivado por el entorno inmediato, como lo es la familia. Esto puede colaborar a una cierta inclinación vocacional. La vocación se va armando a lo largo del camino de la vida y pienso, que ese momento es la Juventud. Es un proceso abierto, que permanentemente se sigue construyendo, rearmando; en parte permanece igual, en parte se modifica. Es necesario ir a su búsqueda: probando, averiguando, indagando, movilizándose tanto externa como internamente.

El gran dilema, ante el cual muchos de nosotros nos angustiamos es aún no saber qué hacer el próximo año. La pregunta típica de cualquier persona que interactúa con alguien que está cursando su último año del colegio suele ser: “¿Qué vas a seguir?” y esto no hace más que reforzar la importancia que se le otorga a este asunto, y a veces sumar más presión. Pero otras veces es útil para "despertarnos" y empezar a pensar seriamente en nuestro futuro.

La presión y el modelo social, en ocasiones la insistencia familiar, el observar a otros compañeros con una decisión ya tomada, sumado los acontecimientos propios del último año de colegio, pueden colaborar a que los momentos de reflexión se vean influenciados por la tensión, la ansiedad y la angustia. No te sumergas al modelo que ofrece la sociedad, sumergete a lo que dice realmente tu corazón.

Descubrir la propia vocación es descubrir nuestro propio servicio al mundo, y pienso que es el factor mas importante en esta decisión: una "vocación para amar". No hablo sólo de la vocacion que piensas, si no que mucho mas allá.

Fuente: Comunicaciones Valdivia
Valdivia, 22-11-2012