Evocación y proyectos

Evocación y proyectos

René Rebolledo, obispo de Osorno, al Personal Consagrado y a los fieles.

Viernes 04 de Enero de 2013
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Sabemos que el 31 de diciembre es sólo una fecha convencional para recordarnos que nuestro planeta Tierra ha completado una nueva órbita en torno al Sol. Sin embargo, se transforma en un día propicio para rememorar lo que, a cada uno, nos ha acontecido en el año que termina y para proyectarnos al que se inicia: es una fecha de evocación y de proyectos. Pero paralelamente a este año que termina y se renueva en base a un hecho astronómico, los católicos en el mundo estamos viviendo otro año, cuyo inicio y fin no tiene una vinculación con realidades físicas, ya que se trata de una realidad del espíritu: me refiero al Año de la Fe. Él ha sido convocado por el Papa Benedicto XVI, a partir del 11 de octubre de 2012 hasta el 24 de noviembre de 2013. En esta fecha de revisión del pasado y de proyección al futuro, los invito a que hagamos el mismo ejercicio en relación a cómo hemos vivido ese tiempo. Para ubicarnos, debemos constatar que han transcurrido 81 días de, aproximadamente, 400, vale decir, que ya hemos vivido un 20% del plazo.

En este año, el Papa nos llama a enfrentar un mundo secularizado, con muchas personas afectadas por una profunda crisis de fe, diciendo que “no podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta” (Porta Fidei, 3). “En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados” (Ib.6). Es una tarea en dos tiempos: primero, una conversión personal, renovando nuestra fe de cara a Cristo Señor, origen y centro de ella y, segundo, “<<Caritas Christi urget nos>>, es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar” (Ib 7).

Los invito a que, en el contexto de estos días y a la luz del 20% del tiempo transcurrido, analicemos el cómo hemos enfrentado el desafío, tanto personalmente, como en el ámbito eclesial. La pregunta clave es: ¿Hemos superado la primera etapa y estamos preparados para encarar la Nueva Evangelización con los corazones llenos del amor de Cristo? Si la respuesta fuere positiva, felicitaciones y aprovechemos las próximas vacaciones, en ambientes distintos al habitual, para ir en busca de aquellos que se han olvidado de Jesús, mostrándolo en el aspecto en el que hoy se ofrece al mundo. Si, por el contrario, la inseguridad nos está diciendo que nuestra conversión no ha sido completa, destinemos los próximos dos meses para acercarnos al Señor, en Su Palabra y en nuestra oración, de manera que, llegado Marzo, podamos asumir y cumplir airosamente la tarea que hemos recibido, como un solo cuerpo.

Fuente: Comunicaciones Osorno
Osorno, 04-01-2013