Con un Templo colmado de fieles se dio inicio a la Cuaresma en la Iglesia Catedral de la Diócesis de Magallanes.
La Eucaristía, que comenzó a las 19:00 hrs., fue presidida por el Padre Obispo Bernardo Bastres Florence y concelebrada por el Clero local, en la única Misa de la Ciudad de Punta Arenas.
A la bendición e imposición de cenizas se sumaron emotivos y significativos ritos de desagravio y purificación, después que hace exactamente un mes, un grupo de exaltados profanara y ultrajara el principal templo de la Diócesis.
Después del saludo del Padre Obispo, los fieles y ministros realizaron tres signos penitenciales, dando la espalda al Altar, que fuera destruido el pasado 13 de enero, colocándose de rodillas para pedir por la conversión de los que entraron a profanar la Iglesia, y cubriendo el rostro, en señal de arrepentimiento.
En su homilía, el Padre Obispo Bernardo recordó con dolor los hechos ocurridos en el Templo, y el impacto que esos desórdenes provocaron en la comunidad de fieles. Señaló que “más que los daños materiales, que son cuantiosos, lo que duele es el daño moral que se ha causado a la comunidad católica”. Invitó a orar por los que provocaron tales destrozos y a perdonarlos de corazón. En su mensaje a la comunidad, el Padre Obispo destacó, en el camino de la Cuaresma que conduce a la celebración del Misterio de la Muerte y Resurrección del Señor, la invitación a la oración, el ayuno y la caridad, como itinerario de conversión al Señor y a los hermanos.
Enseguida después de la Homilía, cuatro jóvenes llevaron hasta el Altar el mantel que fue destruido en los actos de profanación, el que más tarde fue recortado y repartido entre los fieles, como signo de comunión con la Iglesia. Acto seguido, y comenzando por el mismo Obispo diocesano y el clero, todos los fieles se acercaron al altar para trazar una cruz sobre él como signo de purificación y de amor al Señor. Mientras se realizaba este rito, particularmente emotivo, los sacerdotes se distribuyeron por la Iglesia Catedral para ofrecer la celebración del sacramento de la reconciliación, y que finalizó con la bendición e imposición de cenizas.
Hacia el final de la Eucaristía, un sentido y prolongado aplauso fue el signo de la unidad de la Iglesia que peregrina en Magallanes y de su comunión y adhesión al Pastor, Bernardo Bastres, gratuitamente ofendido y agraviado hace solo un mes, en la misma Iglesia en la que ofreció su perdón.
Fuente: Comunicaciones Punta Arenas
Punta Arenas, 14-02-2013