Señaló Monseñor Juan Ignacio González para este tiempo en que la sede estará vacante y de oración por la elección del Romano Pontífice
Estimados hermanas y hermanos
1. A partir del jueves 28 de febrero del 2013 se inicia el tiempo de Sede Vacante. Como todos sabemos, el Santo Padre Benedicto XVI ha renunciado a su oficio de Romano Pontífice y Pastor de la Iglesia. El Colegio de los Cardenales de la Iglesia debe elegir en los próximos días un nuevo Sumo Pontífice.
2. Durante el tiempo corrido desde que el Santo Padre anunciara su decisión de renunciar, mucha tinta se ha usado en las páginas de los medios de comunicación. Hemos leído y escuchado maravillosos comentarios, análisis y enfoques, que nos han permitido descubrir el gran amor a Cristo y a la Iglesia que hay en el corazón del Papa Benedicto. Cada uno al meditar estos acontecimientos del todo extraordinarios, hemos sacado también nuestras conclusiones y propósitos para que el amor a Dios sea mayor y nuestro compromiso con la Iglesia más firme y eficaz. Varias personas me han comentado que la valiente y lúcida determinación del Papa les ha ayudado en su vida personal. Resulta para todos evidente que Dios nos está hablando de manera misteriosa y exigente, tanto a toda la Iglesia, como a cada uno de nosotros.
3. Sin embargo, no siempre esos comentarios en los medios de comunicación han tenido en cuenta la realidad sobrenatural y espiritual de la Iglesia y en algunos casos se han publicado opiniones francamente ofensivas a la persona del Papa Benedicto XVI. En otros, se intenta ver en todos estos acontecimientos razones humanas, luchas de poder, posibilidades de cambios radicales en la doctrina y enseñanza de la Iglesia, etc. Pidamos perdón a Dios por esas ofensas, gratuitas, injustas y completamente inoportunas y renovemos nuestro deseo de fidelidad personal y como Iglesia diocesana a la fe católica, tal como nos ha sido propuesta por el Magisterio de la Iglesia.
4. Este es un tiempo en que toda la Iglesia Católica se recoge en oración pidiendo al Espíritu Santo, - que guía verdaderamente a la Iglesia - que ilumine a los padres Cardenales que prontamente iniciarán el Cónclave, es decir la reunión para elegir al nuevo Papa. Hagámoslo también nosotros, tanto personalmente como en nuestra vida como comunidad eclesial.
Con el fin de que esta oración suba unánime al cielo, solicito a todos los sacerdotes que el día jueves 28 en las Misa vespertinas se celebre una de Acción de Gracias a Dios por el don del pontificado del Papa Benedicto XVI. Asimismo, en todas las Iglesias y capillas de nuestra diócesis se celebrará la Misa establecida para el tiempo de Elección de un nuevo Papa, que puede tener lugar cualquier día, con excepción de los Domingos de Cuaresma. Pido a todos los fieles ofrecer el Santo Rosario por el Cónclave y por cada uno de los Cardenales electores. También en este tiempo de Cuaresma, ofrezcamos algún pequeño sacrificio, privándonos de algo en la comida, la bebida, el uso de la TV, de los medios digitales, etc. por esta misma intención.
En la Capilla de Adoración Perpetua de la Iglesia Catedral y en las otras que están establecidas en varia parroquias, pido a todos los adoradores que pongan estas intenciones antes el Señor Sacramentado, intensificando, si cabe, la petición para que nos conceda un Papa Santo, que guíe con mano sabia y sobrenatural fortaleza la Iglesia de Dios en tiempo difíciles para el mundo.
Hermanos y hermanas:
5. Reafirmemos desde ya nuestra fe: "El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles "(LG 23). "El Pontífice Romano, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad" (LG 22; cf. CD 2. 9). Escribió San Gregorio Magno, que "el Señor se preocupa especialmente de Pedro, y ruega en forma particular por la fe de Pedro, como si la perseverancia de los otros estuviera principalmente, garantizada, siempre que no fuera vencido el ánimo del jefe. Por esto, en Pedro viene protegida la fortaleza de todos, y el auxilio de la gracia divina sigue en este orden: la firmeza que es dada por medio de Cristo a Pedro, es conferida a los demás apóstoles a través de Pedro". (S. León Magno, Sermón 4)
Pongámonos filialmente en manos de la Madre Dios, Mater Ecclesiae y de nuestro Santo Patrono e intercesor, San Bernardo, pidiéndoles que cuanto antes tengamos entre nosotros al Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, el Obispo de Roma, a quien desde ya manifestamos nuestra fidelidad, oración y cercanía.
+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo
Fuente: Comunicaciones San Bernardo
Santiago, 22-02-2013