De la vasta gama de expresiones humanas sobre las cuales debe informar el periodismo, hay áreas especialmente complejas. Una de ellas es la referida a las manifestaciones religiosas.
Al revés de lo que se pudiera pensar, la aparición de nuevas posibilidades tecnológicas ha aumentado el interés por este tipo de publicaciones, que tradicionalmente se catalogaban como “religiosas” y se relegaban a espacios de menor importancia.
El Consejo de Ética de los Medios ha recibido una carta de Monseñor Manuel Camilo Vial, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile, en la que solicita un estudio general respecto del “tratamiento periodístico de los hechos religiosos”. El Consejo ha considerado oportuno hacer algunas consideraciones sobre esta materia.
En ocasiones anteriores, actuando de oficio, se ha pronunciado respecto de determinadas áreas sensibles, tanto porque pueden afectar negativamente a la información, como porque su cobertura presenta complejidades, o porque puede afectar la dignidad de las personas. Es el caso de los dictámenes respecto de la investigación periodística, de la publicación de encuestas, de fotografías o imágenes, del uso de la fuente. (Cfr. Dictámenes N. 13, 14, 17 y 22, 34 respectivamente).
Las grandes religiones, sus instituciones y sus símbolos expresan la dignidad y la trascendencia de la persona humana. La dimensión religiosa en el hombre, presente en todas las culturas, forma parte inseparable de su dignidad.
Los medios, al establecer una línea editorial determinada --un estilo y contenido propio y una delimitación del público al cual quieren dirigirse-- pueden asumir las manifestaciones religiosas como noticia o dejarlas fuera de sus contenidos.
El tratamiento de los acontecimientos religiosos requiere, en una primera instancia, de las mismas condiciones de cualquier otro tipo de noticia de carácter especializado. Pero este sector tiene, además, exigencias específicas:
a) La relevancia que estas expresiones tienen para la sociedad y para las personas –sean ellas protagonistas de la noticia, fuentes o público—requiere un extremo respeto en el tratamiento de la información que debe excluir la burla o el menosprecio, así como el utilizar torcidamente los símbolos o las prácticas religiosas.
b) Es un tipo de información –al igual que otras de carácter especializado-- que exige de un adecuado contexto, puesto que el público no siempre cuenta con los elementos para entender esta realidad.
Los medios, por tanto, deberán hacer un esfuerzo por:
(1) tener en cuenta la dimensión de trascendencia que este tipo de información posee, y que forma parte ineludible de las noticias de este sector;
(2) considerar el punto de vista del creyente, lo que exige, entre otras cosas, informar sobre la institución religiosa desde ella misma; y,
(3) recoger como noticia tanto las manifestaciones habituales y cotidianas que se presentan en el ámbito religioso –así en la vida de las personas como de la sociedad-- como aquellos hechos que muestran ruptura o conflicto.
La cobertura de la información religiosa constituye, así, un desafío importante para los medios. El respeto por las personas y las instituciones, y por el contexto en que se origina, es de suyo respeto por la dignidad humana y una de las dimensiones de su libertad, la libertad religiosa. Es también manifestación real de tolerancia y pluralismo informativo.
Dictamen pronunciado por los Consejeros María José Lecaros, Francisca Alessandri, Alberto Chaigneau, Bernardita Del Solar, Bernardo Donoso, Arturo Fontaine A., Manuel Guzmán, Abraham Santibáñez y Manuel Valdés, actuando como secretario el Fiscal Miguel González Pino.