Gran desafío para la Iglesia y para el Mundo en el campo de la Comunicación. Conferencia dictada en la ceremonia inaugural de la VIII Reunión Continental de la Red Informática de la Iglesia en América Latina
Fecha: Martes 28 de Septiembre de 2004
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Mons. Juan Luis Ysern de Arce
Muchas gracias por el honor que se me concede al pedirme realizar una exposición en el marco de la apertura de este Encuentro Continental de la RIIAL.
Pretendo llevar a cabo mi tarea presentando en un primer momento una mirada muy general a la misión de la Iglesia y su proyección en el campo de las comunicaciones sociales. En segundo lugar una mirada sumamente general a la realidad del mundo en que vivimos y que es en el que tenemos que realizar nuestra misión de Iglesia e igualmente una mirada a la realidad de la Iglesia en el campo de la comunicación social.. Finalmente, nuestra mirada se dirigirá a los campos y desafíos que se presentan a la RIIAL dentro de los referentes señalados.
I.- MISIÓN DE LA IGLESIA Y COMUNICACIÓN SOCIAL
El Concilio Vaticano II nos dice:
“… Una sola cosa pretende la Iglesia: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo ……. Para cumplir esta misión es deber permanente escrutar a fondo los signos de cada época e interpretarlos a la luz del Evangelio……”(G.S. n. 3 y 4)
Del mismo modo, el Papa, Juan Pablo II, al comenzar el nuevo milenio nos hace un llamado muy especial para que entremos en la realidad concreta en cada lugar que es distinta en cada Diócesis. Nos dice así el Santo Padre:
“Es especialmente en la realidad concreta de cada Iglesia donde el misterio del único Pueblo de Dios asume aquella especial configuración que lo hace adecuado a todos los contextos y culturas. Este encarnarse de la Iglesia en el tiempo y en el espacio refleja, en definitiva, el movimiento mismo de la Encarnación… para que la Iglesia brille cada vez más en la variedad de sus dones y en la unidad de su camino”(NMI, n. 3).
Aquí tenemos una tarea para toda la Iglesia:
“continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo” dentro de
“la realidad concreta” que es una realidad distinta en cada lugar. Es la tarea con la que el
“único Pueblo de Dios asume aquella especial configuración que lo hace adecuado a todos los contextos y culturas”. Se trata de mantenerse fieles en “el movimiento mismo de la Encarnación”.
Esta es la forma de vivir y realizar la misión propia de la Iglesia. Vivir y anunciar el Reino. Es Evangelizar.
Podemos fijarnos ahora en la orientación que señalan los Obispos de América Latina y el Caribe para el ejercicio de esta misión. Vamos a tener presente lo dicho en la
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Santo Domingo en octubre de 1992.
Dice así el documento de Santo Domingo:
“La Evangelización, anuncio del Reino, es comunicación, para que vivamos en comunión (cf. DP 1063): "Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn 1,3)”. (SD. 279).
Ya los Obispos habían dicho en Puebla:
“La Evangelización, anuncio del Reino, es comunicación” (DP: 1063). En Santo Domingo lo repiten y añaden “para que vivamos en comunión”. No es un añadido insignificante. Es un añadido que está planteando la comunicación como camino para la comunión.
Entender la comunicación como camino para la comunión va mucho más allá de la mera transmisión de información. La entrega de información que se realiza dentro de todas las normas de la ética y con la mayor objetividad posible es necesaria, pero no es suficiente para la realización de la persona. Se requiere llegar a la comunión que vive la auténtica comunidad.
Por eso los Obispos, después de haber hecho la afirmación señalada añaden el testimonio de un Evangelizador que grita:
"Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn 1,3). Y podríamos continuar con el mensaje de S. Juan al decir poco después:
“Y les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa” (1 Jn. 1, 4). Les decimos esto para que todos nos realicemos en plenitud y seamos felices.
Los Obispos advierten, además, que esto no puede ser de otra forma. Dicen:
“La razón es que el hombre ha sido hecho a la imagen de Dios Uno y Trino, y en el corazón de la Revelación encontramos su misterio trinitario como la comunicación eternamente interpersonal, cuya Palabra se hace diálogo, entra en la historia por obra del Espíritu e inaugura así un mundo de nuevos encuentros, intercambios, comunica¬ción y comunión” (SD. 279).
Si el hombre ha sido hecho a imagen de Dios, solamente puede llegar a su realización plena en la comunión. Jamás en la soledad, que es la consecuencia del egoísmo.
Es lógico por lo tanto el proceso que plantean los Obispos al hablar de “identidad”, “alteridad” y “comunidad”. Dicen:
“Cada persona y cada grupo humano desarrolla su identidad en el encuentro con otros (alteridad). Esta comunicación es camino necesario para llegar a la comunión (comunidad)” (SD. 279).
Y la comunión a la que estamos llamados es entre nosotros mismos y con Dios. Se trata de entrar a vivir en esa comunión que S. Juan llama
comunión con nosotros, teniendo en cuenta que nosotros estamos en
comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
El encuentro con la alteridad del otro, o con los otros, no es sólo el encuentro con la alteridad de quienes son criaturas, imagen de Dios, sino también el encuentro con la alteridad del totalmente Otro, la alteridad del Creador. En Cristo,
“Dios, el totalmente Otro, sale al encuentro nuestro y espera nuestra respuesta libre. Este encuentro de comunión con El es siempre crecimiento. Es el camino de la santidad”. (SD. 279)
El totalmente Otro, siempre estará por encima de nuestra limitación de criaturas, pero Él sale a nuestro camino, llamándonos a estar con Él. Quien libremente sepa responder entrará en un dinamismo de permanente crecimiento. Y se ha de tener en cuenta que ese Dios está reflejado en los hermanos con los que nos encontramos recorriendo la misma historia dentro de nuestro lugar y nuestro tiempo concreto.
En Cristo, el Hijo de Dios Vivo, tenemos la clave para el encuentro. Ahora nos corresponde a nosotros, Iglesia, seguir la misión de Cristo.
Este encarnarse de la Iglesia en el tiempo y en el espacio refleja, en definitiva, el movimiento mismo de la Encarnación(NMI, n. 3).
Además debemos recordar lo que también nos ha dicho el Papa:
“Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo” (NMI. 43).
Pero la comunión requiere que cada persona actúe y crezca como persona única e irrepetible en permanente interrelación y armonía con su prójimo y con su medio ambiente. Cada persona tiene como tarea su propia realización, esto es, hacer realidad el proyecto de Dios, ser respuesta al plan de Dios. Cada persona ha de ser una respuesta única. Y dentro de esa respuesta única está el entregarse a los demás y acoger a todos, construyendo la comunión.
Esta fidelidad al plan de Dios supone el ejercicio libre de las cualidades y dones que Dios ha dado a cada persona. Por tanto, la fidelidad al plan de Dios lleva consigo la creatividad de cada persona, poniendo en ejercicio esas cualidades en bien de todos. Realizar esta entrega es la forma de actuar a imagen de Dios y crecer como persona. Siempre será un dinamismo que dará origen al nacimiento de algo nuevo, en cuanto acto libre, personal, en el tiempo y en el espacio. Algo que será respuesta a los
“designios de Dios” y también a la
“gran esperanza del género humano”.
Las necesidades más profundas de la persona humana están impresas en sus entrañas por el Creador. Sabemos que Dios ha broquelado las entrañas de la persona humana haciéndola a su imagen y semejanza. Y sabemos cómo es Dios porque Él mismo se nos ha hecho visible, se nos ha hecho Imagen en Jesucristo.
“Él es Imagen de Dios invisible” (Col. 1, 15). Y sabemos que el plan de Dios, su designio, es reconciliar consigo todas las cosas en Cristo (cf. Col 1, 15 – 20).
La persona humana para dar
respuesta a las necesidades que lleva impresas en sus entrañas ha de actuar libremente. Tiene esa posibilidad y con ello tiene posibilidad para dar sentido a lo que hace. Puede optar para actuar según su propio plan, de acuerdo a su egoísmo y capricho, o para actuar a imagen y semejanza de Dios, que es Amor.
Si actúa de acuerdo a su egoísmo experimentará soledad y dispersión. El egoísmo deja a cada uno lejos del otro. Más pronto o más tarde experimentará la frustración. Es la realidad del que está hecho para amar y ser amado, y al seguir su camino llega a experimentar que no sabe amar y que, por no saber entregarse, tampoco es acogido. Si no cambia de rumbo, en vez de esperanza vivirá frustración y desesperanza.
Por el contrario, quien actúa mirando al otro, sabiendo entregarse a los demás y acoger a cada uno, estará construyendo comunión. Su buena disposición para actuar según el querer de Dios en las diversas situaciones estará haciendo visible no sólo la gran esperanza del género humano, sino también por donde está impulsando Dios lo nuevo que brota.
El clamor de la humanidad es fuerte, como nos dice San Pablo,
“Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo” (Rom. 8, 19 – 24).
El Concilio Vaticano II nos dijo:
“El pueblo de Dios, movido por la fe, en virtud de la cual cree ser conducido por el Espíritu del Señor, que llena el universo, intenta discernir en los acontecimientos, en las exigencias y en las aspiraciones de las que participan junto con los demás hombres de nuestra época, cuáles son los verdaderos signos de la presencia y del plan de Dios. La fe, en efecto, ilumina todas las cosas con una luz nueva” (GS. 11).
Y también:
“Es deber de todo el pueblo de Dios, sobre todo de los pastores y de los teólogos, escuchar atentamente, comprender e interpretar con ayuda del Espíritu Santo los diversos lenguajes de nuestro tiempo y saber juzgarlos a la luz de la palabra de Dios, para que la verdad revelada pueda ser entendida cada vez con mayor profundidad, mejor comprendida y presentada de forma más adecuada” (GS. 44)
Por otro lado, no podemos olvidar que, al construir con los otros la convivencia con las orientaciones del Reino, se nos hace imprescindible el cumplir con el encargo del Padre de cuidar y administrar la naturaleza y todo lo que en ella existe, para que esta tierra sea una digna morada de los hijos de Dios: (Gen. 1, 28-30).
“La creación es obra de la Palabra del Señor y la presencia del Espíritu, que desde el comienzo aleteaba sobre todo lo que fue creado (cf. Gen 1-2). Esta fue la primera alianza de Dios con nosotros. Cuando el ser humano, llamado a entrar en esta alianza de amor, se niega, el pecado del hombre afecta su relación con Dios y también con toda la creación” (SD. 169)
En resumen, según lo dicho hasta aquí, tenemos que decir:
¿Qué pretende la Iglesia?:
“Una sola cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo” (GS. 3). Vivir y anunciar el Reino, Evangelizar
¿Por qué? : Porque
“queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo” (NMI. 43)
¿Para qué? : Para que haciendo de la Iglesia
“la casa y la escuela de comunión” (NMI. 43) comencemos a vivir la comunión entre nosotros dentro de la comunión con Dios y caminemos hacia nuestra realización plena (ver 1 Jn. 1, 3-4).
¿Cómo? : cumpliendo con el
“deber permanente escrutar a fondo los signos de cada época e interpretarlos a la luz del Evangelio” (G.S. 4)
¿Dónde?: En la realidad concreta, según el tiempo y el espacio en el que nos encontremos, reflejando el movimiento mismo de la Encarnación (ver NMI, 3).
II.- LA REALIDAD
Ya lo hemos dicho. Para cumplir nuestra misión como Pueblo de Dios, no podemos evadir nuestra mirada atenta a la realidad. Solamente podemos hacer aquí una mirada a algunos rasgos muy generales.
A) En el mundo
Necesitamos ahora entrar en nuestra realidad. Si nos referimos al espacio, hablamos de realidad de globalización. Y si nos referimos al tiempo, hablamos de cambio de época.
¿Cómo actuar dentro de la historia concreta con una realidad que nos parece cada día más desconcertante? Son muchos los que presentan la realidad presente como camino hacia el caos. No se ve el sentido hacia donde vamos. Se habla de muchos sentidos pero desarticulados unos de otros, con planteamientos totalmente distintos y con una mirada preponderante de lo inmediato, del éxito rápido, sin preocupación por metas a largo plazo.
Este mismo hecho de los desconciertos en los que vivimos ya es una realidad que nos impone un mandato: observar y de discernir. Es muy positivo constatar cómo ante esta realidad de desconcierto se van multiplicando los observatorios y veedurías. Se trata de algo muy urgente y necesario. No podemos hablar acertadamente si no escuchamos primero y reflexionamos.
Es necesario observar y discernir, pero no basta con eso. Es necesario actuar después. Es también una realidad el crecimiento del número de personas y organizaciones que así lo entienden y que además consideran la labor como una labor que se ha de llevar a cabo en unión con los demás, en redes y alianzas que puedan sumar los esfuerzos e iniciativas de todos. Todo esto son hechos muy positivos.
Después de lo dicho que hace una referencia a las actitudes frente a la falta de sentido en general, vamos a fijarnos en otros aspectos, teniendo presente que son aspectos de la misma realidad en la que nos encontramos.
La realidad la vivimos en un tiempo concreto. Al fijarnos en la realidad con referencia al momento que nos corresponde vivir, decimos que es un momento reconocido como cambio de época, momento de cambio de paradigmas culturales. Esto es un aspecto de la confusión a la que ya nos hemos referido antes. Pero es un aspecto que requiere una atención muy especial.
Cuando la realidad la señalamos haciendo relación al espacio, decimos que estamos dentro de un mundo que llamamos globalizado. Globalizado sobre la base de la economía. Situación que constatamos como impulsora de fuertes individualismos egoístas y del enorme crecimiento de poderosos monopolios que abren abismales brechas frente a los que sufren diversos tipos de marginación.
Conectado con todo lo dicho, constatamos la presencia creciente de una cultura de violencia en todos los ámbitos, familiar, ciudadano, nacional, internacional. Con gran poder de las diversas formas de terrorismo, del narcotráfico y de otros grupos paramilitares, integristas, neo nazis, etc. Con amenaza incluso con el gran poder de un armamentismo sofisticado
Todo con mucha difusión y complicidad de los MCS. Si además tenemos en cuenta que la mayoría de los ciudadanos recibe los mensajes de los medios sin mayor sentido crítico, podemos comprender la gran influencia que este ambiente ejerce en los comportamientos, de modo muy especial en los niños.
Otro hecho es la gran concentración de la propiedad tanto de los medios de comunicación como en la producción de contenidos en muy pocas personas. Es una realidad creciente al servicio de los intereses de los poderosos. Ante esto desde hace tiempo se viene planteando la gran pregunta: ¿Ayudan los medios de comunicación social a ver la realidad o a esconderla?. Pregunta que se plantea como denuncia.
El Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, después de hacer notar que el ataque a las torres gemelas de Nueva York coincidió con la entrega de un comunicado de la FAO, señalando que ese día murieron en el mundo más de 35 mil niños de hambre, comenta así: “Nadie dijo nada. Esto es una muestra muy clara de como se dirige la información. ¿Hacia dónde? Y ¿cuáles son los intereses de la manipulación informativa?” (Pedro Sánchez: “
Cultura de Violencia VS Cultura de Paz:
Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel” (Entrevista Exclusiva a www.oclacc.org)
Como expresa Pérez Esquivel, los medios de comunicación se diferencian en dos grandes bloques. “Los grandes monopolios informativos que cada vez concentran más la información y que responden a los sistemas de dominación, … Son monopolios informativos que desinforman o informan lo que quieren, responden a determinados intereses. Los otros son los medios alternativos que son los que permiten más o menos articular desde lo social cierta estructura socializada informativa”. (l.c.)
Está dentro de la realidad el crecimiento de estos medios alternativos que se presentan como insignificantes dentro de los grandes monopolios para la comunicación, pero que son una semilla muy promisoria.
Sabemos también que la información necesaria para la toma de decisiones en el campo del poder, tiene una dinámica totalmente distinta a la de la publicidad. Así como para la publicidad se ha de invertir más cuanto más difusión se garantiza, sucede totalmente lo contrario con la información necesaria para tomar las decisiones de gran importancia, de modo que cuanto mayor secreto se garantiza es mayor lo que se ha de invertir. Estas inversiones pueden ser de montos siderales, sólo accesibles para los muy poderosos.
Como plantea Pérez Esquivel, en el lugar ya citado, estamos ante dos caminos, entre los que debemos optar. El pensamiento único que es el neoliberalismo, un proyecto de muerte y por otro lado, el pensamiento propio. “El pensamiento propio es beber en las propias culturas, en las identidades en los valores y para eso tenemos que liberar el pensamiento, liberando la palabra. …... Con una palabra puedes amar, con una palabra puedes destruir”.
Hay palabras que significan opresión y que nosotros terminamos usándolas como globalización o democracia. Estas democracias que son formales pero no son reales. Palabras que asumimos gratuitamente sin tener un análisis más claro del problema. “El caso de la globalización. ¿Qué se ha globalizado? La deuda externa, la dominación, el armamentismo mundial. Y la gente cree que está globalizada porque tiene una computadora y que puede mandar correos electrónicos. Yo creo que eso es falso”.
Al encontrarnos con esta realidad, fácilmente podemos sentirnos deprimidos, con la misma confusión de la Torre de Babel. Pero si sabemos mirar todo con la mirada que nos corresponde como Iglesia, sentiremos que nuestra misión es fascinante. Es en esta realidad, tal como es, en la que se encuentra Dios llamándonos a construir Pentecostés, hablando y entendiendo todas las lenguas.
B) En la Iglesia
Estamos llamados a ser casa y escuela de comunión.
“Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo” (NMI. 43). Es tarea que tenemos que realizar teniendo también muy presente la realidad de la Iglesia misma..
Al examinar nuestra realidad dentro de la Iglesia en lo referente a la Pastoral de la Comunicación constatamos que también dentro de la Iglesia existen diversos modos de entender la comunicación. Esto condiciona la forma de organizar la Pastoral de la Comunicación.
B) – 1: Formas de organizar la Pastoral de la Comunicación, según se entienda ésta
Comunicación entendida como “uso de medios de comunicación social”
Hay quienes entienden la Pastoral de la Comunicación como el simple uso de los medios de C. S. Se entrega información sobre diversas actividades de la Iglesia y se aprovechan todos aquellos elementos de otras partes que se consideren buenos. Cuando esta selección esta bien hecha, ya realizan un servicio que, a veces, es muy valioso.
Comunicación entendida como “información”
Quienes entienden la comunicación como información, la pastoral de la comunicación la centran en una buena oficina de prensa y, posiblemente, también como un buen centro de enseñanza, entendiendo ésta como entrega de contenidos, cuyo objetivo es que los alumnos, o quienes capten el contenido, entiendan lo que enseña el profesor. Para actuar correctamente se procura hacer llegar los mensajes según la verdad y con la debida claridad, y se procura que el contenido de esos mensajes tenga referencia pastoral, de alguna forma. Esto es para ellos la pastoral de la comunicación.
Se ha de reconocer que este es un servicio muy bueno y totalmente necesario, cuando se realiza como corresponde. . El contenido, en muchos casos, es el Evangelio mismo.
Comunicación entendida como “camino para la comunión”
Pero quienes conciben la comunicación, como camino para el encuentro-comunión de personas procuran ir más allá. Se ven muchas iniciativas en este intento. Recuerdan continuamente lo que señala
Aetatis novaeal decir que
“los medios de comunicación no pueden reemplazar el contacto personal inmediato, ni tampoco las relaciones entre los miembros de una familia o entre amigos” (Aet. n. 7). Por ello tratan de promover continuos procesos de diálogo y encuentro en todos los ámbitos y niveles de la convivencia, especialmente dentro de la familia y de la Iglesia, impulsando, al mismo tiempo el diálogo con el mundo.
Creo que esta última modalidad asume a la Comunicación como constructora de procesos de comunión, de acercamiento, de integración de construcción de comunidad eclesial y social. Implica la comunicación intrapersonal, el diálogo permanente consigo mismo y con nuestro Creador, la comunicación interpersonal o diálogo con el otro, la comunicación grupal y la llamada comunicación masiva. Cada una de estas variantes de la comunicación tiene su propia dinámica y sus propios medios. Hay que saber utilizarlos todos, de acuerdo a las necesidades
B) – 2: Algunos campos de la labor de la Pastoral de la Comunicación Social
Vamos a mirar muy rápidamente algunos ámbitos de la labor sobre comunicación social de la Iglesia. Más bien por señalar campos que son importantes, sin pretender hacer propiamente una exposición de la realidad de tales campos.
a) Reconocimiento de la comunicación como derecho humano fundamental
b) Comunicación hacia el interior y hacia el exterior de la Iglesia.
c) Comunicación: 1) El contenido, 2) el medio, 3) la actitud
d) Formación para la Comunicación
e) Investigación y Elaboración de políticas
a) La comunicación como derecho humano fundamental
Cada día va creciendo en muchos grupos y fieles el reconocimiento de la comunicación, como don gratuito de Dios y uno de los bienes más preciados, ya que nos permiten interactuar, dialogar, intercambiar ideas, conocimientos, construir sentidos y comunión. Y gracias al uso del gesto, del símbolo y de la palabra, como dicen los antropólogos, los seres humanos tomamos distancia de los otros animales.
Los fieles que toman conciencia de ello se esfuerzan y buscan alianzas con otros grupos y personas de buena voluntad para que se asuma la responsabilidad de eliminar abusos y luchar por recuperar la palabra para todos, de revalorar su función en la construcción de comunidades de hermanos, entendiendo que la comunicación no es solo hablar y transmitir, sino también escuchar y facilitar la expresión del otro.
Quienes así actúan, ponen su empeño para que tomando la comunicación como don de Dios, se coloquen todos los oficios de la comunicación y todos sus instrumentos técnicos que la facilitan de modo que cumplan con el deber de estar al servicio de todos y que sintamos nuestro deber de trabajar para que todos puedan expresar su palabra, hacer oír su voz, transmitir sus imágenes, difundir sus valores y culturas.
Tratan de conseguir, según lo que es justo, que la Iglesia tenga sus propios medios y que estos estén al servicio del pueblo de Dios. Al mismo tiempo hacen ver que todos los grupos sociales también tienen ese mismo derecho y que los propietarios de los medios y de las tecnologías de la información nunca deben olvidar que administran un bien de servicio público.
b) Comunicación hacia el interior y hacia el exterior de la Iglesia
1) La comunicación al interior de la Iglesia
Existe conciencia clara sobre el compromiso que nos viene por el hecho de ser la comunión con Dios y con los hermanos el origen, vida y fin del dinamismo de la Iglesia. La Iglesia debe aparecer siempre como modelo de comunicación. Sacramento, "signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano" (L.G.. 2)
Pero debemos detenernos en dos grandes campos. Uno referente a los miembros en plena comunión con el Papa y otro el que corresponde a la dimensión ecuménica.
1º La comunicación con quienes están en plena comunión.
Entre los miembros que viven la plena comunión de la Iglesia Católica existe una real preocupación, en muchos casos, por mantener verdadera comunicación entre Pastores y fieles así como también entre los fieles y entre sus diversas entidades y organizaciones de pastoral, pero todo como tarea que trata de superar diversas dificultades y son muchos los fieles que se manifiestan católicos pero que no tienen interés por mantener comunicación con sus pastores..
Los boletines, revistas, emisoras etc. de la Iglesia cumplen en parte un valioso servicio, pero no siempre son bien aprovechados.
Se plantea la queja de falta de opinión pública al interior de la Iglesia. La realidad no aparece coherente con la enseñanza del Magisterio. Aparece como tarea pendiente que debe ponerse en práctica según los cauces adecuados.
Se realizan esfuerzos en orden a procurar que, dentro del territorio parroquial, o dentro del territorio diocesano, haya una real y efectiva comunicación, facilitando la labor de la pastoral orgánica. Hay lugares en los que muy acertadamente las Comunicaciones forman parte integrante de los planes de pastoral, como señala Aetatis novae (A.n. 17).
La integración de la Comunicación Social en los planes pastorales, normalmente tiene su concreción especial en tres campos. En primer lugar en el campo de la
liturgia. No me refiero a la transmisión por radio o T.V. de las celebraciones litúrgicas. Me refiero a la liturgia como celebración de comunión. El lenguaje, los símbolos, los cantos, etc., son muy bien preparados en diversos lugares, principalmente para la celebración de la Eucaristía. Son ejemplares esos lugares en los que se hace vivir el encuentro con los hermanos formando un solo Cuerpo con Cristo. La comunicación se hace palpable
Otro campo en el que se suele tener muy presente la dimensión comunicacional es el de la labor
catequística haciendo la experiencia de Dios que nos hace hijos suyos y hermanos de los demás. Igualmente en el campo
educacional. Cada vez son mas los educadores que se empeñan en hacer que cada uno descubra las cualidades y dones que Dios le ha dado para ponerlo todo al servicio del encuentro con los demás en una convivencia incompatible con la soledad del individualismo egoísta
También es muy significativa la preocupación, en muchos lugares, por una buena labor comunicacional dentro de la pastoral
juvenil e
infantil ayudando a caminar juntos con un desarrollo de la libertad fundamentada sobre la relación digna y respetuosa con los demás y no sobre el “yo” según la impetuosa corriente dominante.
2º La comunicación con sentido ecuménico
Son importantes los esfuerzos que se realizan en el campo de las Comunicaciones siguiendo las orientaciones que el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales publicó en 1989: "Criterios de colaboración ecuménica e interreligiosa en las Comunicaciones Sociales". Son varias las labores e iniciativas que van apareciendo, pero todavía es un campo en el que hay muchos obstáculos que superar.
2) La Comunicación hacia afuera. - Diálogo con la sociedad.
Es verdad que se ven actitudes en las que aparece la Iglesia mirándose a sí misma. Pero se constata también que por todas partes existe un vivo interés por entablar diálogo con las diversas culturas y mentalidades procurando descubrir las “Semillas del Verbo” existentes en cada una de ellas y en cada persona.
Es imposible presentar un elenco de la gran cantidad de iniciativas que se dan en la Iglesia, en todos los niveles, para llevar adelante el diálogo de la Iglesia con el mundo.
La labor de Evangelización explícita está en este campo. Igualmente toda la labor de Evangelización implícita. La labor de acompañamiento, buscando con toda persona de buena voluntad la construcción de un mundo más humano y fraterno. La gran cantidad de labores con los pobres, con los enfermos, etc. Todo ello se enmarca dentro de este diálogo con el mundo.
Pero al mismo tiempo, aparecemos como preocupados por la labor al interior de la Iglesia. Con miedo del mundo, como desinteresados por la realidad de las personas y grupos humanos en su realidad concreta.
Sin duda se dan todas estas realidades. Algunos plantean que hemos olvidado perspectiva Iglesia – Mundo planteada con fuerza por el Concilio Vaticano II.
c) Comunicación: 1) El contenido, 2) El medio, 3) La actitud
Considero conveniente que veamos la realidad de nuestra Comunicación fijándonos en tres aspectos: 1) el contenido, 2) el medio, 3) la actitud
1) El primer aspecto señalado es el referente al
mensaje, su contenido. Lamentablemente, nuestro mensaje, muchas veces, está expresado de modo que no es entendido por los destinatarios o por muchos sectores. Es verdad que se hacen esfuerzos valiosos por dar solución a este problema. Tratan de traducir el mensaje al nivel de los sencillos, e incluso de los niños, que fácilmente quedan olvidados al margen. Muchos documentos del Magisterio se quedan sin llegar a todos porque no se hace esta labor.
Con relación al anuncio del Evangelio se dan experiencias muy positivas que si se consolidan y se extienden pueden ser muy esperanzadoras. Se trata de experiencias que presentan la labor de los laicos que viven su compromiso de fe en el mundo y que, de este modo realizan el anuncio implícito del Evangelio que, por otra parte, queda explicitado por los Agentes de Pastoral correspondientes en cada caso. De este modo aparece la Iglesia no sólo dando mensajes de palabra, sino viviéndolos en la realidad, dando testimonio. Realizando cada uno lo que le corresponde y viviendo la comunión entre todos, aparece claramente la Evangelización como obra de toda la Iglesia.
2) El segundo aspecto es el de la realidad referente a la
transmisión misma del mensaje dentro de las características propias de cada medio. Muy fácilmente pensamos que los mensajes y programas pastorales están dispensados de este aspecto. Normalmente no se realiza la necesaria capacitación en los centros de formación para la expresión a través de cada uno de los medios de comunicación. Mucho menos se da una capacitación orientada a conseguir que la transmisión que se hace a través de alguno de estos medios masivos, estimule el diálogo grupal o familiar, cara a cara.
Son muchos los laicos que se sienten comprometidos con su fe y entregan su mensaje y su testimonio a través de medios no confesionales. Esto es muy positivo pero con mucha frecuencia estos laicos no se sienten acompañados por la comunidad creyente, de modo que su mensaje aparece como mensaje personal.
Existe conciencia bastante generalizada de que el mensaje debe aparecer no sólo a través de los medios confesionales, sino también a través de los demás medios. Pero, normalmente, no existe la articulación adecuada con los responsables de los mensajes.
3) El tercer aspecto al que quiero referirme es el relativo a la
actitud, dado que al considerar la comunicación como camino para la comunión es fundamental tener presente la dimensión relacional de la comunicación.
Hay personas y organizaciones que con el mensaje expresan, de algún modo, el deseo de servir al otro, de ayudarle, de encontrarse con él, así como de promover diversos procesos de diálogo invitando a construir juntos la convivencia. Pero a pesar de que la dimensión relacional es el aspecto clave de la comunicación no se suele poner mayor atención a tal dimensión, dejando todo reducido al contenido solamente..
Hay catequistas y otros agentes de pastoral que toman muy en cuenta esta actitud relacional que la viven como compromiso de fe. Ello da mucha fuerza a su labor que es vista como manifestación del amor salvador de Dios, haciéndole visible, al actuar a su semejanza, invitando así al otro a ponerse en la misma actitud de buena voluntad, estimulándole a ser comunicador con su acogida.
Se constata también la actitud de personas que siendo miembros vivos de la Iglesia, no pertenecen a ninguna organización especial, pero que tratan de conocer las prioridades, políticas, orientaciones y planes pastorales de la Iglesia y actuar en coherencia. Esta forma de proceder la mantienen no sólo en lo que es seguimiento de esas orientaciones sino también entregando su aporte para la búsqueda de nuevas políticas o reorientaciones según vaya requiriendo la realidad. Lamentablemente no es muy frecuente este modo de proceder, pero es necesario tenerlo presente.
d) Formación para la Comunicación
Al plantear la comunicación como camino para la comunión tendríamos que partir con la mirada en el proceso de la vida de las personas desde los primeros momentos de su vida. Si queremos entender la realidad sobre la formación para la comunicación, esto viene a ser un aspecto clave. Pero no pretendemos aquí tal cosa, aunque sería muy pertinente. Vamos a fijarnos, solamente, en la formación para la comunicación en referencia a los medios de comunicación social.
Comenzamos colocando la mirada en el perceptor. Nos interesa fijarnos en la formación para la actitud crítica y para la consecuente postura activa,
1º El perceptor. Actitud crítica y actitud activa.
1) Hay esfuerzos muy valiosos para la formación de los perceptores en conformidad a lo que plantea Aetatis novae al decir: que la
"Iglesia... considera un deber proponer una formación ...al público para que miren los medios de comunicación social con un "sentido crítico animado por la pasión por la verdad"(A.n.. 13).
Pero a pesar de las buenas experiencias que se vienen desarrollando por diversos lugares, tenemos que decir que todavía es una labor muy pequeña con relación a la gran necesidad existente y a pesar de la urgencia que cada día aparece mayor. Lamentablemente la gran mayoría de los colegios y de las organizaciones juveniles no han asumido esta labor. En cuanto a las familias son muy pocas las que realizan algún tipo de foro con relación a los mensajes de los medios.
2) Pero además, Aetatis novae, después de hablar de la percepción crítica expresa que la Iglesia
“juzga también que es un deber suyo realizar una "labor de defensa de la libertad, del respeto a la dignidad personal, de la elevación de la auténtica cultura de los pueblos, mediante el rechazo firme y valiente de toda forma de monopolización y manipulación".(A.n.. 13) y es positivo constatar que por diversos lugares son los perceptores quienes asumen con fuerza esta labor.
Quienes así actúan piensan que la actitud crítica no pueden dejarla sólo para el campo de la percepción de los mensajes y evaluación de los mismos medios, según las categorías éticas, sino que sienten el deber de impulsar la actuación que corresponda, incluso utilizando los mismos medios. Es muy positivo ver que hay centros que promueven la educación para la comunicación, mirando estos aspectos. Pero, tenemos que repetir lo dicho anteriormente: lo que se hace es muy poco con relación a lo que se necesita.
Existe una opinión generalizada en el sentido de considerar que todos debemos tener la formación necesaria para una percepción crítica y activa. Sin duda esto es esperanzador. Se ha llegado a plantear la urgencia de dar esta formación por todas partes, en cada parroquia, y en cada colegio, etc., orientada de modo especial a los padres de familia, a los jóvenes, a los niños, de modo que sepan promover el diálogo familiar o grupal con el fin de juzgar sobre los valores y asumir los compromisos operativos que se consideren oportunos.
2° Formación de Comunicadores para la pastoral.
Puebla dice que "la Universidad católica, vanguardia del mensaje cristiano en el mundo universitario, está llamada a un servicio destacado a la Iglesia y a la sociedad" (P. 1058) y respecto a la Comunicación Social, Santo Domingo señala que "es necesario alentar a las Universidades católicas para que ofrezcan formación del mejor nivel humano, académico y profesional en Comunicación Social". (S.D. 285)
Son muchos los documentos en los que la Iglesia insiste en la necesidad de dar buena formación a los comunicadores tanto en lo referente a la dimensión de compromiso de fe para los creyentes como en lo referente a la dimensión ética y profesional para todos. Interesa mucho que esa formación sea la mejor posible.
Pero en este lugar, cuando hablamos de formación para los comunicadores, nos referimos a la formación cristiana, para su vida de fe, y a la formación pastoral para sumar su labor de comunicador a la labor humanizadora y evangelizadora de la Iglesia, dando por entendido el serio interés que se ha de colocar en la formación profesional.
Aparecen algunos esfuerzos interesantes hacia una formación integral como profesionales de fe pero en la mayoría de los casos no tiene mucha fuerza motivadora. Incluso no se alcanza a conseguir el compromiso claro para reaccionar frente al sistema dominante.
Al examinar la realidad, dado que las Universidades forman personas que puedan servir al mundo tal como está organizado y que, según el sistema dominante, se mantiene con mucha fuerza el planteamiento comunicacional que considera la comunicación como transmisión de mensajes, se ve que las Universidades entregan una formación para ser profesionales competentes, según las normas de evaluación comunes del sistema, pero que se encuentran confusos si se plantea la comunicación como camino para la comunión.
Es cierto que se da una formación ética, pero en la mayoría de los casos no aparece con la fuerza suficiente para no dejarse atrapar por los lazos manipuladores de los interese de los poderosos. Es funcional al sistema dominante mantener la comunicación sólo como información. La información da poder, y el poderoso tiene posibilidad de filtrar o manipular la información según sus intereses.
3° Formación de Pastores para la comunicación
"La educación y la formación para las comunicaciones sociales deben formar parte integrante de la formación de los agentes de pastoral y de los sacerdotes", nos dice Aetatis novae (n.18). Debe recordarse además que la Congregación para la Educación Católica publicó en 1986, las
"Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de Comunicación Social".
Santo Domingo dice:
"En los Seminarios y Casas de formación religiosa se enseñarán los lenguajes y técnicas correspondientes de comunicación, que garanticen una preparación sistemática suficiente" (S.D. 285).
En algunas casas de formación para la vida sacerdotal o religiosa aparecen varios esfuerzos en este sentido. Sin duda en algunos casos aparece asumido con mucho interés, pero lamentablemente estamos muy lejos todavía de tomar esta labor en serio.
e) Investigación y Elaboración de políticas
Son dos los aspectos en los que considero necesario fijar especialmente la atención si queremos actuar dentro del mundo tal como es. Me refiero a la realidad de la Iglesia en el campo 1) de la Investigación - Reflexión, y 2) en el de la Elaboración de Políticas
1° Investigación – Reflexión
Ante el hecho de la vertiginosa velocidad de los cambios en campo cultural – social – comunicacional que nos presenta el cambio de época, todos constatamos dificultades en nuestra comunicación con diversos sectores de la sociedad. No terminamos de entender los nuevos comportamientos ni hacia donde van.
Es cierto que en las Universidades se van realizando investigaciones y reflexionando sobre diversos aspectos. Esto es muy bueno. También es muy positivo constatar cómo van apareciendo observatorios y veedurías por diversos lugares, cada uno referido a algún tema concreto.
Pero como Iglesia, en América Latina estamos un poco atrás en este campo de los observatorios. El CELAM ya tomó el acuerdo de organizar su observatorio
La OCLACC tiene un interesante proyecto de observatorio en alianza con diversos centros universitario y de comunicación que además pretende estudiar las formas de actuar en la sociedad, en el campo comunicacional, como Iglesia
2° Elaboración de Políticas
En el campo de elaboración de políticas en el campo de las comunicaciones, se hace alguna valiosa labor en lo referente a la defensa y presentación de la imagen de la Iglesia y de sus mensajes. No es mucho, pero es algo. Pero donde hay muy poca labor es en la elaboración de políticas para actuar con todas las personas y entidades de buena voluntad empeñadas por construir una convivencia humana dentro del nuevo mundo que está naciendo. Hay católicos muy valiosos que tratan de influir todo lo que pueden tanto en las decisiones de las autoridades y en otros campos. Todo lo referente a las políticas comunicacionales, sea en el campo legislativo, o en relación las orientaciones frente a los nuevos planteamientos y problemas que se están presentando, es una labor de extraordinaria importancia de la que, lamentablemente, no se ha tomado suficiente conciencia.
Aetatis novae nos advierte sobre la existencia de
"políticas y estructuras" negativas que producen serios problemas y nos dice que ello
"es contrario a los objetivos fundamentales y a la misma naturaleza de los medios de comunicación" y señala después el sentido de estos medios al decir que su
"papel social específico y necesario es contribuir a garantizar el derecho del hombre a la información, promover la justicia en la búsqueda del bien común y ayudar a las personas, grupos y pueblos en su búsqueda de la verdad. Los medios de comunicación ejercen esas funciones entre todas las clases y sectores de la sociedad y cuando ofrecen a todas las opiniones responsables la oportunidad de hacerse oír".(A.n. 14). Es necesario tratar de obtener que los medios sean de verdad instrumentos que sirvan para la construcción de una convivencia humana, armónica y fraterna.
Por su parte Santo Domingo nos propone como línea pastoral
"Ayudar a discernir y orientar las políticas y estrategias de la comunicación, que deben encaminarse a crear condiciones para el encuentro entre personas, para la vigencia de una auténtica y responsable libertad de expresión, para fomentar los valores culturales y buscar la integración latinoamericana"(S.D. 282).
La verdad es que en la Iglesia, en estos momentos, nos encontramos con las orientaciones que nos da la tan repetidamente citada Instrucción Aetatis novae que nos invita a actuar dentro de una planificación a todo nivel, nacional, diocesano, etc. de la pastoral de la comunicación. Esto lleva consigo la concreción de políticas precisas, pero, en la práctica, hay todavía un gran vacío en este campo y es muy urgente llenarlo.
La Iglesia tiene mucho que decir en todo aquello que afecta al hombre, y de modo especial en lo que afecta al sentido de la vida. La reflexión y la acción pertinente en este campo es de una urgencia inaplazable.
III.- DESAFÍOS PARA LA RIIAL
Construir la paz. Construir fraternidad, Construir convivencia armónica y solidaria es misión de la Iglesia, ya lo hemos visto A la RIIAL le corresponde entregar su aporte en el campo de la comunicación y, más concretamente, con el servicio de la informática.
Al entrar en el terreno operacional es necesario organizar algún ordenamiento de las diversas labores y esto se puede realizar según diversos criterios. Me parece oportuno recordar aquí lo que planteé ya en otra oportunidad (
La RIIAL hacia el tercer milenio. Mayo 1999)
Al plantear a la RIIAL como un Servicio para el gran Campo de las Comunicaciones, ya se
nos plantea una doble área de servicio: a) el área de los contenidos y b) el área de las relaciones.
Siguiendo este criterio podemos entrar después en otros ordenamientos según diversos aspectos. Técnicos, administrativos, etc. que no pueden quedar en el olvido. Algunos de los cuales pueden tener la categoría de “condiciones previas” que deben ser resueltas en primer lugar, de lo contrario no se puede hacer nada. Pero ahora solamente nos referiremos a las dos áreas señaladas dentro del campo de la comunicación.
Área de los contenidos.
Como servicio dentro del área de los contenidos puede hacerse una infinidad de subdivisiones, según los criterios teóricos o prácticos que se quieran utilizar.
En principio, a la RIIAL no le corresponde entrar en el estudio de la realidad a la que se refiera cada uno del infinito número de materias, o contenidos, en cuyo servicio puede prestar su aporte. Eso es propio de los respectivos especialistas. Correspondería a la RIIAL ver el servicio que puede prestar para que se relacionen entre sí los centros y personas especialitas en los diversos temas de modo que todo se realice al provecho de la vida y misión de la Iglesia. E igualmente ver cómo los requerimientos de los que tengan que hacer uso de tales contenidos pueden ser atendidos con perfección y con prontitud, así como con las mayores garantías de reserva, en unos casos, o de difusión, en otros.
Interesa ver cómo la RIIAL puede apoyar lo que ya existe y cómo puede estimular la creación de lo que se necesita y todavía no existe. Se trata, en este caso, de la creación de centros según especialidades. ¿Qué centros se necesitan?. ¿Qué necesitan estos centros en el campo de la informática?. ¿Qué servicios se necesita que entreguen?. ¿Cómo se puede optimizar tal servicio? ...
Cuando digo que la RIIAL puede apoyar los centros que existan o estimular la creación de los que se necesiten, estoy pensando en una labor de todos, es decir, de la RED. La red es algo muy distinto a una cadena. En la red de informática cada uno se relaciona directamente con el otro sin eslabones intermedios, independientemente de las mediaciones tecnológicas. Esto tiene consecuencias muy significativas.
Para el caso concreto de los “centros” a los que nos estamos refiriendo, no se ha de esperar a que el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales o el CELAM creen y organicen tales centros o los apoyen, sino que debe ser la RED quien se responsabilice de procurar todo eso. Independientemente, claro está, de aquellos centros que el Pontificio Consejo o el CELAM considere oportuno establecer.
Sin duda esto tiene ciertas ventajas y también ciertos inconvenientes o más bien tiene repercusiones muy serias para nuestros comportamientos. Esto nos obliga a asumir cada uno una actitud de responsabilidad para aportar con seriedad lo que cada uno pueda aportar (puede ser la organización de un centro), y también para adquirir una profunda actitud crítica que permita el necesario discernimiento frente a lo que se le esté ofreciendo.
Qué centros son más urgentes y qué aspectos deben resolverse en cada uno de esos centros para que puedan prestar el servicio que deben prestar, es algo que los interesados en cada uno de los temas tienen más o menos claro. Pero también es algo que puede ser discutido y decidido por la RED. Es evidente que los encuentros del la RED pueden ser “virtuales” o “reales”. Y como siempre serán más costosos y difíciles los encuentros reales aprovecharlos muy bien cuando exista posibilidad de realizarlos.
Quiero hacer también aquí una mención muy especial a todo lo relacionado con la labor de “investigación”. Es una labor de suma urgencia ante el desconcierto que constatamos, ya lo hemos dicho.
Cada vez se habla más de la necesidad de establecer alianzas con las Universidades y con quienes estén haciendo investigación en los campos de la connivencia y de la comunicación con el fin de poder organizar un OBSERVATORIO de la realidad organizando una Red. Se requiere creatividad, se trata de abrir caminos. No sé cómo evolucionará esto, pero lo que tengo muy claro es que se trata de algo muy urgente.
Sin duda es muy importante estimular la creatividad, pero es necesario que cada uno sea consciente de los riesgos que se pueden presentar en cada caso y saber actuar con el adecuado sentido crítico.
Área de las relaciones.
Pero decíamos que otra gran área de servicio en el campo de la Comunicación es la que se refiere al área de las relaciones.
Se podría decir que la “informática” es precisamente entrega de información, es decir, entrega de contenidos. Servicio, por lo demás, de mucha importancia y que tiene sus normas.
Todo ello es cierto, pero la RIIAL amplía su servicio en forma extraordinaria colocándose al servicio de la comunicación y la comunicación no es, solamente, transmisión de contenidos, es, junto con ello, encuentro, es relación entre personas.
Podríamos fijarnos en las situaciones de algunas personas o grupos de personas que, quizás, podrían recibir un servicio significativo por parte de la Red.:
a) los agentes de pastoral
b) los laicos con compromiso de fe
c) los pobres
Dentro de cada uno de ellos pueden hacerse nuevas clasificaciones. Sólo haremos alguna insinuación.
a) Situación de los agentes de pastoral
Aquí entran los sacerdotes, religiosas, laicos con responsabilidades o inquietudes pastorales o apostólicas y, en general, los comprometidos, de una forma u otra, con la evangelización explícita y con la marcha de las organizaciones de la Iglesia.
Es evidente que estas personas necesitan, para el mejor desarrollo de su labor, transmitir muchos contenidos entre ellos. Pero no es eso a lo que nos referimos aquí. Eso ya está expresado en los planteamientos anteriores. Ahora nos referimos al servicio que puede prestar la RIIAL para la comunicación, el encuentro entre las personas.
Sin duda, hay quizá varios puntos de investigación, en el sentido de conocer la relación entre el encuentro virtual de las personas y el encuentro directo, cara a cara, en orden al encuentro personal. Pero sin necesidad de investigación, pienso que se puede calificar como un gran servicio el que se puede ofrecer a través de la red electrónica en orden al mutuo acompañamiento.
Es evidente que para este servicio los usuarios necesitarán en muchas ocasiones contar con cierta seguridad, en mayor o menor grado, según los casos, sobre la reserva o inviolabilidad de sus mensajes.
El servicio que puede prestar la RIIAL es el de posibilitar las condiciones y el de motivar y estimular a las personas que formen estas redes en orden a promover la comunión que como Iglesia están llamados a vivir.
Quizá se necesite crear una organización de personas para impulsar este servicio en los diversos ámbitos. Pero quizá sea mejor establecer esta área dentro de las Organizaciones de Comunicación con las que ya cuenta la Iglesia.
b) Situación de los laicos
Hay multitud de fieles, la gran mayoría, que quieren ser fieles a su fe y que se ven impedidos de participar en las organizaciones o grupos que establece la Iglesia. Muchos de ellos asisten a Misa los Domingos y nada más. De este modo “sienten” que su vida no está integrada a la vida y misión de la Iglesia.
Por otra parte, el Magisterio de la Iglesia, de modo especial el Concilio Vaticano II, así como la Exhortación Apostólica “Christifideles Laici”, plantea las cosas de otra forma. El Magisterio de la Iglesia señala como clave la labor de estos laicos para la transformación del mundo según el plan de Dios. Ellos actúan desde dentro de la realidad del mundo y su acción es acción de Iglesia.
Son personas que se encuentran en todos los lugares, estructuras y niveles de la realidad social. Puede ser el mismo Presidente de la República, Senadores, Ministros, Dirigentes o Militantes de los Partidos Políticos, Empresarios, Trabajadores, Médicos, etc., que no tienen posibilidad real para asistir a las reuniones o encuentros que organizan sus Parroquias.
Es un buen desafío el conseguir que estos laicos se sientan acompañados por los demás miembros de la Iglesia. Considero posible como un buen servicio de la RIIAL impulsar la creación de Redes de organizaciones para esta labor de “acompañamiento”.
Sin duda, el Presidente de la República, el Ministro, el Senador, etc. pueden estar sobrecargados de tareas, pero bien pueden tener uno o varios “compañeros de camino” que, como labor “en Iglesia”, y que con los criterios de la Enseñanza de la Iglesia, ven los diversos discursos, labor etc., y reciben tanto las consultas frente a diversos temas, como la exposición de nuevos problemas que presenta la realidad. Todo con el fin de acompañar y de ofrecer la ayuda necesaria en el momento oportuno.
Es verdad que esto que acabo de decir podría considerarse como entrega de contenidos. Pero quien hace esto, junto con esa entrega de contenidos, está acompañando. Esta compañía será muy importante en los momentos en los que tales personas puedan sentir rechazo y sufrir por ser fieles a los planteamientos de valores, sin dejarse tentar por ofertas de corrupción u otros planteamientos reñidos con la ética y el bien común.
Ámbito de los pobres.
No es este el lugar para hacer consideraciones sobre la presencia del Señor en los pobres y sobre lo que significan en el Evangelio y para la vida de la Iglesia. No obstante, sí tenemos que plantearnos lo que puede significar de crecimiento de la brecha entre ricos y pobres al quedar excluidos de la participación en el mundo de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Sin duda este es un tema del que se va a hablar mucho. Tampoco es este el momento de teorizar. Solamente quiero expresar que, según mi parecer, la RIIAL puede estimular la organización de Redes de centros de encuentro y de verdadera comunicación entre los pobres y a su vez con los demás centros de la sociedad. Es posible que en algún caso se necesiten mediaciones.
Todos tenemos que ver cómo escuchar y entender a los pobres y cómo, desde donde estemos y con lo que tenemos, sabemos poner los servicios de la Red para acompañarlos en verdadera actitud de solidaridad, fortaleciendo su protagonismo. Es necesario construir la sociedad desde su justo y profundo clamor.
Será un signo humanizador y evangelizador muy grande si nosotros sabemos hacer que el clamor de los pobres, por una parte, sea visto en las facultades de economía, sociología, psicología, etc. y sea escuchado por las autoridades y, por otra parte, sea vivido solidariamente por la comunidad creyente con auténtica actitud evangélica.
Es el momento en el que se está gestando algo nuevo. Ojalá que, desde este momento, sepamos integrar a los pobres, dándoles posibilidades de participación. Esto es factible. Las nuevas tecnologías dan muchas posibilidades para la verdadera participación. Si lo hacemos, un día podremos escuchar, como miembros de la RIIAL, aquello del Señor:
“Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer....”
El seguimiento del camino iniciado.
La RIIAL ya lleva un camino recorrido. Se trata de seguir. Este seguimiento, dentro de la realidad que nos corresponde vivir, es camino que requiere continua creatividad. Es un camino cargado continuamente de novedad. La realidad presenta desafíos para la labor de la Iglesia en los que la RIIAL puede entregar un valioso aporte. ¿Cómo seguimos?. ¿Qué hacemos?. El momento que aparece lleno de confusiones nos da pie para una labor fascinante.
Pienso que la RIIAL, puede ayudarnos a mantener la actitud de dinamismo que se necesita en estos momentos, sin tener miedo a los cambios acelerados que pueda traernos la revolución tecnológica. Necesitamos saber mirar siempre a lo definitivo, expresado en Cristo y su Reino, y reorientar siempre nuestro camino desde esa realidad cambiante. La RIIAL podrá hacernos un gran aporte para la construcción de la convivencia en nuestra “Aldea Global” como la casa de los Hijos de Dios.