Varias discusiones ocurridas recientemente sobre este tema, corren el peligro de no dejarnos ver el fondo de este asunto. Una desafortunada frase del Sr. Joaquín Lavin, dicha al pasar, ha hecho que, de hablar del Descanso Dominical, pasemos a hablar de una polémica Lavin-Obispos.
Estas discusiones han traído otra consecuencia: la de “santiaguinizar” el problema. Creo, depués de más de 30 años vividos en Santiago y los 7 últimos en La Serena, que los problemas que tenemos todos, Santiago y las Regiones, se convierten en “nacionales” sólo cuando se plantean en Santiago. Por eso, gracias al Vicario de Santiago, Pbro. Ignacio Muñoz y al Señor Lavin, porque el problema se ha hecho de todo Chile.
Más allá de estos incidentes, quisiera llegar al fondo: ¿qué queremos? Queremos que el Domingo sea en todo Chile un día diferente, en el cuál se detiene el trabajo de todos al mismo tiempo, y así se favorece que todos podamos vivir otros aspectos humanos distintos del trabajo: juntarnos con amigos, con la familia, visitar a papás, hijos o abuelos, leer con tranquilidad, hacer deportes, tocar música, celebrar un “día del patrimonio”,etc. Los católicos y los evangélicos podremos vivir además el Domingo como día del Señor.
¿Es viable esto? Lo es en otras partes. Muchos países de la Unión Europea –hoy día con pocos creyentes- defienden el domingo con una severa legislación, por los motivos antedichos y no por motivos religiosos. Evidentemente, algunos tendrán que trabajar por el bien común: panaderías, restaurantes, servicios comunes, trabajos que no se pueden detener, como las minas, la policía, etc. Nuestros Bancos, por más de 30 años, se han detenido los sábados y domingos. Eso muestra que el comercio se puede detener y concentrarse en los otros 6 días. En las ciudades, si es necesario, podrán abrir por turno algunas grandes tiendas, con un horario moderado (no hasta las 10 pm, como se hace hoy en Chile).
¿Qué se necesita? Un consenso nacional, con nuestros gobernantes y legisladores a la cabeza. Es la persona, la familia y otros valores humanos importantes lo que está en juego. El Domingo pasado Juan Pablo II pedía a los croatas, que son mayoría católicos, que aplicaran lo que El dijo para toda la Iglesia en la Exhortación “Dies Domini” (El Dia del Señor, nº 65): “No hay que olvidar que ayudando a la familia se contribuye también a solucionar otros problemas, como por ejemplo la asistencia a los enfermos y ancianos, el freno ante la expansión de la criminalidad, un remedio al recurso de la droga”...”Para que esto pueda tener lugar, es de fundamental importancia el respeto del carácter sagrado del día festivo, que permite a los miembros de la familia encontrarse y ofrecer juntos a Dios el culto debido”.
“Vivamos el Domingo en Familia”, es el contenido de la declaración de los Obispos de Chile, que ha suscitado en parte este problema. Ojalá no rompamos esta sabiduría más que milenaria, y los aspectos antropológicos, sociales, humanos y de fe del descanso dominical.