Acompañada de su comunidad religiosa, abuelitos y personal del Hogar San Camilo, Sor Mery Llamas Rentería, celebró 25 años de Consagración Religiosa. Nació en Piura, al norte de Perú, pero después de sus 14 años en Chile, ama entrañablemente a esta Patria.
En la ceremonia religiosa, presidida por Monseñor Koljatic, ante el altar y la comunidad renovó sus votos y agradeció a Dios, a su familia y a todos quienes le rodean por acompañarla en este camino de fidelidad y amor a Dios.
Sentir el llamado del Señor, llenó mi corazón de felicidad
Sor Mery Llamas Rentería, es la menor de 16 hermanos, radiante de alegría nos cuenta: “Yo ingresé a la congregación con 19 años, mis padres ya habían fallecido en esas fechas, pero siempre nos dieron una formación cristiana y valórica que nos ayudó a crecer como una familia muy unida. Al principio, cuando manifesté mis primeras inquietudes, mis hermanos dividieron sus opiniones, como yo era la menor, ellos tenían pensado diferentes cosas para mi futuro, a algunos no les gustó mucho la idea, sentían que me perderían si me hacía monjita. Gracias a Dios con el pasar del tiempo vieron lo feliz que estaba y comprendieron que era en serio mi decisión y que si el Señor me había llamado, tenía que seguirlo. Me apoyaron sólo me pidieron que pase lo que pase, yo tenía que ser fiel. Yo creo que esas aprensiones ocurren en todas las familias, pero cuando quienes nos quieren nos ven felices sirviendo al Señor en los hermanos más necesitados, sin duda que cambian de opinión y apoyan.
Yo siempre tuve inquietud vocacional, yo quería servir de un modo especial, y el Señor me lo tomó en cuenta, cuando una Religiosa Camiliana estaba haciendo una gira vocacional por los Colegios y fue donde yo estudiaba, nos mostró este carisma de especial atención a los enfermos y ancianos, lo que siempre me gustó servir en la diversidad y en misiones. Sentir el llamado del Señor y servirlo en este carisma es lo más grande, ha llenado mi corazón de felicidad. Después de Profesar, en Perú, me fui a Italia, allí estuve por 11 años, luego Chile y aún estoy en este pueblo tan hermoso.
¿Después de 25 años cómo evaluaría su consagración?
Ha sido una bendición, es lo más grande que me ha pasado en la vida, pese a las caídas, no ha sido, fácil, no es todo color de rosa, pero yo pienso que como en toda vida hay que luchar, hay que batallar para ser fiel al compromiso que uno asume. En resumen me siento contenta y más que todo siento que el tiempo me ha pasado rápido. Mi ilusión desde jovencita siempre fue servir a los pobre y el Señor me mandó a Chile a trabajar directamente en el Hogar de Ancianos, donde nuestro carisma se vive plenamente, pues nuestros abuelitos reciben la dignidad que merecen y con el amor que ellos nos dan recibimos más de lo que damos. Realmente me siento una bendecida por el Señor, agradezco y rezo por la formación que mi familia me dio, por la comunidad religiosa a la que pertenezco y por la comunidad de Linares que nos acogió con tanto cariño.
En 25 años, los tiempos han cambiado, ¿Cómo invitaría hoy a seguir al Señor?
Que no tengan miedo, porque el Señor sigue llamando, pero lamentablemente, la atmosfera que nos circunda donde las cosas superfluas quieren llenar todo, a veces los jóvenes se confunden con tanto ruido ambiental y en busca de la felicidad eligen cosas que sólo dan felicidad pasajera. Yo los invitaría a hacer silencio, Dios habla a nuestro corazón en el silencio, dejen que Él llene sus corazones, si Él les llama, jamás los dejará solos y serán inmensamente felices. Y a las familia, les diría déjenlos elegir en completa libertad, no están perdiendo un hijo o una hija, muchas veces por errores que unos pocos han cometido, tienen miedo, caídas ha habido, hemos fallado, pero No por eso se debe truncar una vocación, que es la mayor ofrenda que pueden dar al Señor. Me gustaría pedirles, que continúen rezando por las vocaciones, recen y apoyen también a los sacerdotes, religiosas y religiosos, que su oración también es nuestro sustento
Fuente: Comunicaciones Linares
Linares, 01-07-2014