El sábado 21 de Enero, la comunidad de Quinchilca
cumplirá un atesorado sueño que se prolongó por casi 10 años.
Con una Eucaristía presidida por Mons. Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia, se consagrará la nueva iglesia de Quinchilca, reconstrucción fruto del esfuerzo de los miembros de la comunidad y de generosos colaboradores como Mons. Ricardo Ezzati, ex obispo de Valdivia, el P. Mateo Tielens y el P. Gabriel Guarda, entre muchos otros.
El nuevo templo se enclava en un lugar con más de tres siglos de peregrinación y cuya historia mira al templo antiguo construido en 1883, en un estilo neo-clásico y con muros interiores ornamentados con hermosas pinturas del fraile capuchino Gumberto de Nuremberg, y que fuera destruido por las llamas de un incendio en noviembre de 1996. Una destrucción que dio lugar a un gran desafío, como bien lo expresa el P. Gabriel Guarda, verdadero inspirador y artífice de esta nueva obra: "sustituirla constituye un gran desafío y la solución más segura consistiría en reproducirla tal cual como era; esto sería un ejemplo único en nuestro país". Proyecto que hoy es realidad y que se traduce en la consagración de esta iglesia bajo el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria.
Se trata de una celebración que llena de gozo a la comunidad de Quinchilca y con ella a toda la Iglesia de Valdivia que considera a este Santuario corazón de la diócesis cuyas puertas están abiertas para acoger a todos. La Eucaristía se celebrará este Sábado 21 de Enero, a las 11 de la mañana y se espera la masiva concurrencia de la comunidad.
La Misión de Quinchilca
La iglesia de Quinchilca, con un estilo arquitectónico impreso por el P. Bernabé de Lucerna, Capuchino activo en el lugar a mediados del siglo XX, se ubica geográficamente a 6 kms. al sur de Los Lagos camino al Lago Riñihue. Los orígenes de la misión se remontan a los últimos años del Siglo XVI, cuando allí se estableció un fuerte y una capilla, iniciándose así la misión de Quinchilca; decretándose recién en 1778 su fundación. La misión de esos tiempos llegó a contar con veinte reducciones indígenas, en ese entonces, bajo el cuidado pastoral de los padres Franciscanos del Colegio de Chillán.
Hacia mediados del siglo XIX, la misión pasó a manos de los padres Capuchinos italianos, y fue entonces, 1883, cuando el hermano Fortunato de Drena procedió a la construcción del hermoso templo con las huellas artísticas del hermano Humberto de Nuremberg, Capuchino bávaro. Cabe señalar que a partir de 1897 la misión fue llevada adelante por esta Orden religiosa.
El templo y la misión pasaron a ser administrados por la Diócesis de Valdivia en 1944 continuando la tradición de celebrar, año tras año, la fiesta de la Virgen de la Candelaria. En noviembre de 1996, la comunidad vio con dolor, estremecimiento e impotencia cómo su templo era destruido por llamas de un voraz incendio del que sólo sobrevivió la cruz que coronaba el campanario. A juicio del P. Gabriel Guarda, fue una "pérdida incalculable para el patrimonio arquitectónico nacional, tanto desde el punto de vista histórico como artístico".
Fuente: Comunicaciones Valdivia
Valdivia, 19-01-2006