Un amplio y caluroso acompañamiento de la comunidad de Chillán recibió Monseñor Carlos Pellegrin Barrera, en su ordenación episcopal y toma de posesión como el sexto Obispo de la Diócesis.

Unos tres mil fieles, provenientes de distintos rincones de la Provincia del Ñuble se hicieron presentes en este histórico acontecimiento de la Iglesia local, durante la tarde del sábado 29 de abril, en la Casa del Deportes de Chillán.
A la ordenación episcopal asistió el Nuncio Apostólico en Chile, Monseñor Aldo Cavalli; treinta y un obispos chilenos, y una amplia delegación de religiosos de la Congregación del Verbo Divino en Chile.
Monseñor Carlos Pellegrin recibió su consagración de manos del Arzobispo de Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz. Le acompañaron como co-ordenantes: Monseñor Alberto Jara Franzoy, Obispo Emérito de Chillán y Monseñor Rafael de la Barra Tagle, svd, Obispo Prelado de la Prelatura de Illapel y el episcopado presente.
En calidad de presbíteros asistentes del ordenando, estuvieron presentes el presbítero Raúl Manríquez Ibáñez, del clero diocesano de Chillán; y el reverendo padre Carlos del Valle, Provincial de la Congregación Verbo Divino en Chile.
El rito de ordenación se inició después de la liturgia de la Palabra, con la invocación al Espíritu Santo y la petición por parte de la Iglesia Diocesana, representada en el Padre Raúl Manríquez Ibáñez, de la ordenación del nuevo Obispo. Luego tuvo lugar la lectura del mandato Apostólico a través del cual Benedicto XVI designó como Obispo de Chillán a Monseñor Carlos Pellegrin. Una vez concluida la homilía del Cardenal Errázuriz, tuvo lugar las promesas del elegido como Obispo de Chillán.
La liturgia de la ordenación episcopal prosiguió con la súplica litánica, donde como signo de profunda oración y entrega de sí mismo a la voluntad de Dios, el Electo se postró en el suelo; mientras la asamblea, por el canto de la letanía de los santos, oró invocando la intercesión de la Virgen María y de los santos.
Posteriormente, tuvo lugar la imposición de las manos del consagrante, de los co-ordenantes y de los demás obispos con-celebrantes. Este fue signo más significativo junto a la oración de consagración, pues es la forma en que se le integró a la misión del Colegio Episcopal. Así, desde los apóstoles hasta hoy, está asegurada en la Iglesia la sucesión apostólica.
La liturgia continuó con varios momentos de especial significado: la imposición del libro de los Evangelios, la plegaria de ordenación, la unción con el santo Crisma, la entrega del libro de los Evangelios, la entrega del anillo episcopal, la imposición de la Mitra y la entrega del báculo.
Tras la ordenación episcopal se desarrolló la toma de posesión de Monseñor Carlos Pellegrin como nuevo Obispo de Chillán. Un presbítero, miembro del Consejo de Consultores de la Diócesis, dio lectura al Acta que da testimonio de su asunción como Obispo de Chillán. El Acta fue firmada por el nuevo Obispo Diocesano, por algunos obispos y por los miembros del Consejo de Consultores de la Diócesis.
Inmediatamente después de esta celebración, el nuevo Obispo de Chillán se dirigió junto a los obispos, sacerdotes, diáconos y feligreses, en procesión hasta la Iglesia Catedral de Chillán, donde fue recibido por el rector del templo, y se procedió a su instalación en la Cátedra y el descubrimiento de su escudo episcopal.
Enseguida tuvo lugar el nombramiento del Vicario General de la Diócesis de San Bartolomé de Chillán, que por cuarta vez consecutiva en la historia de nuestra Iglesia local recayó en el Padre Raúl Manríquez Ibáñez. En viva voz fue entregado su nombre, lo que tuvo por consecuencia una cerrada ovación por parte de los fieles asistentes.
Finalmente, el Obispo de Chillán fue recibido en el Gimnasio del Colegio Técnico Padre Alberto Hurtado, ubicado a una cuadra de la Iglesia Catedral, donde se le invitó a un compartir fraterno junto a los obispos chilenos, autoridades civiles, y representantes del mundo consagrado y laico de distintas comunidades y áreas pastorales de nuestra Iglesia local. Previo a ello, sostuvo un breve encuentro con la prensa local, en el mismo establecimiento educacional.
Mensaje a los fieles tras su toma de posesión
Descartando la presentación de un programa de gobierno en la diócesis, el día de su toma de posesión como Obispo de Chillán, Monseñor Carlos Pellegrin más bien prometió iniciar una actitud de escucha de la palabra y la voluntad del Señor. De esta forma, evoca las palabras dichas por Benedicto XVI, el día en que asumió como Pontífice de la Iglesia Universal.
“Hoy me presento a ustedes con un corazón misionero, teniendo muy presente mis nueve años de servicio pastoral en Ghana, Africa occidental, durante los cuales he crecido y madurado en amor al servicio de todos los hombres y culturas del mundo, especialmente a aquellos que todavía no conocen al Señor Jesús”, puntualizó.
En su mensaje enfatizó que asume la Diócesis como un pastor que viene a servir, confiado en el lema de su episcopado que es una llamada en oración. “Ven espíritu creador”. Asimismo, señaló que abrazará con cariño las opciones pastorales de la Diócesis, haciendo de su primer año, un período de acercamiento al clero, los diáconos, las religiosas y religiosos y el pueblo de Dios.
Por otra parte, tuvo palabras especiales para el clero diocesano, junto a quienes deberá trabajar estrechamente en función de la gran misión evangelizadora. “Con ellos, escucharemos al Espíritu Creador, discerniendo los caminos que tiene para esta Iglesia Diocesana de San Bartolomé de Chillán, que el Santo Padre ha querido poner en mis manos, como obispo”, indicó.
Pero monseñor Pellegrin también se dio tiempo para evocar su condición de único hijo hombre entre tres hermanos. “Soy el mayor de tres hermanos y el único hombre. Por eso, cuando yo me hice sacerdote muchos dijeron hasta aquí no más llega el nombre (Pellegrin), pero desde ahora, todos los hijos de la Diócesis de Chillán son mis hijos más queridos. Mi mamá nunca pensó que tendría tantos nietos”, aseguró en un tono ameno y bromista.
Descubrimiento de su Escudo Episcopal
Tras su ordenación episcopal y toma de posesión de la Diócesis de San Bartolomé de Chillán, Monseñor Carlos Pellegrin Barrera hizo presentación pública de su Escudo Episcopal, que entronizó en la cátedra de la Iglesia Catedral.
El Obispo explicó que su escudo episcopal contiene en su interior símbolos relacionados con su persona, con su ideal, con sus tradiciones, con su programa de vida y con los principios que lo inspiran y guían. En cambio, los diversos símbolos del grado, de la dignidad y de la jurisdicción de la persona aparecen en torno al escudo.
La forma del escudo, tradicional en heráldica eclesiástica, se asemeja a un cáliz y en su interior aparecen algunos elementos de gran significación misionera.
En la parte superior central se ubica la Sagrada Escritura, el Verbo por el que todo fue hecho y “sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho”. Dicha imagen manifiesta la importancia de la predicación evangélica ejercida de forma eminente por la autoridad episcopal.
Aparece una imagen en vitral de la anunciación del Señor. María, Virgen sacerdotal, que “conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón” es el modelo del pastor misionero que acoge la Palabra, la medita y la encarna para luego proclamarla. La imagen escogida de la Iglesia del Colegio del Verbo Divino, es testimonio de su llamado al episcopado desde una comunidad concreta, la que sirvió como Rector.
Aparece también la figura de la concha, que hace directa alusión al camino de San Santiago apóstol. La concha en el escudo episcopal tiene el doble significado de peregrinar constantemente en busca de Dios pero también el de ir al encuentro del peregrino, especialmente el más alejado y más necesitado de la misericordia divina.
Las espigas de trigo hacen directa alusión a la koinonía. Los granos de trigo forman un solo pan así como los hombres son llamados a formar “un solo cuerpo y un solo Espíritu”. Las tres espigas simbolizan también el carácter trinitario de la comunidad cristiana, que reconoce a un solo Dios que se revela a los hombres: en la creación, el Padre; en la redención, el Hijo; y en la santificación, el Espíritu Santo.
La última imagen al interior del escudo es el árbol de mango, símbolo de la labor misionera del obispo de África. La experiencia de Dios que sale al encuentro del hombre manifestado en el símbolo de la Sagrada Escritura en la parte superior del escudo, tiene su culmen en el testimonio de vida cristiana entre los gentiles.
Junto al escudo aparece el báculo, signo de la potestad episcopal. El báculo representa la labor de gobernar del obispo. Se dobla en su parte superior, significando la plena comunión con el Romano Pontífice.
En la parte inferior aparece un lazo campesino, significando que el pastor “no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”. Siempre con la calidez y sencillez que sólo la vida campesina puede manifestar, a imitación de Cristo y su Santísima Madre.
El lema rescata la espiritualidad verbita vivida por Monseñor Carlos Pellegrin. Hace referencia a la Trinidad, puesto que Dios Padre creador, crea todo a través del Logos con el impulso del Espíritu; luego es lógico llamar creador al Espíritu del Señor. Por otra parte sugiere la verdad de la nueva creación, la creación constante; la intervención de Dios en la historia del hombre, encarnándose y salvando.
Primer saludo de Monseñor Carlos Pellegrin
Cargar la cruz es signo de que Dios nos ama
“Los gozos del ministerio y del servicio pastoral también llevan una cruz. Ustedes me ayudarán a cargarla, y espero que lo hagamos con alegría, por que cargar la cruz es signo de que Dios nos ama”, señaló el Obispo de Chillán en su primer saludo a la comunidad, brindado en San Gregorio, durante la noche del viernes 28 de abril, en su arribo a la Diócesis de Chillán.
El electo obispo fue recibido en el sector del Puente Perquilauquén, en el límite diocesano norte, entre aplausos y vítores de una efusiva multitud de fieles y autoridades religiosas y laicas, encabezada por el párroco del pueblo y decano de la zona norte, el padre Jaime Villegas; y el alcalde de Ñiquén, Domingo Garrido. En un simbólico acto de agradecimiento, besó la tierra que lo acogerá en su misión episcopal.
Inmediatamente fue acompañado hasta San Gregorio, donde recibió un esquinazo por parte de las autoridades y comunidad local en el frontis de la parroquia. Tras el saludo popular se le invitó a ingresar al templo, donde oró frente al Santísimo y dirigió la Oración Regina Coeli.
En este lugar, el electo obispo emitió su primer saludo, manifestando estar muy contento y agradecido por la bienvenida que recibió. Este momento, agregó, lo asume con humildad y en conciencia del misterioso camino que el Señor le ha trazado, en el contexto de su vocación religiosa.
“Ustedes reciben a un nuevo obispo y este sacerdote recibe a una Diócesis. Es una tremenda alegría sentir que ustedes están aquí para darme su bienvenida. ¿Por qué el Señor me llamó a mí? Solo él lo sabe. ¿Por qué tiene una vocación para cada uno? Ese es el misterio de nuestra fe”, señaló.
Luego, agregó sentirse padre de una gran familia. “Soy el mayor de tres hermanos y el único hijo hombre en la familia. Por ello, cuando me fui al seminario, dijeron se acabó el nombre, pero hoy pienso que el nombre crece, porque son todos ustedes hijos míos, mis hijos en la fe”.
Con respecto al importante desafío que hoy comienza, agregó que lo asumirá con el optimismo que despierta ponerse en las manos del Señor. “Me regalaron en mi colegio una cruz bien grande. Esto refleja que los gozos del ministerio y del servicio pastoral también llevan una cruz. Ustedes me ayudarán a cargarla, y espero que lo hagamos con alegría, por que cargar la cruz es signo de que Dios nos ama”, finalizó.
Finalmente, Monseñor Pellegrin fue invitado a un compartir fraterno, entre empanadas y un vino de honor, junto a la comunidad de fieles, en el Gimnasio de la comuna. En la oportunidad, recibió un sentido saludo de bienvenida, por parte del Gobernador de la Provincia de Ñuble, Ignacio Marín Correa.
En su saludo, el Gobernador dijo que espera que la comunidad de Ñuble vea en su nuevo obispo, un signo de unidad frente a un ideal común de la Iglesia y el mundo laico: trabajar por la comunidad y, particularmente, servir a los más pobres.
Fuente: Comunicaciones Chillán
Chillán, 01-05-2006