Queridos jóvenes chilenos:
1. Por encargo de los obispos de Chile, como presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, les dirijo estas palabras, con cariño, en este día que culmina la Semana de la Juventud de 1985. En primer lugar, doy gracias a Dios por ustedes, por el aporte que hacen al país y por su activa presencia en nuestra Iglesia.
2. Todos nos sentimos renovados con su entusiasmo por vivir valores profundamente humanos y cristianos. Necesitamos el amor a la justicia que ustedes tienen, su pasión por la verdad, sus deseos de ser libres, sus búsquedas de fraternidad, sus ansias de participación y sus anhelos de justicia y de paz. ¡Gracias, hermanos jóvenes, porque ustedes renuevan nuestro espíritu!
3. Al dirigirme a ustedes, los invito hoya animar con eficacia la reconciliación de Chile. Estamos tan divididos y se ha acumulado tanto odio entre nosotros, que necesitamos con urgencia del trabajo de ustedes, para lograr el re encuentro de esta familia chilena que formamos. Ustedes pueden aportar mucho para que todos los habitantes de esta tierra podamos convivir en el mismo suelo, aunque no tengamos todos un mismo pensamiento. Por amor a Chile y por amor al Dios de la Vida, ustedes deben trabajar para que la vida se respete y se defienda. Ustedes deben ayudamos a ser cada día más sensibles ante la miseria, el dolor y la injusticia.
4. Como Iglesia de Chile, hemos procurado en estos años servirlos con especial dedicación. Con sinceridad les pedimos perdón por no haberlo hecho, en todo caso, lo mejor posible. Nos atrevemos, sin embargo, a renovarles nuestro mejor cariño y confianza, con el compromiso de nuestra atención y de nuestra compañía en cada una de sus inquietudes juveniles. La Iglesia cree que no sólo mañana ustedes tienen una palabra que decir y una misión que realizar. Es el hoy el que los reclama con urgencia.
5. En este día, con mucha fuerza, con toda la convicción del corazón, con entusiasmo, quiero reiterarles nuestra verdad: el nombre, la persona, el mensaje y la vida de Jesucristo es el Único Camino para la Vida. Como los Apóstoles, podemos repetirles: "No tenemos oro ni plata, pero lo que tenemos, eso les damos: en el nombre de Jesús de Nazaret, levántense y caminen" (Hechos 2,6). Como Jesús podemos insistirles: "Tengan valor, sean valientes. ¡YO he vencido al mundo!" (Juan 16,33).
6. Finalmente, les pido como una conclusión lógica de esta Semana de la juventud que hemos celebrado, que vayan ahora de dos en dos y de casa en casa, proclamando con la palabra y con el testimonio de la vida propia esta reconciliación, que tan urgentemente necesitamos. Termina esta semana, pero la Misión continúa. Sin la verdad proclamada en todas partes, no es posible construir el Reino. No callen, esa verdad, no callen su amor por la vida: anuncien con fuerza lo que han visto, oído, experimentado y compartido. Sean creativos y anímense unos a otros. En nombre de los obispos de Chile, a ustedes confío este anuncio. Los envío en el nombre del Señor, que ha prometido estar con nosotros hasta el fin de los siglos.
Con mucho afecto y simpatía, los saluda
† Alejandro Goic Karmelic
Obispo Auxiliar de Concepción
Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.
Noviembre de 1985