Santiago, 5 de junio de 1986
Sr.
Osvaldo Verdugo
Presidente Colegio de Profesores, A.G. y
Jorge Pavez
Presidente de AGECH
Presente.
De nuestra consideración:
Como representantes del Área Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile, de la que depende el Departamento de Educación del Episcopado, hemos creído oportuno dirigimos a ustedes, y por su intermedio, a todos los profesores que representan, para manifestarles la preocupación de la Iglesia por los últimos acontecimientos que dicen relación con la municipalización de la educación.
En mayo de 1981, los Obispos de Chile manifestaron la preocupación por el “proceso de cambio global, profundo y rápido en el campo de la educación”, y lo hicieron manifiesto en la Carta Pastoral “La Reforma Educacional”. Una vez más, la palabra de la Iglesia fue profética, pues los temores que ahí expresaban los Obispos se han convertido en dolorosa realidad. Esto hace que el Documento tenga total vigencia y que refleje, sin lugar a dudas, el sentir de la Iglesia de Chile.
Posteriormente, en septiembre de 1983, se volvieron a dirigir a los profesores a través del Documento de trabajo “Carta a los Educadores”, donde hubo que volver a repetir conceptos en relación a la situación del profesorado.
La Iglesia ha sostenido siempre el derecho universal e inalienable de todos los hombres a la educación. Igualmente, la Iglesia siempre ha defendido la libertad de enseñanza como garantía al derecho de los padres para elegir libremente la educación que desean para sus hijos. De ahí que la Iglesia piense que hay muchas formas posibles de organizar las estructuras educacionales de un país, siempre que estas formas garanticen el respeto a ciertos principios fundamentales que en el campo de la educación tienen especial importancia.
Hoy, la Iglesia está seriamente preocupada por el proceso de municipalización, por la forma en que se está desarrollando y por las consecuencias que tal proceso tiene en los profesores, alumnos, padres y en la comunidad educativa en general.
Es doctrina de la Iglesia que la educación no se puede realizar al margen de la sociedad. Todo cambio debe tener en cuenta a las personas involucradas. En el caso que nos ocupa, los educadores han expresado su disconformidad con el actual proceso de municipalización de la enseñanza.
Por eso, en 1981, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile expresaba algo en lo que creemos una norma permanente, aplicable a la realidad actual. Decían concretamente los Obispos: “El traspaso de las escuelas a las Municipalidades supone, para ser realmente positivo, que las autoridades municipales representen en verdad a la comunidad local y que ésta tenga cauces para hacerse presente con eficacia en dichas escuelas. La participación libre e institucionalizada de los profesores y los padres de familia a nivel escolar, municipal y nacional es así una exigencia ineludible para que el proceso de municipalización dé sus frutos”.
Estas condiciones objetivamente no existen, y a pesar de ello, se está implementando el proceso.
Como consecuencia de lo anterior, nos inquieta la situación extremadamente delicada a que ha sido llevado el profesorado por la profundidad de los cambios educacionales, especialmente por lo que se refiere a la inseguridad laboral en los sistemas privados, a las bajas rentas y a la pérdida de beneficios previsionales, laborales y económicos de los educadores, situaciones que inciden directamente en la calidad educativa.
Queremos expresar por vuestro intermedio, nuestro afecto sincero a todos los educadores de Chile, verdaderos agentes educativos. Deseamos que estas palabras sirvan de estímulo para que, a pesar de las dificultades no pierdan el sentido de su vocación. Manifestamos el deseo de la Iglesia de que, tanto los profesores como los padres de familia, puedan participar activamente en la búsqueda de soluciones acordes con la tradición patria de pluralismo y libertad de enseñanza.
Les saludan afectuosamente,
Cristián Vives Pérez-Cotapos
Director Área Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile
† Javier Prado Aránguiz
Obispo Presidente Área Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile