El mensaje de un Papa
  Descargar Archivo (PDF)

El mensaje de un Papa

Discurso del Cardenal Angelo Sodano a los miembros del Fundación Juan Pablo II Santiago de Chile, martes, 25 de septiembre de 2007

Fecha: Miércoles 26 de Septiembre de 2007
Autor: Cardenal Angelo Sodano

El sábado 2 abril del 2005, el ángel del Señor entró en el Palacio Apostólico Vaticano y vino a llamar a la otra vida al Papa Juan Pablo II, de santa memoria. Eran las 21:37 Y hacía poco que había acabado la Santa Misa de la fiesta de la Divina Misericordia, que su secretario particular había celebrado en la misma habitación del Santo Padre. Durante la celebración, el Papa recibió el Santo Viático y el sacramento de la Unción de los Enfermos.

Poco antes yo había hecho la última visita al Papa que había tenido conmigo tantas muestras de afecto paterno, llamándome de Chile para ponerme a su directo servicio en 1988 y confiándome después el cargo de Secretario de Estado suyo. Si bien con el corazón apenado, le pedí al Papa la última bendición y él, que ya no podía hablar con la boca, me habló con sus ojos lúcidos y con una ligera sonrisa en el rostro, apretándome después fuertemente la mano y esbozando un gesto de bendición. Es una despedida que jamás podré olvidar.
Aquellas últimas horas del Sucesor de Pedro se caracterizaron por una oración incesante de todos los que asistíamos al retorno del Papa a la casa del Padre, mientras en la Plaza de San Pedro miles de fieles rezaban congregados en torno a él. La lección de un abandono total en las manos del Padre que está en los cielos fue la más bella encíclica que Juan Pablo II podía dejar a la Santa Iglesia.

Vinieron después los solemnes funerales, transmitidos en todo el mundo por las cadenas de televisión. Fue muy significativa también la participación en coro de tantos Jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en torno a un Papa que había llenado con su gran personalidad la historia de la última parte del siglo veinte e inaugurado el amanecer del tercer milenio cristiano.

El pesar fue grande también en Chile, donde muchos recordaban muy bien, además, su viaje pastoral a este País, que tuvo lugar del 1 al 6 de abril del año 1987.

He venido para estar con ustedes, queridos amigos de la Fundación Juan Pablo II, precisamente para conmemorar al llorado Pontífice en el vigésimo aniversario de su histórica visita a esta amada Nación.

Al presentar el volumen que recopilaba todos los discursos pronunciados por el llorado Pontífice, el arzobispo Bernardino Piñera describió en aquella ocasión de modo admirable los sentimientos que embargaban a los chilenos en aquellos días de gracia: "Su testimonio (el testimonio del Papa) ha quedado grabado en nuestras pupilas. Su cariño con los niños, su ternura con los enfermos y los ancianos, su entereza para afrontar momentos dificiles, su entrega sin límites, su presencia, su simpatía personal, su vida de oración profunda, su sencillez evangélica nos han llegado, cada vez que lo vimos pasar por nuestras calles o que participamos en alguna celebración que él presidía y mucho más aún, desde la pantalla de nuestros televisores. Muchos, al verlo partir, han dicho con convicción profunda: es un santo" (cf. El amor es más fuerte - Juan Pablo II en Chile, Santiago 1987, pág. 5).

"Es un santo", han dicho muchos chilenos en aquellos días benditos. "Santo súbito", han gritado muchos italianos en la Plaza de San Pedro el día de los funerales del Papa. En realidad, también yo he tenido siempre esta convicción personal en los numerosos contactos que he tenido con él a lo largo de los 17 años en la Secretaría de Estado, es decir, 2 años en la Sección para las Relaciones con los Estados y, después, durante 15 años como Secretario de Estado.

1. El mensaje de la santidad
Queridos amigos, el primer mensaje que el llorado Papa Juan Pablo II nos ha dejado en los veintiséis años de su Pontificado es el mensaje elocuente de su santidad personal. Karol Wojtyla vivió intensamente el ideal cristiano ya en su querida tierra polaca, primero como laico comprometido en Wadovice, después como sacerdote en Cracovia, sucesivamente como Obispo Auxiliar y finalmente como Arzobispo Metropolitano en la insigne Cátedra de San Estanislao. Pero fue después, en la Cátedra de Pedro, cuando pudo mostrar al mundo entero todo su temple diamantino, forjado por una fe profunda en Cristo nuestro Salvador.

En los procesos que se instruyen ante los tribunales eclesiásticos para ver si un cristiano, sacerdote o laico, hombre o mujer, puede ser considerado digno de ser propuesto a la Iglesia como modelo de perfección, se examina en primer lugar si el candidato ha practicado las tres grandes virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. Pues bien, en Karol Wojtyla hemos visto a un cristiano generoso, que después llegó a ser Pastor en la Santa Iglesia de Cristo, que avanzaba siempre a la luz de la estrella de la fe. Más aún, frecuentándolo de cerca, pensé a menudo que él procedía por el camino que Dios le había trazado "como si viera al invisible" (cf. Hb 11,29). Así se describe en la Carta a los Hebreos a Moisés, Liberador del pueblo elegido de la esclavitud de Egipto, que caminaba hacia la tierra prometida, procediendo "como si viera al invisible". En realidad, fue precisamente la luz de la fe lo que sostuvo a nuestro venerado e inolvidable Juan Pablo II en tantas pruebas de la vida.

Unida a su fe, la virtud de la esperanza lo llevó a abandonarse totalmente en las manos del Padre que siempre vela sobre sus hijos. San Pablo compara la esperanza a un ancla que tiene también firme la barca del cristiano en las tormentas de la vida. El ancla del Papa Juan Pablo II debió ser como esa gigantesca que llevan los grandes buques, dadas las tempestades que hubo de afrontar. Tanto en los momentos difíciles de su vida como en las horas turbulentas de la vida internacional, siempre vi en el Papa una serenidad envidiable, que provenía de la certeza interior de la constante presencia de Dios en la vida de los hombres y de los pueblos.

Finalmente, la virtud de la caridad le llegaba de ese fuego interior de amor a Cristo, que fue la razón de su vida. "Para mí la vida es Cristo", confesaba el apóstol Pablo a los cristianos de Filipos (Flp 1,21). "Para mí la vida es Cristo" fue también el ideal de Juan Pablo Il. Más aún, resuena todavía en nosotros el grito que lanzó al mundo al iniciar su Pontificado: "Abrid las puertas a Cristo ... Más todavía, abridle las puertas de par en par, porque sólo en Él hay esperanza de vida eterna".

Han pasado dos años y medio de la desaparición del querido Pontífice y su fama de santidad se hace cada día más grande. En este caso, verdaderamente "vox populi, vox Dei ", la voz del pueblo es la voz de Dios.

Con frecuencia tengo ocasión de bajar a las Grutas de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y de detenerme en oración ante el sepulcro del inolvidable Papa Juan Pablo Il. Siempre me impresiona la riada de fieles que van a honrar a este hombre de Dios que ha llenado la historia de la Iglesia y del mundo en estos últimos tiempos. Es precisamente su santidad lo que ha atraído a hombres y mujeres de toda condición social a ponerse en oración ante su tumba, considerando después la propia vida a la luz de la eternidad.

2. El mensaje de la verdad
Dicho esto, quisiera subrayar un segundo aspecto del pontificado del Siervo de Dios Juan Pablo II: su empeño en la proclamación de la verdad.

Cuando cerramos el féretro del Papa, antes de llevarlo al sacrato de la Basílica de San Pedro para la Santa Misa exequial, seguimos la tradición romana de colocar dentro del ataúd el denominado "Rogito", es decir, el acta notarial para recordar la vida y las obras del Pontífice difunto. En dicho documento se recordó, particularmente para la posteridad, su celo en custodiar el depósito de la fe. Literalmente está escrito: "Entre los documentos principales se cuentan 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas, 45 Cartas apostólicas, además de las catequesis impartidas en las Audiencias Generales y las alocuciones pronunciadas en todas partes del mundo ... Ha promulgado el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Tradición autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II ... Su magisterio ha culminado con la Encíclica "Ecclesia de Eucharistia" y con la Carta apostólica "Mane nobiscum Domine ", durante el año de la Eucaristía.

Mientras el Maestro de las Celebraciones Pontificias, el arzobispo Piero Marini, leía en voz alta aquellas palabras del Rogito, yo pensaba conmovido en todo ese haz de luz que el difunto Pontífice había difundido en la Iglesia y en el mundo. Había sido testigo personal de la gestación de muchos documentos suyos, había asistido a muchas intervenciones adoloradas en la Urbe y del Orbe y, en aquella hora del adiós, me parecía oír todavía su voz solemne que difundía en el mundo el Evangelio de Cristo.

Había tenido personalmente también la fortuna de acompañarlo en muchos viajes en las diversas partes del mundo. Para ser exactos, lo acompañé nada menos que en 54 viajes desde que, el 1 de diciembre de 1990, sucedí al llorado Cardenal Agostino Casaroli en el cargo de Secretario de Estado.

Quisiera confesarles que el primer y el último viaje que hice acompañando al Papa Juan Pablo II están vinculados a un aspecto característico del magisterio pontificio, es decir, a su aspecto mariano. La primera vez que acompañé al Papa fuera de Roma fue el 13 de mayo de 1991, en su viaje a Fátima. La última vez fue a Lourdes, para la fiesta de la Asunción, el 15 de agosto de 2004.
Fueron dos momentos fuertes del magisterio pontificio, para recordar a la Iglesia de hoy el carácter mariano de nuestra fe. Al mismo tiempo, con aquellos dos viajes el Papa ensalzaba también la fe sencilla y genuina del pueblo cristiano, en línea con la oración de Jesús, que da gracias a Dios Padre por haber ocultado los misterios del Reino a los sabios de este mundo y revelarlos a los pequeños (cf. Mt 11,25).

Al resaltar la aportación de la fe a la vida de los cristianos, el llorado Pontífice no olvidó recordar también a todos los hombres de buena voluntad la importancia de la luz de la razón, para conocer y seguir los valores fundamentales de la vida. Más aún, en 1998 dedicó a este argumento la importante encíclica Fides et ratio. Ante el relativismo de hoy, el Papa sintió siempre el deber de reiterar que hay una ley natural universal, que todos pueden conocer y en base a la cual todos podemos entendernos para construir un mundo de paz.

3. El mensaje de la solidaridad
Queridos amigos, muchos de ustedes son empresarios que tratan de poner en práctica los principios de la Doctrina social de la Iglesia en su propia actividad.

Pues bien, encontrarán siempre en tres grandes encíclicas de Juan Pablo II la luz que proviene de su magisterio, reverberación de la luz que promana de toda la Revelación cristiana.

Las encíclicas sociales son: Laborem exercens, Sollicitudo rei socialis y Centesimus annus.

El año 1981 se cumplía el 90° aniversario de la encíclica Rerum novarum del Papa León XIII. En aquella ocasión, Juan Pablo II quiso reproponer la visión cristiana del trabajo humano en el contexto internacional actual, con el fenómeno de la globalización, con la introducción generalizada de la automatización en muchos campos de la producción, con el surgir de pueblos que reclaman su legítimo puesto en las decisiones de los organismos internacionales.

Tras haber examinado el conflicto entre trabajo y capital en la presente fase histórica, el Papa recordó que el trabajo humano sigue siendo la clave, y probablemente la clave esencial, de toda la cuestión social. En realidad, si se quiere "hacer más humana la propia vida humana", como subrayó el Concilio Ecuménico Vaticano II (Gaudium et spes, 38), el trabajo humano adquiere una importancia fundamental para todos.

Después, en 1987, el Papa Juan Pablo II quiso recordar el 20° aniversario de la encíclica Populorum progressio del Papa Paolo VI, su venerado Predecesor, tratando de guiar a los hombres de nuestro tiempo a responder a la vocación de ser constructores responsables de nuestra sociedad terrena a la luz del Evangelio.

El punto de partida de la nueva encíclica social sobre el desarrollo de los pueblos era la constatación negativa de la persistencia y, con frecuencia, el aumento del desnivel entre el área del llamado Norte desarrollado y la del Sur en vías de desarrollo. No obstante, el Papa recordaba al mismo tiempo la necesidad de tener presente que el subdesarrollo no comporta aspectos solamente económicos, sino también factores culturales, políticos y simplemente humanos, de modo que el cristiano debe influir sobre todo en estos factores, haciendo llegar a ellos el fermento del Evangelio de Cristo.

En fin, Juan Pablo II volvió sobre los nuevos aspectos de la cuestión social en el centenario de la encíclica Rerum novarum de León XIII, para fijarse en las "cosas nuevas" surgidas recientemente en el campo del trabajo, con el fin de resolverlas a la luz de la enseñanza que nos ha dejado Cristo, "nuestro único maestro" (cf. Mt 23, 8).

Los acontecimientos de 1989, con la caída del comunismo en los Países de Europa central y oriental, vieron premiar el compromiso de la Iglesia por la defensa y la promoción de los derechos humanos. Y el Papa recordaba que, entre los numerosos factores de la caída de aquellos regímenes opresivos, se debía incluir también como factor decisivo la violación de los derechos de los trabajadores.

Ahora, en cambio, se abría ante el mundo una nueva era y el Papa, precisamente con la encíclica Centesimus annus, quiso dar algunas orientaciones para el comienzo de un sistema económico moderno, que reconozca el papel positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, pero todo eso en el marco de un contexto jurídico sólido, cuyo centro es ético y religioso.

4. La importancia de la Centesimus annus
Como acabo de decir, el Papa Juan Pablo II nos dejó en herencia un tríptico de encíclicas sociales de gran actualidad. Podría ser útil que la "Fundación Juan Pablo II" las publicara de nuevo en Chile, en un único volumen. Sería un buen servicio para el País.

Pienso que la encíclica Centesimus annus reviste una importancia del todo particular, porque actualiza la doctrina social de la Iglesia en relación con los nuevos problemas y la situación actual de la economía mundial.

De las "cosas nuevas" había hablado el Papa León XIII en 1891 con su célebre encíclica Rerum novarum sobre la condición de los obreros. Un siglo después, en 1991, el Papa Karol Wojlyla veía el nacimiento de otras "cosas nuevas" en la escena mundial del trabajo y por eso quiso hacer un llamado a los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad para que reflexionaran de nuevo sobre este argumento a la luz de la razón y de la fe.

León XIII veía en su tiempo una sociedad dividida en dos clases "separadas por un abismo profundo" (Rerum novarum, n. 35), el cual, sin embargo, hoy día se ha aplanado en parte. Defendía a su vez la propiedad privada, considerando principalmente la propiedad de la tierra. Hoy, el concepto de propiedad privada se ha ampliado.
Por el contrario, hoy la pobreza en el mundo ha ido adquiriendo nuevas formas y el Papa Juan Pablo II veía la necesidad de insistir en un principio elemental de una sana organización política: cuanto más indefensos están los individuos en una sociedad, más necesitan el apoyo y la atención de los demás y, en particular, la intervención de la autoridad pública.

León XIII lo enunció varias veces con el nombre de "amistad", noción que encontramos ya en la filosofia griega. Pío XI lo designó con la expresión no menos significativa de "caridad social". Juan Pablo 11, ampliando el concepto, ha hablado de "civilización del amor". En las últimas décadas, en América Latina se ha usado frecuentemente la expresión "opción preferencial por los pobres". Son fórmulas diversas que nos recuerdan el mismo principio humano y cristiano de la solidaridad entre las personas y los pueblos.

La encíclica Centesimus annus nos recuerda con más fuerza que en el pasado que la economía está vinculada a la moral, que no es independiente de la ética. Desgraciadamente, en el siglo pasado se produjo una alianza sobre este punto entre el pensamiento socialista marxista, llamado también "socialismo real" y el pensamiento liberal radical. Eran ideologías muy diversas en numerosas cuestiones, pero similares en la negación de las normas morales universales como base de la economía.

Gracias a Dios, hoy se percibe un esfuerzo positivo para construir una sociedad democrática sobre bases estables, a la luz de la ley natural y, para los cristianos, sobre la base del esplendor de la verdad que nos viene del Evangelio de Cristo.

Respecto a los modelos de sociedad, el Papa Juan Pablo II concluía:
"La Iglesia no tiene modelos para proponer. Los modelos reales y verdaderamente eficaces pueden nacer solamente de las diversas situaciones históricas, gracias al esfuerzo de todos los responsables que afronten los problemas concretos en todos sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales que se relacionan entre sí. Para este objetivo la Iglesia ofrece, como orientación ideal e indispensable, la propia doctrina social, la cual reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de estar orientados hacia el bien común" (Centesimus annus, n. 43).

¿En otros términos, se puede decir quizá que, después del fracaso del comunismo, el sistema vencedor sea el capitalismo?
"La respuesta obviamente es compleja. Si por 'capitalismo' se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de 'economía de empresa', 'economía de mercado', o simplemente de 'economía libre'. Pero si por 'capitalismo' se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa.

La solución marxista ha fracasado, pero permanecen en el mundo fenómenos de marginación y explotación, especialmente en el Tercer Mundo, así como fenómenos de alienación humana, especialmente en los Países más avanzados; contra tales fenómenos se alza con firmeza la voz de la Iglesia. Ingentes muchedumbres viven aún en condiciones de gran miseria material y moral. El fracaso del sistema comunista en tantos Países elimina ciertamente un obstáculo a la hora de afrontar de manera adecuada y realista estos problemas; pero eso no basta para resolverlos. Es más, existe el riesgo de que se difunda una ideología radical de tipo capitalista, que rechaza incluso el tomarlos en consideración, porque a priori considera condenado al fracaso todo intento de afrontarlos y, de forma fideísta, confía su solución al libre desarrollo de la fuerzas de mercado" (Centesimus Annus, n. 42).

A este propósito, el Papa Juan Pablo II proseguía: "La empresa no puede considerarse únicamente como una 'sociedad de capitales'; es, al mismo tiempo, una 'sociedad de personas' ", en la que entran a formar parte de manera diversa los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo.

Muchas otras observaciones podrían hacerse sobre esta importante encíclica del gran Papa que hoy conmemoramos, sin embargo el tiempo es tirano y no podemos detenernos más.

5. El mensaje de la paz
Habría muchas otras caras en el prisma doctrinal que el llorado Pontífice nos ha dejado. Por ejemplo, ¿cómo no recordar su compromiso por la unidad eclesial, con el movimiento ecuménico, y su dedicación en favor del diálogo interreligioso, especialmente con el mundo islámico?

También se podría abrir un capítulo aparte para examinar el compromiso del Pontífice respecto a las relaciones de la Santa Sede con los Estados y los organismos internacionales.

Quisiera limitarme por ahora a recordar la gran obra de Juan Pablo II en favor de la paz, continuando la labor pacificadora de los Papas del trágico siglo XX, que debieron guiar la barca de Pedro en una época perturbada por dos imponentes conflictos mundiales, la guerra de 1914 - 1918 Y la de 1939 - 1945.

Al principio de su pontificado, Juan Pablo II encontró el mundo todavía dividido en dos esferas de influencia diversas, como se había decidido en Yalta, a orillas del Mar Negro, en febrero de 1945, por las Potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
La Unión Soviética se había atrincherado tras lo que Churchill denominó "Telón de acero". Muy pronto surgieron nuevas tensiones, que el conocido periodista americano Walter Lippman comenzó a denominar "guerra fría", "cold war". Los primeros quince años del Pontificado de Juan Pablo II, de 1978 a 1989, se desarrollaron todavía en aquel clima, pero mientras tanto el Papa, año tras año, logró hacer mella en aquel Telón de acero, trabajando intensamente por el respeto de los derechos humanos de los pueblos. La obra de Juan Pablo II en favor de la libertad y la paz en Europa central y oriental es reconocida ya por muchos historiadores. Es uno de los méritos más grandes de su Pontificado.

Fue siempre fundamental su insistencia sobre la relación entre justicia y paz. Ya en su primera encíclica, la Redemptor hominis, del 4 de marzo de 1979, el Papa escribía: "En definitiva, la paz se reduce al respeto de los derechos inviolables del hombre - (opus iustitiae pax' -, mientras la guerra nace de la violación de estos derechos" (n. 17).

Con el pasar de los años, fueron surgiendo muchas iniciativas prácticas para contribuir a que llegara una era de paz en el mundo actual. Como Secretario de Estado durante 15 largos años a su lado, he sido testigo de su generoso esfuerzo al servicio de la paz, como auténtico Buen Samaritano por las vías del mundo.

Son bien conocidos sobre todo los cuatro focos de guerra que han estallado en los pasados años en Tierra Santa, en los Balcanes, en África Central y en Irak. El Papa ha tratado de hacer una obra de paz en todas partes, usando todos los canales que la Providencia divina le puso a su disposición. Pero también en Chile y en Argentina se ha tenido una prueba de su tempestiva solicitud, cuando a finales de 1979 se cernía el peligro de guerra entre las dos Naciones. La conocida Mediación de Juan Pablo II logró evitar un conflicto y llegar después hasta el Tratado de Paz y Amistad entre los dos Estados, firmado en el Vaticano el 29 de noviembre de 1994.

6. Conclusión
Queridos amigos, el 2 de abril de 2005, el Señor ha llamado a sí a su siervo fiel Juan Pablo II, y muy poco después, el 19 de abril del mismo año, en su Providencia, el mismo Señor nos concedió un continuador de su obra, el Papa Benedicto XVI. Éste ha retomado su herencia, como un día Eliseo retornó el manto que el profeta Elías dejó antes de subir al cielo.

Apenas nueve días después de su elección a la Cátedra de Pedro, el nuevo Papa autorizó la introducción del proceso de Beatificación y Ca¬nonización del difunto Pontífice. Así, pues, podemos esperar verlo pron¬to elevado al honor de los altares. Entre tanto, a nosotros nos corresponde la tarea de recoger su mensaje de vida y de hacerlo fructificar.

Que ahora, el Siervo de Dios Juan Pablo II vele siempre desde el cielo sobre la Santa Iglesia y sobre toda la humanidad, intercediendo también por la querida Nación chilena, que él tanto ha amado.


Buscador
 


Destacados

2023  -  2020  -  2019  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1961  -  1959

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1997  -  1994  -  1993  -  1992  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1973  -  1968  -  1966  -  1964  -  1962  -  1961  -  1959  -  1958  -  1957  -  1956  -  1953

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1985  -  1981  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968  -  1967  -  1964  -  1961  -  1960  -  1959  -  1957  -  1952

2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  1989  -  1988  -  1970

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1988  -  1985  -  1981  -  1978

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1957  -  1952

2023  -  2014  -  2008  -  2007  -  2006  -  2002  -  1987  -  1985  -  1981  -  1978  -  1976  -  1975  -  1973  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968

2022  -  2018  -  2016  -  2014  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2000  -  1996  -  1995  -  1991  -  1977  -  1974  -  1973  -  1967  -  1955

2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2014  -  2013  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1998  -  1995  -  1994  -  1992  -  1987