Queridos Hermanos:
En el momento en que empieza la Cuaresma, tiempo de conversión; cuando, terminadas las actividades propias del verano, se reinicia el año pastoral; cuando se acerca la hora en que el Santo Padre pisará por vez primera el territorio de nuestra Patria; queremos expresarles nuestro parecer de Pastores sobre algunos hechos recientes que afectan a nuestra vida nacional.
1. Exoneración de profesores.
Varios miles de profesores han sido exonerados últimamente a lo largo del país. Comprendemos que pueda haber motivos justos por los cuales hayan de ser despedidos algunos profesores, pero estimamos que, cuando están de por medio profesionales cuya vocación es enseñar, y no otra, y personas y familias que tienen que vivir, no se puede proceder, así no más, a despidos por razones meramente presupuestarias.
No vamos a discutir si hay exceso de profesores o si hay más bien exceso de alumnos por curso; si la baja de la natalidad llevará necesariamente a una reducción de los docentes o si, por el contrario, el mejoramiento de la educación requerirá un personal docente más numeroso; ni cuál es el porcentaje del presupuesto nacional que se deba dedicar a la educación, tomando en cuenta el interés común de los chilenos. Pero, en todo caso, medidas que significan cortar la carrera de un profesional dedicado por vocación a una noble y difícil tarea, y dejar a una familia sin recursos para subsistir, deberían ser conversadas con los interesados o con sus dirigentes gremiales, con equidad y con respeto, y no sólo con criterio económico.
Una familia cuyos recursos hubieran disminuido no decide que, de hoy en adelante, algunos de sus hijos dejarán de comer. La situación se conversa entre todos y las privaciones impuestas por las menores entradas se reparten equitativamente entre todos. Creemos que, a nivel de la gran familia docente chilena, hubiera sido conveniente actuar en forma semejante. Y esperamos que, al menos algunos casos más dramáticos, puedan ser reconsiderados.
Constatamos con preocupación el clima de inseguridad e incluso de temor que las medidas tomadas han producido en el profesorado y creemos que esto es negativo para la educación nacional.
Pensamos también que medidas como las que se han tomado se prestan a arbitrariedades cuando se trata de determinar quiénes son los que deben renunciar a sus funciones.
2. Declaraciones del ex mayor de Ejército, Armando Fernández Larios.
Un ex oficial de nuestro Ejército ha hecho declaraciones que comprometen gravemente a altos personeros de las Fuerzas Armadas. Se habría planeado un crimen. Este se cometió. Y luego se habría encubierto ese crimen.
El bien moral del país y el prestigio del Ejército de Chile exigen que este asunto quede totalmente aclarado, no sólo a nivel de los Tribunales de Justicia, sino, antes que nada, por la misma Institución a la que pertenecen o pertenecieron los inculpados. Se puede comprender, dada la debilidad humana, que personeros de las Fuerzas Armadas, como los de cualquiera otra institución, puedan cometer abusos, especialmente en circunstancias políticas difíciles. Pero el país necesita saber que la propia institución se empeña en aclarar los hechos delictuosos y en sancionar a los que aparezcan como culpables.
3. Servicios públicos.
Nos preocupa que algunos servicios públicos estén disminuyendo o terminando su atención a lugares alejados, por no ser económicamente rentable. Situación que se agravará el día en que estos mismos servicios se privaticen. Esto ocurre, por ejemplo, en Correos. Se están cerrando oficinas en pueblos pequeños, con lo que sus habitantes quedan prácticamente aislados en lo que a correspondencia se refiere.
Creemos que los servicios, dentro de lo posible, deben extenderse a todos y que los sectores más rentables deben ayudar a mantener los menos rentables. Una porción considerable de los habitantes de nuestro país no gana lo suficiente para hacer frente a gastos, aun indispensables. Los servicios públicos -educación, salud, comunicación, transportes contribuyen a redistribuir los recursos en beneficio de los más pobres o de los más aislados. No parece conveniente que un criterio simplemente económico reemplace la solidaridad social que ha sido tradicional en nuestro país.
4. Privatización de empresas nacionales.
También nos preocupa, al igual que a muchos chilenos, la privatización de empresas importantes que forman parte del patrimonio nacional. En todo caso, estimamos que esas licitaciones deben hacerse con la máxima transparencia y que el país debe ser informado del destino que se le dé al producto de esas transacciones.
5. Leyes políticas.
No somos ni pretendemos ser técnicos en registros electorales o en partidos políticos. Nos alegramos sí, de todo paso que se dé hacia una participación plena del pueblo chileno en la realización de su destino histórico. Algunos estiman que las leyes recientemente promulgadas son buenas. Otros no consideran satisfechos sus anhelos. En todo caso, el pueblo chileno quiere estar seguro que, cuando llegue el momento de consultar al país sobre su futuro, éste pueda manifestarse con toda la información debida y con plena libertad y que se respetará la voluntad mayoritaria.
Reiteramos lo que dijo nuestra Asamblea Plenaria en vísperas del Plebiscito de 1980, acerca de las condiciones requeridas para que una consulta popular tenga plena validez moral.
6. Derechos humanos.
No esperamos que los parientes de Obispos reciban un trato diferente que los demás. Pero el hecho de que una joven de 18 años, por el solo delito de ser hermana y de compartir el dormitorio de una niña a quien busca la policía, haya sido sometida a apremios que constituyen una verdadera tortura psíquica, nos hace pensar en los miles de chilenos y de chilenas que han sufrido o están expuestos a sufrir semejantes o peores vejámenes. Una vez más decimos que esto debe superarse.
Se nos dice que en otros países y bajo otros regímenes suceden cosas iguales o peores y que los Obispos de esos países no pueden ni siquiera protestar. Por lo mismo, tenemos el deber de hacerlo por las víctimas de aquí y por las de fuera, por las víctimas de ayer y por las posibles víctimas de mañana. Una vez más decimos: hay que respetar al hombre porque es hijo de Dios.
Queridos Hermanos:
La Cuaresma que hoy se inicia será este año la preparación inmediata para la Visita del Santo Padre a Chile. En la oración y la penitencia preparemos nuestros corazones para acoger su mensaje de verdad y de justicia, de amor y de paz. Y dispongámonos a seguir trabajando para que su palabra, su testimonio y la gracia que a través de él nos llega, nos ayuden a superar todos nuestros problemas y a alcanzar la tan anhelada reconciliación.
El Comité Permanente del Episcopado
Juan Francisco Cardenal Fresno L., Arzobispo de Santiago; Bernardino Piñera Carvallo, Arzobispo de La Serena, Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile; Carlos Oviedo Cavada, Arzobispo de Antofagasta; Francisco de Borja Valenzuela, Arzobispo-Obispo de Valparaíso; Sergio Contreras Navia, Obispo de Temuco, Secretario General de la Conferencia Episcopal.
POLEMICA POR LA CARTA
A raíz de la Carta del Comité Permanente, el Jefe del Estado, general Augusto Pinochet, señaló en rueda de prensa que al leerla había pensado que se trataba del nacimiento de un nuevo partido político y que su texto le había causado “profundo dolor”.
Requerida por “El Mercurio” la opinión del Presidente de la Conferencia Episcopal, sobre las expresiones del general Pinochet, monseñor Bernardino Piñera dictó por teléfono la siguiente respuesta que el matutino no publicó alegando razones de carácter técnico:
- Como sacerdote me preocupa mucho que una carta, en cuya redacción tomé parte y que firmé, pueda haber causado “profundo dolor” a un cristiano y con mayor razón, si ese cristiano es el Presidente de la República,
- El que se piense que, al escribirla, hemos faltado a nuestro deber, “descuidando los asuntos espirituales”, “la Semana Santa”, “la oración”, interpela mi conciencia de pastor.
- Que lo que en esa carta dijimos aparezca como la “inauguración de un nuevo partido político”. me deja perplejo. Si es así, entonces ¡todo lo que no sea rezar es política y política partidista! ¡Todos los asuntos contingentes, o sea la realidad de la vida, quedan al margen de la fe, de la religión, de la moral y por consiguiente son terreno prohibido a los obispos!
- Y, sin embargo, la Iglesia tiene una “doctrina social”. El Santo Padre interviene como mediador entre Chile y Argentina por un “diferendo territorial”. La Comisión Pontificia “Justicia y Paz” se pronuncia sobre la “deuda externa”. El episcopado norteamericano escribe Pastorales sobre las “Armas Nucleares” o la “Política Económica” de su país. Y los obispos chilenos sólo podríamos hablar de la Cuaresma y de la Oración, ¿Por qué?
- El Cardenal Fresno ha entregado a sus fieles una hermosa Carta Pastoral sobre la Cuaresma. Pero eso no le impide como miembro del Comité Permanente, proponer algunas ideas para el bien del país. Todos los firmantes de la carta aludida procuramos ser fieles a la oración y a todos nuestros deberes pastorales. Pero la fe se vive en los asuntos contingentes, y al escribir la carta, creemos haber actuado como pastores, de la misma manera que cuando exhortamos a la oración o a la penitencia.
La Serena, 10 de marzo de 1987